Tomándome un descanso [Victoire]

La verdad es que no tenía pinta de ser una mañana muy prometedora. Como de costumbre estar en la biblioteca era bastante aburrido y más hoy que era sábado y los alumnos no pisaban la biblioteca ni aunque les pagasen por ello. Cogí uno de los libros más gordo de una de las estanterías y comencé a leerlo por encima, no tenía nada más interesante que hacer, pues tampoco me iba a poner a deambular por el castillo entablando conversación con los alumnos, a los cuales aún no conocía de nada, pues era nuevo y aún no me había relacionado con casi nadie. Quizás no era tan mala idea salir a los pasillos y relacionarme, pero hoy no tenía mi mejor día y normalmente estando de un humor de perros no se me daba bien relacionarme con los demás.
Tras unos minutos leyendo aquel libro, me levanté de la silla en la cual me encontraba y viendo que no había entrado ningún alumno decidí salir a dar una vuelta. Se me pasó por la cabeza ir a Hogsmeade, más concreto a Cabeza de Puerco. Antes, cuando aún estudiaba en Hogwarts, siempre me escapaba a aquel sitio y me encantaba, así que seguramente ahora me lo pasaría igual de bien, y bueno, tampoco tenía nada mejor que hacer. Cogí mis cosas, salí de la biblioteca y la cerré con un hechizo, para que nadie pudiera entrar en mi ausencia. Recorrí los pasillos del colegio con paso rápido, saludando con un gesto leve de mi cabeza a los pocos alumnos que conocía de haberlos visto en la biblioteca y después salí por las puertas del castillo aún con el mismo paso rápido, con dirección a Hogsmeade.
Seguí caminando con paso decidido al llegar a Hogsmeade, pensando en mis cosas. Sonreí de lado al llegar a mi destino: Cabeza de Puerco. Me encaminé veloz a la puerta y cuando entré noté como algunos de los allí presente me miraban. Yo no me fijé en nadie, puesto que nunca solía hacerlo. Me dirigí a la barra y pedí un whisky de fuego

Los sábados eran los mejores días de la semana, ¿cómo no serlos si con ellos comenzaba el fin de semana? Siempre lo había pensado, desde pequeña me encantaban estos días y ahora con el paso de los años se volvían mejores, se disfrutaban más ya que la semana solía ser estresante o cansina. Y este comenzaba a ser igual que los anteriores, había despertado temprano pero con varias horas de diferencia a las de ayer. La mañana la había pasado entre los apuntes de Auror y las risas causadas por mi familia y Ted.

Un día perfecto era lo que parecía pero había días que no deseabas nada de eso, solamente querías estar un rato tranquila y sola. Sola, una palabra rara y poco encontrada si te apellidabas Weasley, pocas veces se podía usar y menos el sentirla, siempre aparecía alguien en casa para romper esa soledad. Y era por eso que había marchado de allí sin ninguna dirección especial. No sabía como ni cuanto tiempo había caminado desde que me marchara de casa, pero

No sabía cómo ni cuánto tiempo había pasado caminando por Londres mágico hasta llegar a Hogsmeade, tampoco me había dado cuenta de que estaba allí o a donde me estaban llevando mis piernas hasta que choqué con alguien que salía de una tienda de allí. La señora salía de Cabeza de Puerco y yo parecía que entraba en el lugar, pedí disculpas, sintiendo como algunos de la taberna se volteaban para mirar lo que estaba pasando en la puerta.

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OFF: lo siento, tuve problemas de conexión u.u

Esperé a que la camarera me trajera mi whisky de fuego y cuando me lo sirvió le dediqué una leve sonrisa, al mismo tiempo que murmura un simple “gracias”. Cogí mi bebida y me senté en una de las pocas mesas que quedaban libres, pues Cabeza de Puerco se caracterizaba por ser una taberna muy popular, la cual siempre estaba repleta de gente y era un triunfo poder tomar un asiento allí.
Le di un trago a mi whisky mientras observaba todo a mí alrededor, analizando a cada uno de los presentes que allí había, era una manía que había adquirido desde hacía mucho tiempo, bueno, en realidad desde el accidente que había arruinado toda mi vida, de aquella manera intentaba saber a quien podía acercarme o no, aunque a veces las primeras impresiones no eran del todo correctas. Ese era uno de mis defectos, juzgaba a las personas demasiado pronto y sin ni si quiera conocerles de nada, no era algo que me removiera la conciencia, pero sí algo que muchos me reprochaban.
Seguí mirando a todos hasta que de repente se montó un barullo en la puerta de entrada de la taberna. Alcé una ceja mirando hacia la puerta y sonreí de lado al ver a una de las protagonistas del accidente. Yo conocía a aquella rubia, la conocía bastante bien. Me quedé mirándola, esperando a que ella me viera a mí, aunque no estaba del todo seguro de que aquello pasase y no me iba a poner a gritar en medio de la taberna, así que esperaría a ver si ella se acercaba a la barra y cuando lo hiciera me levantaría a hablar con ella


Off: tranquila, no hay problema