Así limpiaba, así, así. [Chris]

Y este será al fin mi lugar. Nadie, escondido. Perfecto. Miles de pasadizos, ahora no se como recordaré el camino, pero pensar que he encontrado un lugar donde estar me hace sonreír. Me lo he agenciado. Ahora es mio. Cuando le quite el polvo igual mejora.

He tardado seis cursos hasta encontrar un lugar para mi, ni la sala común, ni la biblioteca. Eso no son lugares donde poder esconderse, donde ser yo misma sin que se dediquen a judgar, por eso creo que este aula abandonada será más efectiva. Aquí podré dormir sin que a nadie le molesten mis ronquidos (?).

Después de deshacerme mágicamente, para algo soy maga, de las cosas que no quiero, como un armario estropeado... bajo a mi sala común para hacerme con algunas de mis cosas y llenar el baúl de libros, posters y secretos. Busqué a un alumno fácil de engañar, y conseguí que me llevará mis cosas tan cerca como encontré prudente.
Tras entregarle algo de dinero, le despache y volví a mi pequeño lugar.

Como poco amante de la magia, cogí una tela vieja y comencé a quitarle el polvo a las cosas que iba encontrando, sumiéndome completamente en mi nueva tarea. Me quede maravillada por las cosas que iba encontrando, y ahora en mano encontré una foto enmarcada. Vieja. De antiguos alumnos de este lugar, y sonreí pensando que algún día la gente no se preocupó de la guerra de los dos bandos, si no de su felicidad.

¿Qué tiene de malo vivir en un colegio con miles de estudiantes? Nada. ¿Es posible intentar alejarse de todo ese mundo? Claro que si ¡Já! Nadie se puede tragar esas palabras. Al parecer mi intento de escondite se ha visto expuesto ante un compañero de mi casa, quien ha pensado que era buena idea darme un susto de muerte. Podía avisar o algo.

Al no esperarme que nadie apareciera tras de mi, esa voz a mi espalda hizo que de mis manos cayera la foto que tenía, rompiendo el marco y el cristal, el cual ahora yacía hecho añicos a mis pies.

- Mierda, Jode*...- Y varias palabras feas que no se podrían usar en horario infantil, así que las resumo en un largo y horrible "piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii", me giro para darme la vuelta y miro de arriba a abajo al chico. Bueno, él no tenía la culpa de que yo fuera una patosa en potencia, así que después de mis tres minutos de despotricar sonreí como si me fuera la vida en ello.

Me agache para recoger los trozos más grandes y apartarlos a un lado, para que nadie sufriera un accidente. (Cuidado, cristales del tamaño de un alfiler se te pueden clavar en el zapato) y volví a dirigir mi mirada al chico rubio. Que cara de cansancio llevaba, como su llevase un buen rato corriendo. Parecía cansado, pero no me iba a compadecer de quien había descubierto mi lugar ahora ya no tan secreto.

- Escapar...¿ Ocurre algo?.-

Me alarmé, la preocupación inundó mi rostro, me temía lo peor. Yo no quería entrar en la estúpida guerra entre los del lado de Harry Potter y los otros, pero quisiera o no, eso estaba ahí, y era una gran amenaza para los alumnos. Me levante de golpe, sacando mi varita y apuntando hacia la puerta. Me preocupaba, no tanto mi vida si no el no hacer nada para salvar la del chico, el cual no sabía ni su nombre. Quiero ser útil. Tengo que ser útil. Y no permitiria que nada malo pasara delante mis propias narices.