I could keep looking at you forever.. [Dong Woon]

Extraño a decir verdad. He aquí un recuerdo no muy lejano, de comienzo de mi séptimo año pero no por ser reciente deja de ser importante, al menos para mí. Durante las vacaciones papá volvió a mencionarme que pronto debería unirme a los mortífagos y tener la marca tenebrosa, pues yo le había dicho que deseaba ser mayor de edad cuando me convirtiera en una de ellas, cosa que era excusa para aplazarlo pero ya no se puede. Cada vez que lo veía me escapaba discimuladamente para no sacar el tema, no quiero ni querré nunca ser mortífaga. Y si piensan que este es el recuerdo que mencioné están equivocados, es lo que sigue a causa de eso. A pocas semanas del inicio de clases, sintiéndome como la peor basura del mundo por no atreverme a decirle a mi familia que no soy como ellos y asustada porque puede pasarme algo malo si no actúo pronto, vagando y llorando en el baño de Myrtle la llorona, de pura enojada que estaba quebré uno de los espejos con mi puño, el cual comenzó a sangrar y a arder bastante. No me importaba la pérdida de sangre, en ocasiones pensaba hasta en el suicidio como escapatoria a todo, pero eso no sería bueno.. me haría más cobarde y además no podía dejar a mi hermana ni a mis amigos.

Luego de unos minutos de desesperación en donde seguí llorando, esta vez una mezcla de dolor y de lo anterior, salí del baño sin importarme los gritos de la fantasma y caminé torpemente por el pasillo sin ganas de ver a nadie. Sin embargo, un chico con corbata de Ravenclaw apareció frente a mí y ambos nos detuvimos para no chocar. Mis ojos se abrieron de asombro por hallarme a alguien, no quería que me vieran en ese estado pues yo mantenía una imagen de chica "todo está bien, mi vida es perfecta", sólo mis más cercanos conocían el lado B de mí. El joven, al notar mis lágrimas puso cara de preocupado y yo no hice más que mirarlo feo. —¿Qué? ¿Nunca habías visto a una chica llorando?— Dije con cierta rudeza, intentando hablar porque tenía un nudo en la garganta. Él no hizo más que negar con la cabeza. —No, no es eso.— Respondió algo avergonzado. Tenía ciertos rasgos asiáticos, pero sus ojos no eran tan rasgados como deberían ser si así fueran, pero qué me importaba a mí eso. Bueno, esa vez no lo era. Noté que su mirada bajó hasta mi mano e intenté ocultarla, pero era ya demasiado tarde. —Ahh, ¿por eso lloras?— Una sonrisa se dibujó en su rostro, como si el tener un por qué de mis lágrimas le aliviara, y el descubrir la sangre en mi mano derecha significaba para él que era por el corte, no porque algo me aproblemaba. Al notar esto me sentí algo mejor, no quería que nadie supiera la verdadera razón de mis lágrimas.

Estiró su mano hacia la mía, pero yo la aparté alejándome yo también dando unos pasos atrás. Él rió, no le quedaba de otra. —Vamos, déjame ver tu mano.. intentaré ayudarte.— Al escuchar esto le miré unos segundos con desconfianza, pero su rostro era tan amigable que terminé "pasándole" mi mano herida. El Ravenclaw la sujetó con una de sus manos y la miró curioso pero se notaba que estaba concentrado en lo que hacía. Con su otra mano buscó algo en el bolsillo de su túnica y mientras lo hacía yo aprovechaba de mirarlo, sin que él lo notara. Era más alto que yo, delgado y me gustaba su perfil, tenía linda nariz a mi parecer. —¿Pasa algo?— Preguntó dándose cuenta de que yo lo miraba y mis mejillas se tiñeron de rojo. —¿Qué piensas hacer?— Opté por preguntar al ver que sacaba una especie de venda y otros frasquitos pequeños. —Aunque la magia ayuda, prefiero hacer esto al modo muggle.— Sonrió tras jalarme hasta una banca cercana, en donde apoyó mi mano en sus piernas e hizo algo "al estilo muggle" que no logré comprender ni tampoco ver, porque ardió tanto que miré hacia otro lado. —¿Eres un sangre sucia?— Le pregunté bruscamente en lo que él comenzaba a envolver mi mano con la venda, y al notar que de mi boca salió esa frase digna de mis padres me tapé la boca con mi izquierda y lo miré como pidiéndole disculpas.

—Sí, lo soy.. pero prefiero "Hijo de muggles"— Respondió sonriente, no sé si le afectó que le dijese así, pero siguió vendándome con toda la calma y amabilidad del mundo. —Listo. Ten cuidado de mojarte la mano, y trata de cambiar la venda cada cierto tiempo. Ahora te dejo, tengo que ir a Runas Antiguas y estoy retrasado.— Anunció poniéndose en lo que yo acercaba mi mano a mí para verla. Él se puso de pie y comenzó a caminar, pero se detuvo, se giró y me miró. —Ah, se me olvidaba. No hay nada que no tenga solución. Y no vuelvas a intentar descargar tu furia contra un vidrio, que eso no ayuda.— Dicho esto siguió su camino y me quedé casi petrificada, ¿cómo lo supo? Miré mi mano con la venda y una leve sonrisa apareció en mi rostro. Ese es el recuerdo que mencionaba. Desde ese entonces busco al chico aunque no para hablarle, pero ya he conversado con él en varias ocasiones, sé su nombre y que tiene 15 años. ¿Que si siento algo por él? Claro que sí.

"Dong Woon". Estas dos palabras estaban escritas dentro de un corazón, adornado con los típicos dibujos que se hacen como la flecha que lo atraviesa, cintitas, etc.. sólo que estos se mueven. Pintaba otro corazón de manera algo desganada con el lápiz en un pergamino, y junto a él una taza con chocolate caliente -o al menos lo estaba cuando lo pedí- y un pastel a medio comer de fresas. Apoyaba mi cabeza en mi mano, y el codo de este brazo en la mesa de las Tres Escobas. No había nada más aburrido que una salida a Hogsmeade y que te dejen sola, porque eres tan aburrida que no deseas ir a Zonko o a la Casa de los gritos. Hoy amanecí desganada. Me gustaba un hijo de muggles que además es de otra casa y dos años menor que yo. ¿Lindo, no? —Ohh, me siento como una pedófila..— Dije echándome para atrás, apoyándome en el respaldo de la silla.