Bienvenido
Bienvenido a Magic is Might, un foro basado en la tercera generación de la saga de Harry Potter. Este año se realizará el torneo de los tres magos, participaran del mismo Hogwarts {Inglaterra}, Magedumanis {Grecia} y Myeongmab {Corea del Sur}. Los campeones aun no han sido elegidos, sumate a esta aventura y participa del torneo, agregando tu nombre en el cáliz o simplemente apoyando a tu campeón.
Últimos temas
¿Quién está en línea?
En total hay 4 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 4 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 79 durante el Dom Oct 27, 2024 3:54 am
Censo de Estudiantes
Hogwarts 20 |
Magedumanis 15 |
Myeongmab 8 |
Copyright
El contenido del foro incluyendo el skin, el contenido intelectual pertenece, las imágenes del diseño son propiedad de los administradores del foro
Cualquier acción que pueda ser considerada plagio será denunciada. No copies, usa tu imaginación.
Cualquier acción que pueda ser considerada plagio será denunciada. No copies, usa tu imaginación.
Vaya... qué interesante... {Hugo; Rulos sersis}
2 participantes
Página 1 de 1.
Vaya... qué interesante... {Hugo; Rulos sersis}
Había tomado nuevamente un libro "prestado" de el aula de pociones. Mi andar por las mazmorras era muy común para los profesores y muy fastidioso para los alumnos de Slytherin pues allí se encontraba su sala común, pero, ¿y a mí qué?, no me interesaba para nada lo que les molestaba y lo que no. Tenían que aprender a convivir con nosotros, las personas normales, y si no lograban hacerlo pues... ¡Que se fuesen a un psicólogo!; Bajé rápidamente las escaleras que se encontraban junto a la mini biblioteca del aula y me dispuse a leer un poco, en busca de una buena poción que alegrara mi día. Mis pies se dejaron descansar sobre un banco mientras mi cuerpo se relajaba en otro, estaba sentada con los pies en alto leyendo la importancia de las pociones. Busqué detenidamente entre tantas una que me llamara la atención pero por el momento no encontraba algo verdaderamente bueno. Sabía que si un profesor entraba al aula sería rotundamente regañada y hasta me descontarían puntos por eso, pero no tenía miedo, más que un castigo ¿qué más me podía pasar? Estaba acostumbrada a ellos y, sinceramente, no me interesaban en lo más mínimo.
Pero como toda persona que intenta tener un momento de relajación es sumamente interrumpida por algo o alguien, así fue, no sé exactamente quien o que se encontraba al otro lado de la puerta, solo sé que estaba demasiado molesto como para darle más razones para seguir gritando. Rápidamente me escondí detrás de la pizarra y esperé hasta que se fuera, la persona amagó con abrir la puerta pero se marcho con un "ahora regreso". Eso no era bueno. ¿Con quien hablaba y porqué no había entrado?. Sin más remedio, y con el libro bajo mi brazo, decidí salir de allí. Comencé a caminar por los pasillos de las mazmorras en busca de una salida y finalmente, ¡No la encontré!. Me había perdido, como muchas otras veces me había pasado y como era costumbre de mi persona. Decidí no hacerme problema por ello, ya alguien pasaría en mi rescaté, por lo cual me recargué en una pared y lentamente me deslice hasta caer sentada en el suelo. Crucé mis piernas y abrí el libro de pociones nuevamente en busca de una buena poción, ahora con la grata suerte de encontrarla.
Pero como toda persona que intenta tener un momento de relajación es sumamente interrumpida por algo o alguien, así fue, no sé exactamente quien o que se encontraba al otro lado de la puerta, solo sé que estaba demasiado molesto como para darle más razones para seguir gritando. Rápidamente me escondí detrás de la pizarra y esperé hasta que se fuera, la persona amagó con abrir la puerta pero se marcho con un "ahora regreso". Eso no era bueno. ¿Con quien hablaba y porqué no había entrado?. Sin más remedio, y con el libro bajo mi brazo, decidí salir de allí. Comencé a caminar por los pasillos de las mazmorras en busca de una salida y finalmente, ¡No la encontré!. Me había perdido, como muchas otras veces me había pasado y como era costumbre de mi persona. Decidí no hacerme problema por ello, ya alguien pasaría en mi rescaté, por lo cual me recargué en una pared y lentamente me deslice hasta caer sentada en el suelo. Crucé mis piernas y abrí el libro de pociones nuevamente en busca de una buena poción, ahora con la grata suerte de encontrarla.
Fluido Explosivo
Exploding Fluid {Ingredientes: El cuerno, la cola, o el fluido de un Erumpent, polvos de hada negra y aguijón de billywig}
¿Os estáis preguntando por qué esta poción se fabrica solo con partes de una criatura mágica? Pues bien, he aquí la respuesta; El Erumpent, para los que no los sepáis, es un animal parecido a un rinoceronte, cuyo cuerno contiene un fluido o veneno que hace explotar en cuestión de segundos cualquier cosa a la se le aplique o inyecte.
Leí con atención, mientras analizaba en mi cabeza como conseguiría los ingredientes. Algunos ya los tenía en la mira pero otros se me haría algo más difícil y, si bien solo eran dos o tres, la tarea se había vuelto más un reto para mi persona y lograría hacerla cueste lo que cueste, aparte de que no parecía ser tan complicada. Seguí leyendo con atención mientras escuchaba como alguien se aproximaba a mí, pero nuevamente decidí no dar importancia a eso.
Heaven L. Phrekënjisk»Gryffindor - Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 26/12/2011
Re: Vaya... qué interesante... {Hugo; Rulos sersis}
Lo primero que pasó por la cabeza de Hugo, al mirarse al espejo, fue un ‘Cabrones’ tan resentido que hasta él se asombró. Por lo general, Hugo no era de los que insultaban o malmetían contra la gente; mucho menos por ser víctima de un par de bromas. A eso estaba acostumbrado -¡Por Circe, se había criado rodeado de Weasley!-, pero ya empezaban resultarle desagradable. Habían empezado casi de forma inocente y, poco a poco, habían llegado incluso a ensuciar su almohada de polvo ¡Era alérgico al maldito polvo! Se pasó toda la noche estornudando y, por la mañana, tuvo que ir a la enfermería porque le escocían y ardían los ojos demasiado para ser normal.
Y ahora, frente al espejo del baño, descubrió que tenía gran parte de sus rizos de un espantoso color verde. Sus ojos se abrieron con horror y llevó una de sus grandes manos a la cabellera castaña –ahora medio verde-. Se toqueteó los rizos teñidos, comprobando que eran de verdad. Casi parecía uno de esos punkis muggles. Arrastró la mano por toda la cara, dejándola sobre los ojos un segundo. Se apretó el puente de la nariz y respiró hondo. No es el fin del mundo, le dijo a su reflejo, se pasará en unas horas. Sonrió tragándose el enfado. Sacudió su pelo para peinarlo, como tenía por costumbre, y volvió a su habitación. Por suerte, vacía.
Sacó de su baúl uno de sus tantos gorros de lana. En concreto, uno tejido por su abuela de color grisáceo y bastante calentito. Se lo puso tapando casi por completo su pelo y apenas dejando fuera un par de mechones rizados de color castaño, en la parte del flequillo. Mientras se terminaba de arreglar para la tarde, fue pensando en cómo vengarse porque, obviamente, pensaba hacerlo. Le apetecía hacerles algo como mojar sus cepillos de dientes en el agua usada del inodoro, pero no pensaba pasarse tanto. Quizá un poco de pus de bubotubérculo sin diluir en sus calzoncillos les haría escarmentar. Tendrían sus partes plagadas de pústulas y no volverían a tocarle su pelo jamás. Con una sonrisa satisfecha se dirigió hacia las Mazmorras; en el armario del aula de Pociones debía haber pus sin diluir, para practicar las pociones antiacné. Pensaba robar un poco.
Estaba acostumbrado a escabullirse y colarse en sitios, así que no le fue complicado esquivar a la gente y conseguir lo que quería. Sin embargo, a la salida casi tropezó con uno de los prefectos de Slytherin. Maldiciendo entre dientes, tomó otro camino al acostumbrado. Después de deambular un rato, y de quejarse varias veces –hablaba solo cuando se aburría- sobre el frío que hacía en las mazmorras, distinguió a alguien en el suelo. Frunció las cejas confundido. ¿Qué clase de loco se paraba en medio de una mazmorra laberíntica a leer?
Su curiosidad siempre pudo más que él, y cuando se encontró a una distancia prudencial, consiguió identificar a la chica. La preciosa Heaven. Con una renovada sonrisa, se acercó a ella y se dejó caer a su lado, apoyando la espalda en la fría piedra de la pared.
—No es que me extrañe —saludó y aclaró, pensando en lo normal que se le hacía ver a Heaven donde menos lo esperaba— pero, ¿qué haces leyendo aquí?
Y ahora, frente al espejo del baño, descubrió que tenía gran parte de sus rizos de un espantoso color verde. Sus ojos se abrieron con horror y llevó una de sus grandes manos a la cabellera castaña –ahora medio verde-. Se toqueteó los rizos teñidos, comprobando que eran de verdad. Casi parecía uno de esos punkis muggles. Arrastró la mano por toda la cara, dejándola sobre los ojos un segundo. Se apretó el puente de la nariz y respiró hondo. No es el fin del mundo, le dijo a su reflejo, se pasará en unas horas. Sonrió tragándose el enfado. Sacudió su pelo para peinarlo, como tenía por costumbre, y volvió a su habitación. Por suerte, vacía.
Sacó de su baúl uno de sus tantos gorros de lana. En concreto, uno tejido por su abuela de color grisáceo y bastante calentito. Se lo puso tapando casi por completo su pelo y apenas dejando fuera un par de mechones rizados de color castaño, en la parte del flequillo. Mientras se terminaba de arreglar para la tarde, fue pensando en cómo vengarse porque, obviamente, pensaba hacerlo. Le apetecía hacerles algo como mojar sus cepillos de dientes en el agua usada del inodoro, pero no pensaba pasarse tanto. Quizá un poco de pus de bubotubérculo sin diluir en sus calzoncillos les haría escarmentar. Tendrían sus partes plagadas de pústulas y no volverían a tocarle su pelo jamás. Con una sonrisa satisfecha se dirigió hacia las Mazmorras; en el armario del aula de Pociones debía haber pus sin diluir, para practicar las pociones antiacné. Pensaba robar un poco.
Estaba acostumbrado a escabullirse y colarse en sitios, así que no le fue complicado esquivar a la gente y conseguir lo que quería. Sin embargo, a la salida casi tropezó con uno de los prefectos de Slytherin. Maldiciendo entre dientes, tomó otro camino al acostumbrado. Después de deambular un rato, y de quejarse varias veces –hablaba solo cuando se aburría- sobre el frío que hacía en las mazmorras, distinguió a alguien en el suelo. Frunció las cejas confundido. ¿Qué clase de loco se paraba en medio de una mazmorra laberíntica a leer?
Su curiosidad siempre pudo más que él, y cuando se encontró a una distancia prudencial, consiguió identificar a la chica. La preciosa Heaven. Con una renovada sonrisa, se acercó a ella y se dejó caer a su lado, apoyando la espalda en la fría piedra de la pared.
—No es que me extrañe —saludó y aclaró, pensando en lo normal que se le hacía ver a Heaven donde menos lo esperaba— pero, ¿qué haces leyendo aquí?
Off. Perdona si hay faltas o errores, no he tenido tiempo de corregir D:
Hugo B. Weasley»Gryffindor - Mensajes : 388
Fecha de inscripción : 24/12/2011
Re: Vaya... qué interesante... {Hugo; Rulos sersis}
Mi mirada continuaba paseando por las lineas y lineas de poción mientras mi cabeza buscaba la forma de encontrar los ingredientes que restaban. Mientras el tiempo seguía su curso, yo continuaba tan enfrascada en la lectura, que ni siquiera me daba cuenta de los movimientos que mi cuerpo hacía, pero en aquel instante me encontraba tumbada complétamente en el suelo de aquella mazmorra, mientras que mis pies se mantenían alzados en el aire y apoyados sobre la pared, como si en realidad estuviese sentada en ésta en lugar de como las personas normales deberían estarlo. El libro reposaba sobre mi estómago, alzado para que la lectura me fuese más fácil, pero poco a poco, la luz que había allí se me iba haciendo más pesada.
Pronto, la voz de la persona que había escuchado acercarse, me sacó de mis pensamientos, y alcé mi mirada hacia ella, aún tumbada en el suelo de aquella forma tan peculiar. No pude evitar que una sonrisota inmensa apareciese en mi rostro al ver que se trataba de Hugo. Sin duda uno de mis mejores amigos allí dentro. Solté el libro a un lado, y como pude giré, volviendo a quedar sentada como las personas normales. -¡Sonrisita bonita!-. Me abalancé sobre él y le achuché, un gesto tan normal en mi que ya estaría más que acostumbrado mi ruloso amiguito. Besé su mejilla a forma de saludo y le solté finalmente, sin separarme demasiado. Solté una pequeña risita al escucharle y seguidamente encogí mis hombros. -No te será de extrañar que me haya perdido en las mazmorras...-. Comenté mientras volvía a recoger mi libro del suelo, buscando de nuevo dicha página. Una vez la hube encontrado se la mostré, señalándole la poción que estaba pensando hacer. Nada más verla sabría que por mi mente estaba pasando una broma no muy buena. -¿Crees que en realidad sea imposible encontrar un Erumpent?-. Mi amigo era tan revoltoso como yo, por lo que quizá supiese donde se podían conseguir esos ingredientes, y estaba casi segurad e que se uniría a mi en la broma.
Pronto caí en la cuenta de que él también estaba allí abajo por alguna razón, puesto que nuestra sala común pillaba lo suficientemente retirada como para que no tuviésemos que pasar por allí para llegar a nuestro destino. -¿Y tú? ¿Qué haces por la cueva de las serpientes a estas horas?-. Pregunté, y me fijé detenidamente en el gorro de lana que llevaba puesto. No es que no estuviese acostumbrada a verle con gorritos de esos, puesto que era muy normal en él usarlos, además de que con sus rizos por fuera le quedaba tremendo, pero dentro del castillo no hacía tanto frío como para llevarlo puesto. -¿Y el gorro?-. Volví a preguntar, ahora si, alzando una ceja con curiosidad.
Pronto, la voz de la persona que había escuchado acercarse, me sacó de mis pensamientos, y alcé mi mirada hacia ella, aún tumbada en el suelo de aquella forma tan peculiar. No pude evitar que una sonrisota inmensa apareciese en mi rostro al ver que se trataba de Hugo. Sin duda uno de mis mejores amigos allí dentro. Solté el libro a un lado, y como pude giré, volviendo a quedar sentada como las personas normales. -¡Sonrisita bonita!-. Me abalancé sobre él y le achuché, un gesto tan normal en mi que ya estaría más que acostumbrado mi ruloso amiguito. Besé su mejilla a forma de saludo y le solté finalmente, sin separarme demasiado. Solté una pequeña risita al escucharle y seguidamente encogí mis hombros. -No te será de extrañar que me haya perdido en las mazmorras...-. Comenté mientras volvía a recoger mi libro del suelo, buscando de nuevo dicha página. Una vez la hube encontrado se la mostré, señalándole la poción que estaba pensando hacer. Nada más verla sabría que por mi mente estaba pasando una broma no muy buena. -¿Crees que en realidad sea imposible encontrar un Erumpent?-. Mi amigo era tan revoltoso como yo, por lo que quizá supiese donde se podían conseguir esos ingredientes, y estaba casi segurad e que se uniría a mi en la broma.
Pronto caí en la cuenta de que él también estaba allí abajo por alguna razón, puesto que nuestra sala común pillaba lo suficientemente retirada como para que no tuviésemos que pasar por allí para llegar a nuestro destino. -¿Y tú? ¿Qué haces por la cueva de las serpientes a estas horas?-. Pregunté, y me fijé detenidamente en el gorro de lana que llevaba puesto. No es que no estuviese acostumbrada a verle con gorritos de esos, puesto que era muy normal en él usarlos, además de que con sus rizos por fuera le quedaba tremendo, pero dentro del castillo no hacía tanto frío como para llevarlo puesto. -¿Y el gorro?-. Volví a preguntar, ahora si, alzando una ceja con curiosidad.
Off. Perdona lo corto >_<
Heaven L. Phrekënjisk»Gryffindor - Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 26/12/2011
Re: Vaya... qué interesante... {Hugo; Rulos sersis}
Hugo la recibió con gusto en sus brazos cuando ella se lanzó hacía él, apretándola contra sí y sonriendo sinceramente por primera vez en lo que llevaba de día. El largo pelo de la muchacha desprendía un aroma fresco y limpio que Hugo no pudo evitar aspirar disimuladamente. No le costaba admitirse ante sí mismo que se sentía un poco atraído por su mejor amiga; sería mentirse de una forma muy descarada y absurda. La veía bonita y estaba claro que era maravillosa. Pero sólo eso, eran amigos y lo serían siempre. Nada más.
Soltó una pequeña carcajada, de esas que hacían que echase la cabeza hacia atrás, al escuchar que se había perdido. Después de cinco años en el colegio, le parecía increíble que Heaven fuese incapaz de ubicarse en esas situaciones. Mientras veía de reojo cómo ella buscaba en el libro, Hugo rebuscó en sus bolsillos para comprobar que el frasquito de pus seguía allí. También para comprobar que permanecía fuertemente cerrado; sólo le faltaba que la broma le saliese al revés para coronar su día. Pero sí, el frasco estaba en su lugar. Volvió a prestar atención a su amiga, que le mostraba una de las pociones del libro. Ante su pregunta, Hugo frunció el ceño.
Para Hugo estaba clarísimo lo que pretendía Heaven, y la idea le resultaba atractiva. Se toqueteó la barbilla con concentración, antes de responder. —No creo que haya en Hogwarts—murmuró pensativo—. Sería peligroso si alumnos como nosotros lo encontraran—esbozó una maliciosa sonrisa, inclinándose hacia ella y chocando suavemente los hombros, empujándola en un gesto cómplice—. Pero quizá podamos encargarlo en alguna tienda de Hogsmeade y luego colarlo en el castillo—. Comenzó a mover la cabeza contra la pared, dándose pequeños golpecitos con los que pretendía poner en marcha sus ideas. Podía hablar con su tío George, decirle que era para un broma y quizá él le ayudaba a conseguirlo. Sin embargo, no estaba muy seguro porque, aunque su tío siempre les alentaba hacia el buen humor imaginativo, no solía colaborar abiertamente por los problemas que podría causarle con sus padres. La madre de Hugo era bastante exagerada cuando se trataba de eso; y Hugo no la podía culpar, ya que la mitad del año la pasaba castigado por hacer trastadas. —Creo que conozco una y no suelen hacer muchas preguntas—. Hugo se inclinó de nuevo sobre ella para hablarle de cerca, con ese aire confidencial que no presagiaba nada bueno, susurrando bajito y con tono divertido—. ¿Qué es lo que vamos a hacer estallar? Podríamos explotar a Filch, nadie le echaría en falta. En serio.
Volvió a su posición, dejándose arrastrar aún más por la pared quedando casi tumbado, y se removió un poco incomodo ante la pregunta. ¿Qué hacía él allí? Buscar un poco de justa venganza, pero no le gustaba dejar que los demás viesen esa faceta de él. Era vengativo y no le gustaba serlo. Se rascó el puente de la nariz, como siempre que no sabía qué hacer. Optó por la verdad, al fin y al cabo, sólo era Heaven y tenían la suficiente confianza. —Buscaba ésto. Lo he mangado del aula de pociones—. Hugo sacó de su bolsillo el frasco de pus de bubotubérculo y lo balanceó entre sus dedos, frente al rostro de su amiga—. ¿Y qué le pasa a mi gorrito? —evitó el tema de su pequeño problema capilar—. Estoy rematadamente sexy con él, lo sé. También sé que te cuesta soportar tanta seducción pero haz el esfuerzo, cariño—bromeó, poniendo aquel tono que hacía su voz mucho más gruesa, levantando las cejas hacia arriba con una sonrisa pícara y traviesa que hacía que sus hoyuelos se notasen mucho más.
Hugo B. Weasley»Gryffindor - Mensajes : 388
Fecha de inscripción : 24/12/2011
Re: Vaya... qué interesante... {Hugo; Rulos sersis}
Los mimos eran una de mis debilidades desde siempre, y recibir abrazos, besos, caricias o simplemente darlas, me encantaba. Mis amigos, los que mejor me conocían, lo sabían y, para que engañarnos, los que no eran mis amigos también. Era muy normal verme por los pasillos encaramada a la espalda de Hugo, colgada cual koala de Christopher o abrazando amorosamente a Felicity. En aquel instante, cuando mi amigo me apretó contra sí en aquel abrazo tan osezno, me sentía feliz. Era facilísimo hacerme feliz... era más simple que un helado de vainilla.
Tras explicarle que estaba allí sentada, en el frío suelo de una mazmorra un tanto tétrica, porque me había perdido. Soltó una de esas carcajadas peculiares en él, contagiosas. Hugo, además de tener una melena envidiable, con sus rulos estilosos y preciosos, tenía una sonrisa que cualquiera querría tener, y a mi, particularmente, me encantaba. Era por ello que, entre sus miles de motes proporcionados por mi, se encontraban 'sonrisita bonita', 'ruloso estiloso' o 'rulos sersis'. Como ya he mencionado arriba, yo era muy simple, por lo que mis apodos eran tan simples como yo.
Cuando le mostré el libro con la poción, puso su peculiar cara de pensar, una que a mi en ocasiones me hacía demasiada gracia, por lo que acababa riendo, pero aquella vez no me dio tiempo, dado que una idea rondó su cabeza demasiado rápido. Estaba usando el plural, por lo que estaba admitiendo que le había gustado la idea y que me ayudaría con ella. Lo sabía, sabía que mi pequeño rulos sersis estaría conmigo en aquella. -¿De verdad crees que no nos preguntarían para qué queremos un cuerno, fluido o cola de un Erumpent?-. Pregunté, frunciendo el ceño con suavidad. Si así era, esa tienda sería la indicada para nosotros, pero teníamos que salir de Hogwarts y no sabía si él, tal y como estaban las cosas y siendo sobrino de quien era, podría hacerlo. Me llevé un mechón de pelo a la boca, mordiéndolo con suavidad (maldita manía la mía) mientras dejaba la mirada perdida en el suelo, pensativa. Si nadie le pillaba podría hacerlo, y yo era la reina de las escabullidas. Su pregunta me sacó de mis pensamientos. Le miré sonriendo con diversión y no pude evitar soltar una carcajada ante su genial idea. -Si, la verdad es que es una idea atractiva... pero yo estoy en contra de la matanza de animales-. Bromeé divertida, soltando otra carcajada. Filch era odioso, todos le teníamos mucha manía, pero teníamos que aguantarnos con lo que había. -No... había pensado en hacer explotar los inodoros del baño de prefectos del 5º piso. Estoy harta de que ellos tengan mejor vida que nosotros-. Le expliqué. Sería muy divertido ver a Filch gritar mientras corría despavorido en busca de la directora. Además, no dejaríamos evidencias, nadie sabría que habíamos sido nosotros. Quizá habría sospechas, pero sin pruebas no hay delito.
Me senté más cómodamente en el suelo, dejando el libro a un lado y miré a mi amigo, el cual se encontraba medio recostado ya contra la pared. Pareció pensarse si contarme lo que tenía en mente y, vale, no le culpaba, no es que fuese la más adecuada para guardar secretos, pero en el fondo me molestaba que no lo hiciese. Pronto, pareció darse cuenta al parecer, me confesó que había bajado a mangar algo del aula de pociones. -Anda, ya hemos venido a lo mismo-. Dije señalando el libro. Miré el frasco, el cual balanceaba frente a mi rostro y fruncí el ceño. Parecía pus de bubotubérculo. Vaya, lo había usado en varias ocasiones para bromas no muy agradables. -¿Y para qué es? Si puede saberse, claro-. Pregunté.
Pronto, su comentario egocéntrico de broma me hizo reír. -Es que no puedo aguantarlo, Hugo, me vuelves tan loca que cada vez que estoy contigo no se ni lo que digo...-. Continué la broma mientras ponía una mano en su pecho, fingiendo deseos que, a pesar de que a veces si era cierto que me atraía, no sentía para nada. Él y yo éramos amigos, nada más que eso. Aunque si que había admitido en un par de ocasiones que él era mi amor platónico. ¿Y de quién no? Era jodidamente perfecto. Pero no pasaba de ahí. La amistad con él era para siempre, y era lo único que tenía seguro.
Tras explicarle que estaba allí sentada, en el frío suelo de una mazmorra un tanto tétrica, porque me había perdido. Soltó una de esas carcajadas peculiares en él, contagiosas. Hugo, además de tener una melena envidiable, con sus rulos estilosos y preciosos, tenía una sonrisa que cualquiera querría tener, y a mi, particularmente, me encantaba. Era por ello que, entre sus miles de motes proporcionados por mi, se encontraban 'sonrisita bonita', 'ruloso estiloso' o 'rulos sersis'. Como ya he mencionado arriba, yo era muy simple, por lo que mis apodos eran tan simples como yo.
Cuando le mostré el libro con la poción, puso su peculiar cara de pensar, una que a mi en ocasiones me hacía demasiada gracia, por lo que acababa riendo, pero aquella vez no me dio tiempo, dado que una idea rondó su cabeza demasiado rápido. Estaba usando el plural, por lo que estaba admitiendo que le había gustado la idea y que me ayudaría con ella. Lo sabía, sabía que mi pequeño rulos sersis estaría conmigo en aquella. -¿De verdad crees que no nos preguntarían para qué queremos un cuerno, fluido o cola de un Erumpent?-. Pregunté, frunciendo el ceño con suavidad. Si así era, esa tienda sería la indicada para nosotros, pero teníamos que salir de Hogwarts y no sabía si él, tal y como estaban las cosas y siendo sobrino de quien era, podría hacerlo. Me llevé un mechón de pelo a la boca, mordiéndolo con suavidad (maldita manía la mía) mientras dejaba la mirada perdida en el suelo, pensativa. Si nadie le pillaba podría hacerlo, y yo era la reina de las escabullidas. Su pregunta me sacó de mis pensamientos. Le miré sonriendo con diversión y no pude evitar soltar una carcajada ante su genial idea. -Si, la verdad es que es una idea atractiva... pero yo estoy en contra de la matanza de animales-. Bromeé divertida, soltando otra carcajada. Filch era odioso, todos le teníamos mucha manía, pero teníamos que aguantarnos con lo que había. -No... había pensado en hacer explotar los inodoros del baño de prefectos del 5º piso. Estoy harta de que ellos tengan mejor vida que nosotros-. Le expliqué. Sería muy divertido ver a Filch gritar mientras corría despavorido en busca de la directora. Además, no dejaríamos evidencias, nadie sabría que habíamos sido nosotros. Quizá habría sospechas, pero sin pruebas no hay delito.
Me senté más cómodamente en el suelo, dejando el libro a un lado y miré a mi amigo, el cual se encontraba medio recostado ya contra la pared. Pareció pensarse si contarme lo que tenía en mente y, vale, no le culpaba, no es que fuese la más adecuada para guardar secretos, pero en el fondo me molestaba que no lo hiciese. Pronto, pareció darse cuenta al parecer, me confesó que había bajado a mangar algo del aula de pociones. -Anda, ya hemos venido a lo mismo-. Dije señalando el libro. Miré el frasco, el cual balanceaba frente a mi rostro y fruncí el ceño. Parecía pus de bubotubérculo. Vaya, lo había usado en varias ocasiones para bromas no muy agradables. -¿Y para qué es? Si puede saberse, claro-. Pregunté.
Pronto, su comentario egocéntrico de broma me hizo reír. -Es que no puedo aguantarlo, Hugo, me vuelves tan loca que cada vez que estoy contigo no se ni lo que digo...-. Continué la broma mientras ponía una mano en su pecho, fingiendo deseos que, a pesar de que a veces si era cierto que me atraía, no sentía para nada. Él y yo éramos amigos, nada más que eso. Aunque si que había admitido en un par de ocasiones que él era mi amor platónico. ¿Y de quién no? Era jodidamente perfecto. Pero no pasaba de ahí. La amistad con él era para siempre, y era lo único que tenía seguro.
Heaven L. Phrekënjisk»Gryffindor - Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 26/12/2011
Re: Vaya... qué interesante... {Hugo; Rulos sersis}
En el último verano, Hugo había probado demasiadas cosas nuevas de las que prefería no hacer alarde. No es que las ocultase -no lo hacía-, pero tampoco iba comentándolo con todo el mundo. Por más extrovertido que Hugo fuese había temas que, simplemente, prefería evitar. Algunos de esos temas eran sus borracheras del verano a base de Whisky de Fuego y su virginidad. O, más bien, su no virginidad. Esas cosas sólo las sabían un puñado de personas y Heaven se podía contar entre ellas. —¿Te acuerdas de las cartas que te envié en verano? Te conté lo de la tía esa con la que... —Hugo calló e hizo un movimiento con las cejas, que dejaba bastante claro a qué se refería. Le incomodaba el asunto, especialmente porque la chica le sacaba cinco años. Lo que sus compañeros considerarían toda una proeza, a él sólo conseguía avergonzarle. Había estado tan borracho que ni siquiera se había fijado en el quién. —Es la hija del dueño, si se lo pido yo no pondrá problemas. Sólo habría que ver cómo hacemos para colarlo, el encargo lo puedo hacer por lechuza. Pero me preocupa más el dinero, dudo que vaya a ser barato algo como eso —concluyó, con el tono pensativo de nuevo. Sus padres siempre le controlaban mucho los gastos que tenía y el dinero que recibía siempre era el justo para sobrevivir; si quería algún capricho fuera del presupuesto normal, se lo compraban ellos. Nunca le daban el dinero directamente. Con Rose la cosa era diferente, siempre la dejaban hacer y deshacer a su antojo. ¿Pero él? No. Su madre estaba convencida de que todo el dinero sería derrochado en tonterías para bromas y, había que admitir, que su madre no se equivocaba casi nunca.
Su resoplido de fastidió acabó trasformado en uno de risa, al escuchar cómo Heaven le seguía la broma. Después, consideró la idea de los baños. No era un mal plan, siempre había querido hacerlo. Tendrían que asegurarse de que no había nadie dentro, pero sería fácil si conseguían sonsacarle la contraseña a alguien. —Me gusta tu mente criminal—comentó con una risilla que acompañó de un suave pellizco en las costillas de ella.
Poco a poco, se fue resbalando más por la pared. Tal y como le pasaba cuando estaba en clase. Realmente, Hugo era de los que no podían estarse quietos mucho tiempo, y eso que le gustaba. No hacer nada y estar tirado por ahí eran sus pasatiempos favoritos, pero era incapaz de llevarlos acabo durante demasiado rato. Se desperezó y, de paso, volvió a guardar el pus en la seguridad de su bolsillo. —Qué maleantes somos...—murmuró, con su típica sonrisa traviesa—. Digamos que mis compañeros de habitación no van a poder mear a gusto en unos días. Pero en mi defensa diré que empezaron ellos.
Hugo sonrió ante las siguientes palabras de su amiga. Agarró suavemente la mano que ella tenía en su pecho y de un tirón, algo más brusco que el anterior movimiento, la pegó a él para apretujarla cariñosamente entre sus brazos, mientras sus manos le buscaban las cosquillas en el costado.—Heaven está loquita por mí, loquita por mí —canturreó entre risas, sacando a flote toda su inmadurez. En el forcejeo notó cómo su gorro descendía por su cabeza, dejando a la vista, con toda probabilidad, su pelo verde. —Uy, creo que se acaba de desvelar mi problema capilar. No te rías. —advirtió antes de liberarla.
Off. Mil perdones por el post cutre. Estoy malito con fiebre, ten piedad. La misma excusa te pongo si encuentras incoherencias y/o errores. Me he hecho un lío con la escena y no me puedo concentrar mucho con el resfriado; lo sieeeeeeento *3*
Hugo B. Weasley»Gryffindor - Mensajes : 388
Fecha de inscripción : 24/12/2011
Re: Vaya... qué interesante... {Hugo; Rulos sersis}
Mi mirada seguía posada en la nada y mi cabeza pensativa solamente se centraba en escuchar, de fondo, las palabras que Hugo decía. Mientras me sobaba la barbilla giré mi rostro para encontrarme con los ojos de mi moreno amigo. Asentí suavemente con la cabeza al escucharle. -Si... me acuerdo-. Murmuré, sonriendo de forma divertida mientras rodaba los ojos con suavidad. Sabía que Hugo no se sentía nada orgulloso de haber perdido su virginidad con una chica cinco años mayor que él, es más, le avergonzaba acordarse de ello, pero yo nunca le había juzgado. Eso es lo que hacían los amigos ¿no? apoyar incondicionalmente y sin juzgar, y yo esa norma la seguía a rajatabla, supongo que por esa razón él confiaba en mi. Continuó hablando y yo sonreíc on suavidad. -Enchufe con el jefe ¿no? menudo pillo estás tu hecho...-. Comenté con una sonrisita y enseñándole la lengua. Me encantaba picarle, pero él mejor que nadie sabía que solamente lo hacía de broma, que para nada pretendía incomodarle. Lo del dinero me hizo rodar los ojos. Eso no era problema para mi. No es que fuese una chica que gastaba mucho dinero, por lo que, desde hacía 5 años, había estado guardando el que Nana me enviaba cada mes. Quizá si ahora me ponía a contarlo, era más rica que cualquier estirado de aquel colegio. -Tranquilo... el dinero no es problema. Haz el pedido y cuando te digan el precio, coméntamelo y te lo daré-. Finalicé. ¿Tanto para una broma? Os preguntaréis. Y si, la respuesta es si, cuando Heaven Luna Phrekënjisk hacía una broma, ésta era a lo grande... quizá la razón por la cual casi siempre acababan pillándome.
Me reí, encogiendo mi cuerpo al notar como pellizcaba mis costillas, haciéndome algo de cosquillas. Amaba las cosquillas, pero en realidad me ponía muy nerviosa cuando de ellas se trataba, no era buena idea. Fruncí los labios, esta vez de forma curiosa y le miré divertida. -¿Es cierto que tus tíos lo hicieron en sus años en Hogwarts?-. No podía callarme la pregunta, estaba segura de que le habían contado las batallitas de los gemelos Weasley más de una vez y él debía saberlo mejor que nadie. -Debo decirte, querido amigo mío, que siempre he sido fan de sus proezas...-. Expliqué. Sabía que uno de ellos, desgraciadamente, ya no se encontraba entre nosotros, pero no podía evitar amarle de todas formas.
Finalmente me confesó que el pus era para sus compañeros de habitación. -Que orgullosa me siento de ti...-. Comenté de forma divertida mientras le daba un codazo amistoso en las costillas. Hugo y yo éramos una parte de los más vigilados en Hogwarts, siempre liando cosas nuevas, chachis, pero imposibles de corregir después. Claro estaba que siempre teníamos cuidado de que las cosas no fuesen tan graves como para que nos expulsasen de Hogwarts. No me gustaría ver la cara de Nana cuando me viese aparecer con mis cosas en mitad de curso, portando una carta de la directora en la que se comunicaba mi expulsión. Le rompería el alma.
Cuando comenzó el forcejeo, en el cual salió a relucir el Hugo que a mi más me gustaba, el juguetón e infantil, comencé a removerme como una lagartija, pues me había buscado las cosquillas encontrándolas de forma rápida (quizá porque en mi era facilísimo, pues las tenía prácticamente en todo el cuerpo). En ese lapso de tiempo, su gorro descendió un poco, dejando a la vista unos rizos verdes muy poco comunes en mi amigo. Abrí los ojos desmesuradamente y escuché sus palabras. Dijo que no me riese... pero... joder... ¿cómo no hacerlo? Estaba la mar de gracioso. Intenté mantener la compostura, mordiéndome las mejillas por dentro para intentar no reírme. -Así... pareces un... leprechaun-. Y dicho esto, comencé a reírme a carcajada limpia, sin poder evitarlo. -Te queda muy... mono... pjjjjajajaja-.
Me reí, encogiendo mi cuerpo al notar como pellizcaba mis costillas, haciéndome algo de cosquillas. Amaba las cosquillas, pero en realidad me ponía muy nerviosa cuando de ellas se trataba, no era buena idea. Fruncí los labios, esta vez de forma curiosa y le miré divertida. -¿Es cierto que tus tíos lo hicieron en sus años en Hogwarts?-. No podía callarme la pregunta, estaba segura de que le habían contado las batallitas de los gemelos Weasley más de una vez y él debía saberlo mejor que nadie. -Debo decirte, querido amigo mío, que siempre he sido fan de sus proezas...-. Expliqué. Sabía que uno de ellos, desgraciadamente, ya no se encontraba entre nosotros, pero no podía evitar amarle de todas formas.
Finalmente me confesó que el pus era para sus compañeros de habitación. -Que orgullosa me siento de ti...-. Comenté de forma divertida mientras le daba un codazo amistoso en las costillas. Hugo y yo éramos una parte de los más vigilados en Hogwarts, siempre liando cosas nuevas, chachis, pero imposibles de corregir después. Claro estaba que siempre teníamos cuidado de que las cosas no fuesen tan graves como para que nos expulsasen de Hogwarts. No me gustaría ver la cara de Nana cuando me viese aparecer con mis cosas en mitad de curso, portando una carta de la directora en la que se comunicaba mi expulsión. Le rompería el alma.
Cuando comenzó el forcejeo, en el cual salió a relucir el Hugo que a mi más me gustaba, el juguetón e infantil, comencé a removerme como una lagartija, pues me había buscado las cosquillas encontrándolas de forma rápida (quizá porque en mi era facilísimo, pues las tenía prácticamente en todo el cuerpo). En ese lapso de tiempo, su gorro descendió un poco, dejando a la vista unos rizos verdes muy poco comunes en mi amigo. Abrí los ojos desmesuradamente y escuché sus palabras. Dijo que no me riese... pero... joder... ¿cómo no hacerlo? Estaba la mar de gracioso. Intenté mantener la compostura, mordiéndome las mejillas por dentro para intentar no reírme. -Así... pareces un... leprechaun-. Y dicho esto, comencé a reírme a carcajada limpia, sin poder evitarlo. -Te queda muy... mono... pjjjjajajaja-.
Off. Perdón... por la tardanza y por la fucking shit de post e_e no estaba muy allá de inspiración... xD
Heaven L. Phrekënjisk»Gryffindor - Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 26/12/2011
Re: Vaya... qué interesante... {Hugo; Rulos sersis}
Había preferido ignorar el pequeño comentario de Heaven, limitándose sacarle la lengua tal y como ella hacía, pero exagerando el gesto como de costumbre. No es que la broma le hubiese molestado, ni mucho menos. Sabía que su amiga no tenía malicia de ese tipo. Pero odiaba recordar lo irresponsable que había sido. Él era un chico romántico, en cierto sentido, y le hubiese gustado que su primera vez fuese con alguien a quien hubiese querido y no una chica prácticamente desconocida. Apretó los dientes y se ordenó no volver a pensar en ello. Aunque tampoco había mucho que pensar, ni siquiera recordaba nítidamente el suceso. Cuando Heaven volvió a hablar, de nuevo se limitó a un gesto. Asintió la cabeza, en señal de aprobación, si ella podía pagarlo no sería él quien se opusiese. En cuanto encontrara un rato libre, y de esos tenía muchos, enviaría una carta. Probablemente la chica se empeñase en quedar con él. Por algún motivo extraño que se escapaba del conocimiento y comprensión de Hugo, ella creía que ahora tenían una especie de conexión. Una relación, un lazo que les unía o alguna memez de ese estilo. Llevaba evitándola algún tiempo pero podría soportar un par de cartas pastelosas, de esas que con sólo un vistazo ya puedes sentir las caries formándose, por gastar una buena trastada y por ver sonreír a su mejor amiga.
Eso sí, ni bajo la Imperius volvería a verla en persona. Con aquella forma exagerada que tenía la chica de batir las pestañas cuando le veía, pillaría una pulmonía. O aquellos golpes de melena, que ella creía que la hacían ver sexy, y que hacían que Hugo pensase que intentaba sacarle un ojo con el pelo.
Hugo encogió un hombro ante su pregunta. No tenía ni idea de si lo habían hecho sus tíos o no, solían contarles tantas jugarretas que acaba por olvidar algunas para almacenar otras. Solía contárselas su padre y, algunas veces, su tío George también comenzaba, pero nunca terminaba de relatárselas. Hugo podía ser un poco bruto, pero sabía identificar aquella mirada vacía que ponía su tío en mitad de las historias, para acabar callado y taciturno. Nadie insistía nunca. Volvió a encoger los hombros, sin saber muy bien qué decir. —La verdad es que no tengo ni idea, pero hay pocas cosas que mis tíos no hicieran —el tonillo de orgullo con el que decía aquello, habría preocupado a cualquier adulto o persona responsable, por supuesto. Con una nueva sonrisa extendiéndose por su rostro, continuó—; Proezas. Esa es la palabra, pequeña. Y espero que no nos pillen, me tienen bien fichado. Una más y le enviarán una lechuza a mi madre, y cualquiera la soporta después... bueno, y a Rose. Que también es muy pesada cuando quiere —dejó caer, con un largo y dramático suspiro. Ya se imaginaba la cara de su madre leyendo una carta de la Directora. También se imaginaba el Vociferador y aquella forma irritante de decir su nombre completo como si se tratase de una única palabra; HugoBiliusWeasley.
Cuando Heaven le codeó, él sólo sonrió con satisfacción. Sí, sus compañeros aprenderían una valiosa lección; no era aconsejable meterse con un Weasley, y no únicamente porque pudiesen ir todos sus millones de familiares a darte una paliza, si no porque un Weasley siempre, siempre devuelve la broma el doble. Al menos, todo Weasley que se precie como tal.
Ahora, y después del pequeño forcejeo, Hugo entrecerró los ojos al ver como Heaven se reía de él. Pero finalmente se rindió ante la contagiosa risa de su amiga y su absurdo comentario. Bien imaginaba él cuánto le gustaban a ella los leprechauns, y no los de pelo verde precisamente. Le propinó un suave empujón en el hombro. —A mí todo me queda mono —controlando su risa Hugo sacudió su pelo, como una diva, imitando justamente a la chica de la tienda. —Tú ríete todo lo que quieras, pero lo pondré de moda. Ya verás, todos querrán tener el pelo como yo. Especialmente los Slytherins, tiempo al tiempo. —bromeó, con aquel falso tono de seriedad. Después volvió a sonreír—. Ya sabes por qué voy a echarles pus a esos capullos, me están tocando la moral —y hablaba muy en serio, a pesar de que pocas cosas le molestaban realmente.
Eso sí, ni bajo la Imperius volvería a verla en persona. Con aquella forma exagerada que tenía la chica de batir las pestañas cuando le veía, pillaría una pulmonía. O aquellos golpes de melena, que ella creía que la hacían ver sexy, y que hacían que Hugo pensase que intentaba sacarle un ojo con el pelo.
Hugo encogió un hombro ante su pregunta. No tenía ni idea de si lo habían hecho sus tíos o no, solían contarles tantas jugarretas que acaba por olvidar algunas para almacenar otras. Solía contárselas su padre y, algunas veces, su tío George también comenzaba, pero nunca terminaba de relatárselas. Hugo podía ser un poco bruto, pero sabía identificar aquella mirada vacía que ponía su tío en mitad de las historias, para acabar callado y taciturno. Nadie insistía nunca. Volvió a encoger los hombros, sin saber muy bien qué decir. —La verdad es que no tengo ni idea, pero hay pocas cosas que mis tíos no hicieran —el tonillo de orgullo con el que decía aquello, habría preocupado a cualquier adulto o persona responsable, por supuesto. Con una nueva sonrisa extendiéndose por su rostro, continuó—; Proezas. Esa es la palabra, pequeña. Y espero que no nos pillen, me tienen bien fichado. Una más y le enviarán una lechuza a mi madre, y cualquiera la soporta después... bueno, y a Rose. Que también es muy pesada cuando quiere —dejó caer, con un largo y dramático suspiro. Ya se imaginaba la cara de su madre leyendo una carta de la Directora. También se imaginaba el Vociferador y aquella forma irritante de decir su nombre completo como si se tratase de una única palabra; HugoBiliusWeasley.
Cuando Heaven le codeó, él sólo sonrió con satisfacción. Sí, sus compañeros aprenderían una valiosa lección; no era aconsejable meterse con un Weasley, y no únicamente porque pudiesen ir todos sus millones de familiares a darte una paliza, si no porque un Weasley siempre, siempre devuelve la broma el doble. Al menos, todo Weasley que se precie como tal.
Ahora, y después del pequeño forcejeo, Hugo entrecerró los ojos al ver como Heaven se reía de él. Pero finalmente se rindió ante la contagiosa risa de su amiga y su absurdo comentario. Bien imaginaba él cuánto le gustaban a ella los leprechauns, y no los de pelo verde precisamente. Le propinó un suave empujón en el hombro. —A mí todo me queda mono —controlando su risa Hugo sacudió su pelo, como una diva, imitando justamente a la chica de la tienda. —Tú ríete todo lo que quieras, pero lo pondré de moda. Ya verás, todos querrán tener el pelo como yo. Especialmente los Slytherins, tiempo al tiempo. —bromeó, con aquel falso tono de seriedad. Después volvió a sonreír—. Ya sabes por qué voy a echarles pus a esos capullos, me están tocando la moral —y hablaba muy en serio, a pesar de que pocas cosas le molestaban realmente.
Off. Y el mío cutre no, lo siguiente. Sooooooorry >.<
Hugo B. Weasley»Gryffindor - Mensajes : 388
Fecha de inscripción : 24/12/2011
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Nov 07, 2012 7:03 pm por Kim Maeh Ri
» Choosen 6 Afiliación Élite
Jue Sep 27, 2012 1:05 am por Invitado
» oxford university || elite
Jue Sep 06, 2012 4:37 pm por Invitado
» Return to the Stage // Normal
Jue Ago 16, 2012 1:40 am por Invitado
» digimon rol elite
Jue Ago 02, 2012 12:58 pm por Invitado
» DueRougue {Afiliación Élite}
Mar Jul 31, 2012 6:35 am por Invitado
» Saint Seiya Warsong Gulch
Jue Jul 19, 2012 10:54 am por Invitado
» Little Hangleton {Foro Necesita Ayuda Urgente}NormAl
Lun Jul 16, 2012 11:59 pm por Invitado
» Full metal Alchemist: The Destiny [normal]
Jue Jul 12, 2012 4:24 am por Invitado