Experimentos a las tantas de la noche. [Joanna]

Tumbado, con los ojos cerrados en aquel césped verde y mojado. Un grupo de chicas pasaban mientras me tiraban piropos y yo sonreía de medio lado guiñándole un ojo a todas. Era el centro de la atención y eso era lo que más me gustaba. Decían que yo era uno de los chicos más sexys de Hogwarts, y estaba totalmente de acuerdo. Siempre estaba rodeado de chicas lindas aunque a las mayorías sólo las quería para pasar el rato y no aburrirme. Sabían complacerme en todo y siempre se lo agradecía pasando un día con ella, pero no sabían que en el fondo no me importaba en lo más mínimo.
El sol pegaba fuerte en mi cara, puse ambas manos en mi rostro para taparme mientras apretaba los ojos. Allí ya no se podía estar. Me levanté y a continuación busqué un sitio donde hubiera sombra pero los pocos sitios que había ya estaban ocupados.
Niños corriendo como locos, parejas dándose el lote, y amigos en grupos, eso es lo que había. Rodeado de bancos y árboles, y mariposas que revoloteaban por allí. Hoy era un día de esos de los que no tienes ganas de moverte y te tirarías todo el día acostado pero debía de hacer cosas, cosas que luego nunca hacía, sobre todo los copiados que me habían mandado ciertos profesores por no haber sido "educado" con ellos. Más adelante había niños sentado en un banco, lo cuál pensé en echarlos de allí pero de todas formas no dudaría mucho sentando en un banco a estas horas de la tarde con el sol, aunque pronto anochecería. Ya este castillo me aburría, no había sitios de peligro, sólo el bosque prohibido que aunque estaba rotundamente prohibida la entrada yo iba, pero era como si nada.
Antes de meterme en el castillo quería hacer algunas de las mías pero de repente se me vino una magnifica idea a la cabeza al ver que ciertos alumnos hablaban del pasillo prohibido. ¿Por qué no? Pocas veces había ido al pasillo prohibido así que sería buena idea experimentar cosas nuevas y correr peligro. Llegué allí en cuestión de poco tiempo, agarré mi varita por si las moscas y caminé con total seguridad. Estaba por unas de las calles del pasillo cuando un ruido se escuchó, ¿qué era? dudaba que hubiera alguien tan loco como yo y que esté a estas horas por aquí. Me escondí por unas de las columnas mientras le apuntaba con mi varita y pensaba en hacer algo si veía algo fuera de lo normal.

Vaya mierda de día, solo veía a los criajos de primero corriendo por ahí y a las parejas liándose y yo no estaba de humor para aguantarlas. Por eso en vez de estar en los jardines como todos, me fui a pasear por los alrededores. Estábamos en pleno invierno pero no se notaba tanto como los otros días, hoy no hacia tanto frio. Me aburría muchísimo, volví al castillo para encontrar alguien con quien meterme. En estos momento era cuando mas echaba de menos a mi querido mellizo. Porque con él siempre tenía algo que hacer y nos divertíamos metiéndonos con los demás. Pero no sabía dónde estaba Joseph y parecía que el destino no estaba de mi parte. Pero me equivocaba en cuanto entre al castillo, pude encontrar mi entretenimiento un asqueroso sangre sucia se atrevía ponerse en mi camino, ¡¡en el MIO!! Yo, que era la reina del colegio.

Pero además es que me había venido de coña. Porque me acerque a él con cara de pocos amigos como siempre que me acercaba a un sangre sucia o un traidor a la sangre. Le coge por el cuello de la túnica y le alce, yo parecía una chica sin fuerza pero eso solo eran apariencias podía ser tan dura como un hombre… de echo… lo era. Le dije que como se atrevía a cortarme el paso a mí, el se asusto al reconocerme era muy conocida en el colegio. Mucho ya me decían reina. Le tira hacia un lado con fuerza, no fuera a ser que se me pegara la estupidez del sangre sucia.

De pronto, recordé el pasillo prohibido. Un sitio que siempre me había llamado la atención pero que por una razón u otra nunca había ido. Así que me encamine rápidamente hacia allí, subiendo los escalones casi de dos en dos. Saque mi varita y me adentre en el pasadizo, allí había un silencio que podía ser hasta tétrico. Seguí caminando hasta que me parecía haber oído algo, me mantuve con mi varita en alto caminando con cuidado hasta que algo dentro de mi me dijo que lo que buscaba estaba detrás de la columna y gire hasta está apuntando a lo fuera y vi a un chico de mi misma casa. ¡Joder que susto me había dado!

Ese silencio me incomodaba. Era de esos silencios traicioneros que cuando menos te lo esperas hay alguien detrás tuya. Miraba con mucha atención cada uno de los rincones aunque era difícil, todo estaba muy oscuro y apenas se lograba ver las cosas. Había pensado en echar el hechizo de lumus solem pero tal vez sería demasiado arriesgado y podrían pillarme. Permanecía en el mismo sitio, inmóvil, con la varita en mi mano intentando no respirar demasiado fuerte. No sé exactamente lo que era, pero si hay una cosa de lo que estaba completamente seguro es que yo no estaba solo en aquel lugar. Mi corazón latía un poco más de lo normal, aunque me gustaba correr peligros y hacer travesuras. El viento movía mi cabello despeinado, y las puertas chirriaban, como en esas películas de terror. Tragué saliva y me dispuse a salir poco a poco de la columna, intentaba aparentar que no estaba asustado lo más mínimo. Asomé la cabeza pero no había nada, estaba vacío, suspiré y me agaché pegando mis manos a las rodillas. Luego me puse de nuevo correctamente y justamente cuando iba adentrarme más hacia los pasillos para ver que podía hacer, alguien estaba justo detrás de mí. Metí un salto y el corazón se me quedo encogido, rápidamente le apunté con la varita pero pude ver ese escudo tan bonito en su túnica verde. Tuvo suerte de ser una de las mías, si hubiera sido un Gryffindor ya le hubiera echado algún hechizo. Me acerqué a ella mientras la rodeaba y la miraba de arriba abajo desde atrás. -Vaya, vaya... Pero ¿A quién tenemos aquí? ¿qué haces por aquí tan sola?- Seguía caminando hasta quedar justo en frente de ella. Al parecer no era el único al que le gustaba las aventuras, mejor, sería más divertido estar acompañado sobre todo si era una chica de mi casa, nos entenderíamos bastante bien.

La verdad es que no tenía miedo de que me encontraran por sitios así porque yo tenía una suerte, era prefecta. Solo tenía que decir que estaba siguiendo a un niño de otra casa al que había visto meterse por aquí y listo. Era lo bueno de ser prefecta que podía hacer lo que me diera la gana, claro sin pasarme y siendo lista pero lo que quería. Pero me preguntaba quien estaba, porque aquel pasillo estaba prohibido para todos. Aun no sabía porque pero para todos, aunque gente como yo nos pasábamos lo prohibido por… el arco del triunfo. Pero cuando el chico se giro pude ver cómo me apuntaba con la varita estaba a punto de cogerle la muñeca y girarle la mano cuando se dio cuenta de que era la misma casa que la de él. Había tenido suerte de darse cuenta que era compañera suya porque no me habría achantado si hubiera tenido que girarle la mano, no señor.

Pero me dio una vuelta a mi alrededor, estaba mirándome estaba claro. Tenía un cuerpo escultural y lo decía a los 4 vientos, además de que era la reina del colegio. Por eso no me molestaba que me admiraran, eso no hacia más que aumentar mi crecido ego. Que ya de por si era muy grande, pero le mire. Tendría mi edad o como mucho un año menos que yo. Pero parecía buen compañero para estar por allí por la única razón de que era Slytherin. Le mire haciendo un movimiento de cabeza para quitar el pelo de mi rostro.

-Vaya, vaya ¿sabes que estar por aquí es peligroso? ¿Sabes que el haberte encontrado yo te puede traer problemas si yo quiero?

Dije sonriendo de lado, yo podía ser muy cabrona si quería. Estaba en mis genes joder a la gente, pero aquel día no tenía ganas de joder a un sangre pura. Si hubiera sido otra persona quizás sí que lo hubiese hecho pero con él no tenía ganas. Pero tenía suerte si hubiera sido un Gryffindor, un Ravenclaw o un estúpido Hufflepuff ya lo habría entregado a los profesores pero no, él era una serpiente como yo.

Gracias a dios había sido una Slytherin, no estaba dispuesto a escuchar tonterías o aguantar a niñatos de otra casa que no fuera la mía. "Todos eran detestables". Siempre, desde muy pequeño, escuchaba a mi padre hablar mal sobre ellos, decían que eran las personas más fracasadas y ridiculas de la tierra, y que esa gente sobraban en Hogwarts y hasta en el propio mundo. Si hubiera sido por él todos estarían muertos, al igual que por mí. Conocía a personas de gryffindor pero no me llevaba bien con ninguna, yo me dedicaba a hacerlos mosquear y a humillarlos, eso me encantaba. Intentaba echarle las culpas de cosas que no habían echo solo para que los expulsaran y así librarme de ellos. No había ni un tan sólo día en que me metiera con ellos, me reía y a todos le buscaba motes que después daba resultado, puesto que se le quedaba puesto por una larga temporada.

Seguía completando a la joven, era demasiado linda y perfecta, y para que pedir más; una de las mías. Pensaba que con más razón que nunca, había sido una gran idea venir a este lugar. Estaba delante de ella, mirando cada parte de su rostro y cuerpo, "estaba buenísima". Pero sus palabras me interrumpieron y reaccioné. -¿En serio?- Dije hablando en voz baja, pero lo suficiente para que ella se enterara. -No creo que usted sea tan mala como para delatarme- Susurré en su oído.
A continuación me alejé unos pasos hacia atrás, preguntándome que haría aquella joven allí. ¿Sería la prefecta? Ya que su respuesta daba lugar a eso. Aunque eso no me preocupaba, sé que nos llevaríamos bien por lo cual no tendría ningún problema a la hora de delatarme.

Unos segundos después me giré, dándole la espalda y caminando a paso muy lento hacia adelante. -¿Eres prefecta o algo? Porque de no ser así estaríamos en las mismas, también podrías meterte en grandes problemas aunque dudo que te importe, si no no estarías aquí- Mis ojos una vez más se clavaron en los suyos esperando su respuesta.

Era de mi casa, la verdad es que me había quedado con las ganas de meter a alguien de otra casa en problemas pero bueno, siempre estaba bien pasar tiempo con un compañero de casa. La verdad es que con la gente de las otras casas no me llevaba bien, solo me llevaba bien con dos Gryffindor. Con Kelyan porque era mi mejor amigo y debería haber ido a Slytherin y con Alexander porque me volvía loca. Pero bueno a él no le metería en líos, a menos que no se pasara de la raya conmigo. Yo era la reina del colegio y podía meterle en líos con solo chasquear los dedos. Le miraba a los ojos, se notaba que me estaba comiendo con la mirada. Al escucharle le mire y camine hasta ponerme a su lado, mis piernas eran largas y esbeltas y podía alcanzar a la gente con facilidad.

-Así es soy prefecta de Slytherin y si me diera la gana podría meterte en problemas. Pero te salvas porque eres un serpiente como yo y creo que nos llevaremos bien.

Le sonreí de lado, porque poca gente veía mi sonrisa completa. Solo mis mejores amigos como Kelyan, mi familia y… Alexander por mucho que yo lo negara. Le mire mientras caminábamos.

-Bueno, ¿que haces aquí? Por cierto soy Joanna Van Der Voort.

OFF: Siento la tardanza he tenido unos problemillas