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Bienvenido a Magic is Might, un foro basado en la tercera generación de la saga de Harry Potter. Este año se realizará el torneo de los tres magos, participaran del mismo Hogwarts {Inglaterra}, Magedumanis {Grecia} y Myeongmab {Corea del Sur}. Los campeones aun no han sido elegidos, sumate a esta aventura y participa del torneo, agregando tu nombre en el cáliz o simplemente apoyando a tu campeón.
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Endulzando la vida [Mike VR]
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Endulzando la vida [Mike VR]
Mi vida últimamente era un agujero negro, un cúmulo de cosas estaban haciendo que empezara a odiarlo todo. Pero sin duda lo que más me tenía en vilo y amargada era el tema de tener que casarme con Kelyan por capricho de mi padre.
Siempre había sido buena chica y eso, pero esto ya era pasarse de la raya, tenía que buscar una manera de romper ese compromiso si o sí, pero la cuestión era ¿cómo?
Cómo hacer que Kelyan me odiara hasta el punto de que fuera él quien montara el tremendo escándalo para que los trámites se cortaran.
Mi cabeza estaba hecha un lío, y necesitaba tomar aire y despejarme un poco, quizá evadiendome un rato viniera a mi mente un plan genialoso que llevar a cabo para salir de esta.
Me escabullí de Hogwarts un ratito, de veras lo necesitaba y tambien necesitaba otra cosa, azúcar en vena. Con estas ideas tuve claro que mi destino era Honeydukes.
Me puse mi capa y utilicé el pasadizo que me llevara allí directamente, aún a sabiendas de que como me pillaran se me iba a caer el pelo, y de que manera. Esto hace un mes quizá me hubiera importado, pero después de la faena que me había hecho mi padre, ya me daba igual todo. Con suerte si me expulsaban de Hogwarts me podría ir a Beauxbaton lejos de todos, y sobre todo de mi prometido.
Tras unos minutos por los pasadizos, alumbrandome con Lumos, pude llegar a dicha tienda.
Con cuidado de no ser vista, pude apartar la loseta grande y salir al interior de la tienda, volviendo a colocar la baldosa en su sitio y sacudiendo de mi túnica los restos de polvo.
Subí las escaleras para colarme entre la gente que ya estaba en el interior de la tienda.
Mi primer objetivo fueron las ranas de chocolate y los bastones de caramelo, adoraba comerlos desde pequeña.
Cogí una bolsa y comencé a meter los caprichitos que me apetecían. Lo siguiente que quería eran grageas pero....no las veía.... ¿ dónde estaban las malditas grageas?
Me puse a echar un vistazo por la tienda pero no las veía, ¿ las habrían cambiado de sitio ?
Di un paso atrás para girarme y mirar por el otro lado, pero justo entonces noté como me estampaba con alguien, que vergüenza, seguro se me habían subido los colores.
Siempre había sido buena chica y eso, pero esto ya era pasarse de la raya, tenía que buscar una manera de romper ese compromiso si o sí, pero la cuestión era ¿cómo?
Cómo hacer que Kelyan me odiara hasta el punto de que fuera él quien montara el tremendo escándalo para que los trámites se cortaran.
Mi cabeza estaba hecha un lío, y necesitaba tomar aire y despejarme un poco, quizá evadiendome un rato viniera a mi mente un plan genialoso que llevar a cabo para salir de esta.
Me escabullí de Hogwarts un ratito, de veras lo necesitaba y tambien necesitaba otra cosa, azúcar en vena. Con estas ideas tuve claro que mi destino era Honeydukes.
Me puse mi capa y utilicé el pasadizo que me llevara allí directamente, aún a sabiendas de que como me pillaran se me iba a caer el pelo, y de que manera. Esto hace un mes quizá me hubiera importado, pero después de la faena que me había hecho mi padre, ya me daba igual todo. Con suerte si me expulsaban de Hogwarts me podría ir a Beauxbaton lejos de todos, y sobre todo de mi prometido.
Tras unos minutos por los pasadizos, alumbrandome con Lumos, pude llegar a dicha tienda.
Con cuidado de no ser vista, pude apartar la loseta grande y salir al interior de la tienda, volviendo a colocar la baldosa en su sitio y sacudiendo de mi túnica los restos de polvo.
Subí las escaleras para colarme entre la gente que ya estaba en el interior de la tienda.
Mi primer objetivo fueron las ranas de chocolate y los bastones de caramelo, adoraba comerlos desde pequeña.
Cogí una bolsa y comencé a meter los caprichitos que me apetecían. Lo siguiente que quería eran grageas pero....no las veía.... ¿ dónde estaban las malditas grageas?
Me puse a echar un vistazo por la tienda pero no las veía, ¿ las habrían cambiado de sitio ?
Di un paso atrás para girarme y mirar por el otro lado, pero justo entonces noté como me estampaba con alguien, que vergüenza, seguro se me habían subido los colores.
Danielle E. Roossenvert»Gryffindor - Mensajes : 270
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: Endulzando la vida [Mike VR]
Todo parecía ir cayendo en orden en su vida, poco a poco, sin prisa. Después del castigo que terminó de la manera menos imaginable posible, se había sumido en la rutina, una vez más. Se había mantenido alejado de los problemas, algo que ya era extraño, e incluso su melliza le dijo lo calmado que estaba últimamente. Calmado… Su personalidad siempre había sido un tanto hiperactiva. No podía estar en un lugar mucho tiempo porque comenzaba a hacer estragos allí donde fuera. Quizá estaba madurando. Rió internamente al pensar en eso. Sí, claro… El estar tanto tiempo con Wyatt ya lo estaba afectando, se sorprendía a sí mismo al pensar de una forma que –estaba seguro- su hermano aprobaría. No sería de extrañarse. Siempre que conocían a los Von Ruerich todos hacían hincapié en lo parecidos que eran, tanto físicamente como en la personalidad. Para Michael era un halago, pues siempre había visto a su hermano mayor como un ejemplo a seguir, aunque a veces le molestaba un poco. Michael se asimilaba solamente a Michael, desde su punto de vista. No había más.
El fin de semana, tan ansiado por todos, llegó a fin. Había quedado de salir con Annie a Hogsmeade para acompañarla a hacer unas compras pero, al final, unos deberes le impidieron salir con él. De todos modos, él no quería quedarse en el castillo, sin nada que hacer más que ver las llamas de la fogata crepitar. Además tenía que comprar unos pergaminos nuevos, así como una pluma y un caldero nuevo. Lo malo era que las compras nunca habían sido su fuerte. Y hacerlas sin la compañía de su melliza no mejoraba el panorama. Como fuese, tenía que salir vivo de ese suplicio, porque su molesta hermanita se había encargado de darle una lista de lo que necesitaba. ¿Cómo decirle que no a la enana?
Pasó por las primeras tiendas del lugar, sin prestar demasiada atención a las vitrinas, hasta llegar a Honeydukes, donde varios estudiantes ya se apilaban en los mostradores, pidiendo golosinas y pagando por ellas. Tal vez un poco de azúcar le aligeraría el día, siempre le habían gustado las varitas de regaliz y, claro, las ranas de chocolate. No conocía a ni una persona a la que no le gustaran. Tomó una bolsa y caminó hacia uno de los frascos con las varitas, tomó unas cuantas y caminó por uno de los pasillos de la tienda. Al final de éste, según recordaba, estaban las ranas. Se abría paso entre cualquiera que tuviera frente, sin prestar atención a si era alguien conocido. Tan ensimismado iba que le tomó por sorpresa el haber chocado con una chica, sin embargo, alcanzó a tomar la bolsa que ella había soltado y que pudo haber caído al suelo de no haber sido por sus reflejos. Se detuvo en seco y miró a la responsable. La conocía. El cabello castaño, la forma en que sus mejillas se tenían de un intenso color rosáceo. –Vaya que eres torpe, Roossenvert,- dijo con una sonrisa burlona dibujada en sus labios. –Déjame adivinar, me viste entrar y decidiste seguirme…- dijo con seguridad, enarcando una ceja hacia la Gryffindor, antes de alzar un poco la bolsita que pertenecía a la chica y mirarla desinteresadamente.
El fin de semana, tan ansiado por todos, llegó a fin. Había quedado de salir con Annie a Hogsmeade para acompañarla a hacer unas compras pero, al final, unos deberes le impidieron salir con él. De todos modos, él no quería quedarse en el castillo, sin nada que hacer más que ver las llamas de la fogata crepitar. Además tenía que comprar unos pergaminos nuevos, así como una pluma y un caldero nuevo. Lo malo era que las compras nunca habían sido su fuerte. Y hacerlas sin la compañía de su melliza no mejoraba el panorama. Como fuese, tenía que salir vivo de ese suplicio, porque su molesta hermanita se había encargado de darle una lista de lo que necesitaba. ¿Cómo decirle que no a la enana?
Pasó por las primeras tiendas del lugar, sin prestar demasiada atención a las vitrinas, hasta llegar a Honeydukes, donde varios estudiantes ya se apilaban en los mostradores, pidiendo golosinas y pagando por ellas. Tal vez un poco de azúcar le aligeraría el día, siempre le habían gustado las varitas de regaliz y, claro, las ranas de chocolate. No conocía a ni una persona a la que no le gustaran. Tomó una bolsa y caminó hacia uno de los frascos con las varitas, tomó unas cuantas y caminó por uno de los pasillos de la tienda. Al final de éste, según recordaba, estaban las ranas. Se abría paso entre cualquiera que tuviera frente, sin prestar atención a si era alguien conocido. Tan ensimismado iba que le tomó por sorpresa el haber chocado con una chica, sin embargo, alcanzó a tomar la bolsa que ella había soltado y que pudo haber caído al suelo de no haber sido por sus reflejos. Se detuvo en seco y miró a la responsable. La conocía. El cabello castaño, la forma en que sus mejillas se tenían de un intenso color rosáceo. –Vaya que eres torpe, Roossenvert,- dijo con una sonrisa burlona dibujada en sus labios. –Déjame adivinar, me viste entrar y decidiste seguirme…- dijo con seguridad, enarcando una ceja hacia la Gryffindor, antes de alzar un poco la bolsita que pertenecía a la chica y mirarla desinteresadamente.
Von Ruerich»Slytherin - Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 22/01/2012
Re: Endulzando la vida [Mike VR]
No sabía si alegrarme o no cuando vi con quien me había topado.
Dibujé media sonrisa tímida cuando bromeó con que le seguía a la vez que tomaba mi bolsita de golosinas.
Apreté los labios suavemente y esbocé una sonrisa más amplia mientras colocaba un mechón de pelo tras mi oreja y lo observaba mirar a la tienda como si buscara algo.
-Me has pillado Von Ruerich...es más, ahora al tenerte tan cerca, me he puesto nerviosa y se me ha caído todo de las manos --afirmé con el mismo tono jocoso que él había utilizado.
Miré a mis alrededores en busca de Anne, su hermana. Así a simple vista no estaba pero era lo más lógico que la buscara a ella, pues siempre iban juntos. Al no ver a la rubia, posé mi mirada en sus bonitos ojos verdes para preguntarle. No tardé en desviar la dirección de mis ojos, puesto que si me pillaba mirandole me iba a poner roja seguro.
Antes de evitar situacciones incómodas decidí preguntarle por Anny.
-¿Dónde te has dejado a tu hermana? No la veo por aquí....--comenté de manera distraída.
No era por ser curiosa ni nada por el estilo, simplemente sabía que los mellizos estaban bastante unidos e iban juntos a todas partes, quizá por eso el hecho de ver a uno de ellos solo, se me hacía extraño. En el caso de Aidan y Alex me habría parecido extraño el verlos juntos; para ser mellizos no pasaban demasiado tiempo juntos, a Alexander se le veía más solitario y quizá por eso Aidan era más reacio a estar con él.
Si yo hubiera tenido hermanos, particularmente hubiera deseado tener la relacuón de los Von Ruerich.
Me percaté de que la tienda se llenaba por momentos, cada vez más alumnos se agolpaban en el interior para coger cargamentos de chuches.
Solté un pequeño suspiro fruto del agobio que sentía entre tal abarrotamiento y me desplacé un poco a la derecha para quedar en un rincón, de esta manera no estaría a merced de empujones ni pisotones.
Miré hacia Michael esperando ver cuál sería su siguiente movimiento. Nuestras miradas se cruzaron y no pude evitar sonreirle. Siempre había tenido algo especial que me hacía sonreir hasta de manera socarrona, me hacía reir, y era divertido. SIn duda era un chico estupendo y aunque le encantaba meterse conmigo, le había cogido bastante cariño.
-Por cierto Mike, ¿ sabes donde están las grageas? no consigo verlas--fue la mejor pregunta que hice para romper el silencio que nos rodeo a ambos 2; a veces el chico me intimidaba un poco...
Dibujé media sonrisa tímida cuando bromeó con que le seguía a la vez que tomaba mi bolsita de golosinas.
Apreté los labios suavemente y esbocé una sonrisa más amplia mientras colocaba un mechón de pelo tras mi oreja y lo observaba mirar a la tienda como si buscara algo.
-Me has pillado Von Ruerich...es más, ahora al tenerte tan cerca, me he puesto nerviosa y se me ha caído todo de las manos --afirmé con el mismo tono jocoso que él había utilizado.
Miré a mis alrededores en busca de Anne, su hermana. Así a simple vista no estaba pero era lo más lógico que la buscara a ella, pues siempre iban juntos. Al no ver a la rubia, posé mi mirada en sus bonitos ojos verdes para preguntarle. No tardé en desviar la dirección de mis ojos, puesto que si me pillaba mirandole me iba a poner roja seguro.
Antes de evitar situacciones incómodas decidí preguntarle por Anny.
-¿Dónde te has dejado a tu hermana? No la veo por aquí....--comenté de manera distraída.
No era por ser curiosa ni nada por el estilo, simplemente sabía que los mellizos estaban bastante unidos e iban juntos a todas partes, quizá por eso el hecho de ver a uno de ellos solo, se me hacía extraño. En el caso de Aidan y Alex me habría parecido extraño el verlos juntos; para ser mellizos no pasaban demasiado tiempo juntos, a Alexander se le veía más solitario y quizá por eso Aidan era más reacio a estar con él.
Si yo hubiera tenido hermanos, particularmente hubiera deseado tener la relacuón de los Von Ruerich.
Me percaté de que la tienda se llenaba por momentos, cada vez más alumnos se agolpaban en el interior para coger cargamentos de chuches.
Solté un pequeño suspiro fruto del agobio que sentía entre tal abarrotamiento y me desplacé un poco a la derecha para quedar en un rincón, de esta manera no estaría a merced de empujones ni pisotones.
Miré hacia Michael esperando ver cuál sería su siguiente movimiento. Nuestras miradas se cruzaron y no pude evitar sonreirle. Siempre había tenido algo especial que me hacía sonreir hasta de manera socarrona, me hacía reir, y era divertido. SIn duda era un chico estupendo y aunque le encantaba meterse conmigo, le había cogido bastante cariño.
-Por cierto Mike, ¿ sabes donde están las grageas? no consigo verlas--fue la mejor pregunta que hice para romper el silencio que nos rodeo a ambos 2; a veces el chico me intimidaba un poco...
Danielle E. Roossenvert»Gryffindor - Mensajes : 270
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: Endulzando la vida [Mike VR]
Danielle, Danielle… No iba a negar que esa inocencia que intentaba ocultar la Gryffindor le parecía de lo más interesante en un colegio en el que últimamente todas querían quedarse con el puesto de ‘la chica más mala de Hogwarts’. Era ridículo desde el punto de vista de Michael, pero nunca entendería las razones de las mujeres para hacer algo. Se había encontrado de todo en sus 6 años en el Colegio, pero pocas veces con alguien que le inspirara tantos deseos de joder al prójimo como Danielle. Era sangre pura, sí, pero algo le decía que podría vacilársela sin problema, para su infinita diversión. Pero como era un día en que se sentía muy tolerante, lo dejaría pasar, al menos por el momento. Todas las teorías que tenía acerca de la castaña se confirmaban con cada gesto de ella, desde la sonrisa tímida que le regaló hasta la forma en que intentó devolverle las palabras. Bueno, no había estado tan mal.
Apoyó su brazo izquierdo contra el estante tras de la chica, a unos centímetros de ella y sonrió de lado, enarcando sus cejas y mirándola a los ojos. –Dime algo que no sepa, Danielle. Eso se nota a millas,- rió breve y discretamente y se impulsó en el estante un poco para alejarse lo suficiente de la chica. Notó cómo miraba a los lados, buscando a algo o a alguien, pero no se molestó en preguntar. Ella misma externó la duda que tenía, preguntándole por su melliza. –Se quedó en el castillo,- respondió con el mismo tono desinteresado que había utilizado ella. –Demasiados deberes.- No era necesario decir que había salido a comprar cosas para ella, que le estaba haciendo un favor a su hermana. Michael Von Ruerich no hacía favores, eso lo sabían todos, a menos que tu apellido fuera Von Ruerich y tu nombre fuera Anne o Wyatt. Eran los únicos exentos a las reglas que él mismo se aplicaba.
La tienda se iba llenando conforme pasaban los minutos. Algunos estudiantes que terminaban de hacer sus compras iban a abastecerse de azúcar, unos lo hacían antes de entrar a Las Tres Escobas o antes de regresar al castillo. Caminó un par de pasos con ella, manteniéndose en una esquina, evitando chocar con alguien. Realmente odiaba las multitudes. Miró a Danielle por un minuto en que sus miradas se encontraron y le devolvió la sonrisa. Un ligero empujón de una chica de tercero, a su espalda, lo hizo moverse un paso hacia delante, colocándose al lado de la Gryffindor. Frunció el ceño un poco, pensando en dónde diablos estaban las grageas. –Si no me equivoco, están del otro lado de la tienda,- respondió, mirando por un momento a las personas entre las que tendrían que abrirse paso. –Vamos, te acompaño,- dijo, tomándola por el brazo y pasando delante de ella, quizá empujando un poco a los demás estudiantes que se amontonaban en el local. Una vez llegaron a un lugar más desocupado, esperó a que ella se colocara a su lado. -¿Y tú dónde dejaste a tu prometido?- preguntó quizá un poco tarde. Debía de haber echo la pregunta justo cuando ella preguntó por su hermana, pero apenas se le ocurría. Sí, sabía del prometido de Danielle, del chico que también estaba en la casa de los leones.
Apoyó su brazo izquierdo contra el estante tras de la chica, a unos centímetros de ella y sonrió de lado, enarcando sus cejas y mirándola a los ojos. –Dime algo que no sepa, Danielle. Eso se nota a millas,- rió breve y discretamente y se impulsó en el estante un poco para alejarse lo suficiente de la chica. Notó cómo miraba a los lados, buscando a algo o a alguien, pero no se molestó en preguntar. Ella misma externó la duda que tenía, preguntándole por su melliza. –Se quedó en el castillo,- respondió con el mismo tono desinteresado que había utilizado ella. –Demasiados deberes.- No era necesario decir que había salido a comprar cosas para ella, que le estaba haciendo un favor a su hermana. Michael Von Ruerich no hacía favores, eso lo sabían todos, a menos que tu apellido fuera Von Ruerich y tu nombre fuera Anne o Wyatt. Eran los únicos exentos a las reglas que él mismo se aplicaba.
La tienda se iba llenando conforme pasaban los minutos. Algunos estudiantes que terminaban de hacer sus compras iban a abastecerse de azúcar, unos lo hacían antes de entrar a Las Tres Escobas o antes de regresar al castillo. Caminó un par de pasos con ella, manteniéndose en una esquina, evitando chocar con alguien. Realmente odiaba las multitudes. Miró a Danielle por un minuto en que sus miradas se encontraron y le devolvió la sonrisa. Un ligero empujón de una chica de tercero, a su espalda, lo hizo moverse un paso hacia delante, colocándose al lado de la Gryffindor. Frunció el ceño un poco, pensando en dónde diablos estaban las grageas. –Si no me equivoco, están del otro lado de la tienda,- respondió, mirando por un momento a las personas entre las que tendrían que abrirse paso. –Vamos, te acompaño,- dijo, tomándola por el brazo y pasando delante de ella, quizá empujando un poco a los demás estudiantes que se amontonaban en el local. Una vez llegaron a un lugar más desocupado, esperó a que ella se colocara a su lado. -¿Y tú dónde dejaste a tu prometido?- preguntó quizá un poco tarde. Debía de haber echo la pregunta justo cuando ella preguntó por su hermana, pero apenas se le ocurría. Sí, sabía del prometido de Danielle, del chico que también estaba en la casa de los leones.
Von Ruerich»Slytherin - Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 22/01/2012
Re: Endulzando la vida [Mike VR]
Nunca había tenido problema alguno con relacionarme con chicos. Era bastante tolerante y paciente, de ahí que quizá encajara bien entre el sexo masculino. A veces me gustaba más estar con ellos que con cualquier amiga, quizá porque ellos eran más pasotas y despreocupados; incluso más gamberros.
Mi grado de timidez solo afloraba en ciertas situaciones con ellos, que era cuando iban con segundas intenciones. No era tonta y sabía cuando iban de un tonteo inocente o una simple broma...., hasta cuando iban con las intenciones que iban.
El problema que tenía con Michael es que aún siendo amigos nunca lo venía venir, y eso me desconcertaba.
Seguí con la mirada cada uno de sus movimientos para acabar mostrando una sonrisa ante su comentario, un comentario muy....típico de Michael VR.
Alcé una ceja y curve media sonrisa inclinando la cabeza hacia un lado y entrecerrando un poco los ojos mientras lo miraba.
-Al final voy a estar loca por tí y todo...--solté despreocupadamente mientras retornaba a mi posición inicial.
Lo miré mientras hablaba y asentí mediante un ajam, cuando me contó sobre Anne. Eso de que se quedaba en el castillo por tener muchos deberes, era muy típico en ella.
-Como siempre tan responsable --añadí con una sonrisa.
Me empezaba a abrumar tanta gente en la tienda, por mí, pagaría ya y saldría a la calle a respirar aire. El ambiente en la tienda ya estaba demasiado concentrado y yo empezaba a acalorarme.
No me acordaba de las grageas hasta que Michael tiró de mí diciendo que estarían al otro lado de la tienda.
Me dejé arrastrar por él entre toda la multitud, hasta que me dejó justo en el estante donde se encontraban las dichosas grageas.
Le regalé una sonrisa y tomé un par de cajas para introducirlas en la bolsa.
Mi sonrisa desapareció en el instante en que el ravenclaw pronunció la palabra Prometido. Suspiré y bajé la mirada negando con la cabeza antes de volver a alzarla y mirarlo a los ojos.
-No lo sé, ni me importa. Es un chico al cuál ni conozco apenas, ni quiero llegar a conocer más. Y por supuesto, no quiero pasar tiempo con él, así que, él por su lado y yo por el mio--sentencié algo disgustada por la situación en la que me había involucrado mi padre.
-En fin...supongo que aún albergo la esperanza de hacer que se retracten en esto, sólo necesito encontrar la forma...--me encogí de hombros e intenté sonreír, pero no me salía ahora que había salido el tema de Kelyan
Mi grado de timidez solo afloraba en ciertas situaciones con ellos, que era cuando iban con segundas intenciones. No era tonta y sabía cuando iban de un tonteo inocente o una simple broma...., hasta cuando iban con las intenciones que iban.
El problema que tenía con Michael es que aún siendo amigos nunca lo venía venir, y eso me desconcertaba.
Seguí con la mirada cada uno de sus movimientos para acabar mostrando una sonrisa ante su comentario, un comentario muy....típico de Michael VR.
Alcé una ceja y curve media sonrisa inclinando la cabeza hacia un lado y entrecerrando un poco los ojos mientras lo miraba.
-Al final voy a estar loca por tí y todo...--solté despreocupadamente mientras retornaba a mi posición inicial.
Lo miré mientras hablaba y asentí mediante un ajam, cuando me contó sobre Anne. Eso de que se quedaba en el castillo por tener muchos deberes, era muy típico en ella.
-Como siempre tan responsable --añadí con una sonrisa.
Me empezaba a abrumar tanta gente en la tienda, por mí, pagaría ya y saldría a la calle a respirar aire. El ambiente en la tienda ya estaba demasiado concentrado y yo empezaba a acalorarme.
No me acordaba de las grageas hasta que Michael tiró de mí diciendo que estarían al otro lado de la tienda.
Me dejé arrastrar por él entre toda la multitud, hasta que me dejó justo en el estante donde se encontraban las dichosas grageas.
Le regalé una sonrisa y tomé un par de cajas para introducirlas en la bolsa.
Mi sonrisa desapareció en el instante en que el ravenclaw pronunció la palabra Prometido. Suspiré y bajé la mirada negando con la cabeza antes de volver a alzarla y mirarlo a los ojos.
-No lo sé, ni me importa. Es un chico al cuál ni conozco apenas, ni quiero llegar a conocer más. Y por supuesto, no quiero pasar tiempo con él, así que, él por su lado y yo por el mio--sentencié algo disgustada por la situación en la que me había involucrado mi padre.
-En fin...supongo que aún albergo la esperanza de hacer que se retracten en esto, sólo necesito encontrar la forma...--me encogí de hombros e intenté sonreír, pero no me salía ahora que había salido el tema de Kelyan
Danielle E. Roossenvert»Gryffindor - Mensajes : 270
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: Endulzando la vida [Mike VR]
Conforme iba pasando el tiempo, Michael admiraba aún más la belleza femenina. Podría decirse que era un mujeriego, por la pequeña fama que se había creado de salir con una chica y, a la semana siguiente, salir con otra distinta. Nadie podía culparlo. No era de una sola mujer y su rechazo al compromiso le impedía estar con una por más de un mes. Consideraba que tenía buen gusto. No se limitaba a escogerlas sólo por ser bonitas –o quizá en un par de ocasiones sí, sólo para pasar el rato-, pero si quería conseguir un poco más, le gustaban las chicas inteligentes, con una mente aguda y únicas. Podían no ser tan rebeldes como le gustaban, pero siempre tenían algo característico y atrayente, tal y como era el caso de Danielle. El rubio siempre había sido hábil al momento de entablar una conversación con una chica. Las enseñanzas de su hermano mayor habían dado frutos y él lo agradecía. Ya dependía de él como usar ese valioso conocimiento y en quién aplicarlo, por supuesto. En algunas ocasiones lo había intentado con la chica a la que tenía en frente, sólo para ver su reacción. No habían salido tan mal, pero siempre había algo que lo retenía. En un caso reciente, la aparición del prometido de la castaña. Después cambio de idea, con una frase en su mente: No es como si ya estuviera casada…
No pudo evitar esbozar una sonrisa amplia al escuchar su comentario. –No creo que tengamos que esperar tanto,- enarcó ambas cejas y le dirigió una mirada segura, que daba sustento a sus palabras. Michael y su enorme ego, que le hacía estar seguro de que cualquier chica haría lo que él quisiera. No todas entraban en esa categoría… Algunas tardaban un poco más, pero al final –según creía él- terminaría ganándoselas. Era una clase de apuesta consigo mismo, un reto que siempre superaba y que ayudaba a alimentar su egocentrismo. En eso se parecía a su hermano, y era completamente contrario a su hermana. Como decía Danielle, ella siempre era tan responsable. Asintió con una pequeña sonrisa de orgullo, que intentó ocultar rápidamente. –Así es ella. Sabes que quiere tener todo a tiempo. No le gusta hacerlo a última hora,- a diferencia de él. El lado positivo era que, aunque lo hiciera unos minutos antes, siempre salía bien parado.
Si era sincero, las multitudes no le gustaban. Se sentía un poco claustrofóbico cuando eso pasaba. Disfrutaba de la compañía y podía ser sociable si se lo proponía, pero tampoco le gustaba estar en un pequeño local lleno de estudiantes ansiosos por pagar sus compras. Esperó a que la Gryffindor tomara las grageas que los habían hecho atravesar el loca de extremo y extremo y esperó por su respuesta. Al parecer no le agradaba para nada, lo denotó la forma en que bajaba la mirada y luego lo miraba a los ojos. Entrecerró los ojos un poco, frunciendo el ceño ante la situación en la que estaba. Era una jodida estupidez. No sabría qué haría si ese fuera el caso de Anne, por ejemplo. -¿Sabes que negándote a eso sólo lo haces peor, verdad?- preguntó con seriedad, cruzándose de brazos y manteniendo su mirada fija en la de ella. -Hay formas. Pero tendrías que atenerte al deshonor de tu familia,- o al menos eso era lo que le había contado su abuela. Entre las familias de sangre pura, siempre había ese tipo de acuerdos. No era algo nuevo, de hecho era algo que se remontaba a siglos de tradiciones.
No pudo evitar esbozar una sonrisa amplia al escuchar su comentario. –No creo que tengamos que esperar tanto,- enarcó ambas cejas y le dirigió una mirada segura, que daba sustento a sus palabras. Michael y su enorme ego, que le hacía estar seguro de que cualquier chica haría lo que él quisiera. No todas entraban en esa categoría… Algunas tardaban un poco más, pero al final –según creía él- terminaría ganándoselas. Era una clase de apuesta consigo mismo, un reto que siempre superaba y que ayudaba a alimentar su egocentrismo. En eso se parecía a su hermano, y era completamente contrario a su hermana. Como decía Danielle, ella siempre era tan responsable. Asintió con una pequeña sonrisa de orgullo, que intentó ocultar rápidamente. –Así es ella. Sabes que quiere tener todo a tiempo. No le gusta hacerlo a última hora,- a diferencia de él. El lado positivo era que, aunque lo hiciera unos minutos antes, siempre salía bien parado.
Si era sincero, las multitudes no le gustaban. Se sentía un poco claustrofóbico cuando eso pasaba. Disfrutaba de la compañía y podía ser sociable si se lo proponía, pero tampoco le gustaba estar en un pequeño local lleno de estudiantes ansiosos por pagar sus compras. Esperó a que la Gryffindor tomara las grageas que los habían hecho atravesar el loca de extremo y extremo y esperó por su respuesta. Al parecer no le agradaba para nada, lo denotó la forma en que bajaba la mirada y luego lo miraba a los ojos. Entrecerró los ojos un poco, frunciendo el ceño ante la situación en la que estaba. Era una jodida estupidez. No sabría qué haría si ese fuera el caso de Anne, por ejemplo. -¿Sabes que negándote a eso sólo lo haces peor, verdad?- preguntó con seriedad, cruzándose de brazos y manteniendo su mirada fija en la de ella. -Hay formas. Pero tendrías que atenerte al deshonor de tu familia,- o al menos eso era lo que le había contado su abuela. Entre las familias de sangre pura, siempre había ese tipo de acuerdos. No era algo nuevo, de hecho era algo que se remontaba a siglos de tradiciones.
Von Ruerich»Slytherin - Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 22/01/2012
Re: Endulzando la vida [Mike VR]
Según decían los Gryffindors y las serpientes, no se podían llevar bien, no encajaban para tener amistad y esas cosas, pero al parecer no era el caso de Mike y mío. No eramos de los fanáticos obsesionados con las casas y esas cosas y yo por lo menos no tenía incoveniente en mantener amistad con alumnos que no fueran de la casa de los leones.
Particularmente Mike, me caía mejor que mucho de los de mi casa, lo que pasaba es que en general la gente veía eso raro.
Le dediqué una de mis mejores sonrisas ante su comentario, soltando una pequeñita rista a la vez que apartaba algunos mechones de pelo de mi cara.
Mi gesto cambió adquiriendo algo de dulzura al ver lo que expresaban sus ojos al hablar de su hermana Anne. Michael querría aparentar y construirse la fachada que le diera la gana pero....jamás conseguría ocultar la adoración que sentía por su hermanita, cosa que me parecía lo más tierno y bonito del mundo. Amor fraternal puro y duro.
-Anne es muy buena chica, y muy resonsable --añadí al comentario de Michael dandole la razón sobre su hermana y opinando hasta donde yo la conocía. Para ser slytherin tampoco me llevaba mal con ella, a mí parecer era un cielo de niña.
Cuando volvimos al tema de Kelyan, toda sonrisa y alegría en mi rostro se esfumó. Odiaba a ese tío, era un borde, antipático y desagradable antisocial. La idea de pasar tiempo con él me asqueaba, y ya si me paraba a pensar que tendría que casarme con él y convivir juntos..., o peor intimar y tener hijos.....Eran cosas que intentaba no pensar porque me repugnaban.
Suspiré ante la pregunta de Michael a la vez que negaba con la cabeza.
-¿Peor que tener que casarme con ese capullo? No creo que haya algo peor que eso....--murmuré algo desanimada dirigiendo mi vista hacia un lado.
Pero las siguientes palabras de Michael captaron toda mi atención, haciendo que mis ojos se posaran sobre los suyos para atentamente escuchar que era lo que decía. Alcé una ceja muy interesada y entrecerré los ojos.
-¿Qué formas?....En estos momentos el honor de mi familia me importa poco..., básicamente porque apenas tengo familia y mi padre con esto ha conseguido que me replantee si es un buen padre o no, y si piensa en mi felicidad o en sus propios intereses antes que en mí....
Particularmente Mike, me caía mejor que mucho de los de mi casa, lo que pasaba es que en general la gente veía eso raro.
Le dediqué una de mis mejores sonrisas ante su comentario, soltando una pequeñita rista a la vez que apartaba algunos mechones de pelo de mi cara.
Mi gesto cambió adquiriendo algo de dulzura al ver lo que expresaban sus ojos al hablar de su hermana Anne. Michael querría aparentar y construirse la fachada que le diera la gana pero....jamás conseguría ocultar la adoración que sentía por su hermanita, cosa que me parecía lo más tierno y bonito del mundo. Amor fraternal puro y duro.
-Anne es muy buena chica, y muy resonsable --añadí al comentario de Michael dandole la razón sobre su hermana y opinando hasta donde yo la conocía. Para ser slytherin tampoco me llevaba mal con ella, a mí parecer era un cielo de niña.
Cuando volvimos al tema de Kelyan, toda sonrisa y alegría en mi rostro se esfumó. Odiaba a ese tío, era un borde, antipático y desagradable antisocial. La idea de pasar tiempo con él me asqueaba, y ya si me paraba a pensar que tendría que casarme con él y convivir juntos..., o peor intimar y tener hijos.....Eran cosas que intentaba no pensar porque me repugnaban.
Suspiré ante la pregunta de Michael a la vez que negaba con la cabeza.
-¿Peor que tener que casarme con ese capullo? No creo que haya algo peor que eso....--murmuré algo desanimada dirigiendo mi vista hacia un lado.
Pero las siguientes palabras de Michael captaron toda mi atención, haciendo que mis ojos se posaran sobre los suyos para atentamente escuchar que era lo que decía. Alcé una ceja muy interesada y entrecerré los ojos.
-¿Qué formas?....En estos momentos el honor de mi familia me importa poco..., básicamente porque apenas tengo familia y mi padre con esto ha conseguido que me replantee si es un buen padre o no, y si piensa en mi felicidad o en sus propios intereses antes que en mí....
Danielle E. Roossenvert»Gryffindor - Mensajes : 270
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: Endulzando la vida [Mike VR]
Si alguien me hubiera dicho que iba a existir una relación así entre Danielle y yo, jamás lo hubiera creído. Ella era todo lo contrario a mí, era tímida, responsable, una buena persona. Exacto, todo lo contrario a mí. Además, siempre había creído en las normas que se establecían en automático al quedar en Slytherin. No me molestaban los hijos de muggles o los mestizos, siempre y cuando no se metieran conmigo. De hecho, todos mis amigos eran puros, así como las chicas con las que salía. En ese aspecto era selectivo y mucho. Ni mi hermano mayor ni la abuela habían sido fanáticos extremistas de la pureza de sangre, pero sí creían en la división de la sangre. Puros con puros, mestizos con el resto. Así de simple. No conocía las ideas de Danielle, pero me podía hacer una idea. No la veía capaz de odiar a alguien, por mucho daño que le hiciera. No entendía cómo podía tener tanta paciencia, tanta… Pureza en su ser. Era extraño, mucho. Era algo diferente a lo que estaba acostumbrado.
Por mucho que lo intentara, siempre que hablaba de Anne salía ese lado de hermano mellizo orgulloso por su hermanita. Ella era el motivo de mi felicidad, así como la de Wyatt. Era mi confidente y mi mejor amiga. Probablemente era con la única con la que me permitía ser… Bueno, ser yo mismo. El que alguien más comentara lo buena persona que era no hacía más hacerme sonreír, inevitablemente. – Lo es, - dirigí oportunamente mi mirada hacia otro de los estantes, antes de comenzar a hablar de más, a delatar lo importante que era mi hermana para mí. Siempre era un poco patético cada que alguien preguntaba sobre Anne. Aunque no me gustara, ella era mi debilidad, la única que podría tener. Di por zanjado el tema de mi melliza. No necesitaba decir más.
Sí que debía de odiar al chico como para cambiar su expresión, siempre dulce y tranquila por una tensa y carente de cualquier indicio de sonrisa. A como yo lo veía, había cosas mucho peores que casarse. Casarse. El simple pensamiento de esa palabra me ponía los nervios de punta. Era normal. Después de vivir durante años en carne propia lo desagradable que se puede volver un matrimonio, la verdad lo último que pensaría hacer de mi vida era buscar una pareja estable y comprometerse. Con mayor razón descartaba el tener hijos. No, no y no. No imaginaba cómo Danielle lidiaba con todo eso. – Créelo, puede ser mucho peor, - una alerta se encendió en mi cabeza. Estaba diciendo demasiado. ¿Qué carajo pasaba hoy que parecía no controlar mis palabras? Me encogí de hombros, restándole importancia a mis propias palabras, mientras miraba de forma evaluadora a la Gryffindor. Eso sería incómodo… Para ella, al menos. A mí me daba igual hablar sobre estos temas. – Bien… No sé si te habrán contado sobre la ceremonia de las varitas, - automáticamente miré a nuestro alrededor. No había nadie lo suficientemente cerca como para escuchar, pero por si acaso… Posé mi mano derecha sobre la espalda de Danielle y la acerqué a mí. Quien viera pensaría que decidíamos qué dulces llevar y nada más. – Antes de casarse, la novia debe de comprobar que sigue siendo pura de cuerpo y alma. Si no lo es, su varita se rompe y la familia del novio está en todo el derecho de romper el compromiso, - al terminar las palabras dichas en un tono confidencial, enarqué una ceja, buscando cualquier pequeña expresión en su rostro, lo que fuera, que me indicara si debía de dejar el tema allí o si debía continuar. – No es algo agradable y para mi gusto es anticuado, pero es lo que se hace, - bien, ya estaba, lo había dicho. Al menos era la opción que se me ocurría, siempre y cuando la familia del susodicho prometido fuera tan extremista como pensaba.
Por mucho que lo intentara, siempre que hablaba de Anne salía ese lado de hermano mellizo orgulloso por su hermanita. Ella era el motivo de mi felicidad, así como la de Wyatt. Era mi confidente y mi mejor amiga. Probablemente era con la única con la que me permitía ser… Bueno, ser yo mismo. El que alguien más comentara lo buena persona que era no hacía más hacerme sonreír, inevitablemente. – Lo es, - dirigí oportunamente mi mirada hacia otro de los estantes, antes de comenzar a hablar de más, a delatar lo importante que era mi hermana para mí. Siempre era un poco patético cada que alguien preguntaba sobre Anne. Aunque no me gustara, ella era mi debilidad, la única que podría tener. Di por zanjado el tema de mi melliza. No necesitaba decir más.
Sí que debía de odiar al chico como para cambiar su expresión, siempre dulce y tranquila por una tensa y carente de cualquier indicio de sonrisa. A como yo lo veía, había cosas mucho peores que casarse. Casarse. El simple pensamiento de esa palabra me ponía los nervios de punta. Era normal. Después de vivir durante años en carne propia lo desagradable que se puede volver un matrimonio, la verdad lo último que pensaría hacer de mi vida era buscar una pareja estable y comprometerse. Con mayor razón descartaba el tener hijos. No, no y no. No imaginaba cómo Danielle lidiaba con todo eso. – Créelo, puede ser mucho peor, - una alerta se encendió en mi cabeza. Estaba diciendo demasiado. ¿Qué carajo pasaba hoy que parecía no controlar mis palabras? Me encogí de hombros, restándole importancia a mis propias palabras, mientras miraba de forma evaluadora a la Gryffindor. Eso sería incómodo… Para ella, al menos. A mí me daba igual hablar sobre estos temas. – Bien… No sé si te habrán contado sobre la ceremonia de las varitas, - automáticamente miré a nuestro alrededor. No había nadie lo suficientemente cerca como para escuchar, pero por si acaso… Posé mi mano derecha sobre la espalda de Danielle y la acerqué a mí. Quien viera pensaría que decidíamos qué dulces llevar y nada más. – Antes de casarse, la novia debe de comprobar que sigue siendo pura de cuerpo y alma. Si no lo es, su varita se rompe y la familia del novio está en todo el derecho de romper el compromiso, - al terminar las palabras dichas en un tono confidencial, enarqué una ceja, buscando cualquier pequeña expresión en su rostro, lo que fuera, que me indicara si debía de dejar el tema allí o si debía continuar. – No es algo agradable y para mi gusto es anticuado, pero es lo que se hace, - bien, ya estaba, lo había dicho. Al menos era la opción que se me ocurría, siempre y cuando la familia del susodicho prometido fuera tan extremista como pensaba.
Von Ruerich»Slytherin - Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 22/01/2012
Re: Endulzando la vida [Mike VR]
Por su respuesta corta y distraída al hablar de Anne, supuse que era un tema que tampoco tenía mucha transcendencia o del cuál no quería hablar tampoco mucho, pues denotaba que era un chico reservado, y yo lo entendía, pues tampoco era de las que se explayan en largas conversaciones con cualquiera.
Alcé la comisura de los labios dibujando una sonrisa que denotaba dulzura ante el amor fraternal de Mike por Anne, sin duda era algo bonito.
Yo siempre había querido hermanos, pero lo más parecido que tenía a eso, era Aidan, pero obviamente jamás sería lo mismo.
Ahora más que cualquier otro tema de conversación me interesaba el tema del compromiso con Kelyan y todo lo relacionado como matrimonios de conveniencia; no porque me fascinara el tema, si no porque quizá averiguando todo respecto al asunto, pudiera encontrar una manera de parar todo esto.
Claro que no empezamos bien con Mike diciendo que podía ser peor la situación....¿Peor? pero no podía haber nada.... Me iba a quedar sin vida!
Iba a tener que vivir con ese borde y estúpido, y peor....dormir con él..
Y ya tan sólo el simple hecho de pensar que me podía poner un dedo encima...., me revolvía el estómago.
Seguí escuchando a Mike y entonces si hubiera sido un tío se me habrían puesto de cascabel. Cere....¿¡que!? que ceremonia ni que ceremonia! ¿ de qué hablaba? no sabía que era eso pero sonaba horrible, y me estaba empezando a asustar...
Lo peor de todo es que con la mala suerte que yo tenía, iba a ser pura en todo y la varita no se iba a romper a menos que pusiera algún tipo de remedio. Tomé aire y lo solté de muy poco en poco, intentando no hiperventilar ahí mismo. Miré a Mike llena de miedo y tragué saliva.
- Y...y esa ceremonia...¿ en qué consiste? ¿ Cómo puedo hacer que mi varita se rompa? --suspiré con algo de desesperación y le miré temerosa ante su respuesta.
Algo en mi interior me decía que el tema del compromiso iba a acabar con mi vida o con la relación con mi padre, y sinceramente no sé que era peor
Alcé la comisura de los labios dibujando una sonrisa que denotaba dulzura ante el amor fraternal de Mike por Anne, sin duda era algo bonito.
Yo siempre había querido hermanos, pero lo más parecido que tenía a eso, era Aidan, pero obviamente jamás sería lo mismo.
Ahora más que cualquier otro tema de conversación me interesaba el tema del compromiso con Kelyan y todo lo relacionado como matrimonios de conveniencia; no porque me fascinara el tema, si no porque quizá averiguando todo respecto al asunto, pudiera encontrar una manera de parar todo esto.
Claro que no empezamos bien con Mike diciendo que podía ser peor la situación....¿Peor? pero no podía haber nada.... Me iba a quedar sin vida!
Iba a tener que vivir con ese borde y estúpido, y peor....dormir con él..
Y ya tan sólo el simple hecho de pensar que me podía poner un dedo encima...., me revolvía el estómago.
Seguí escuchando a Mike y entonces si hubiera sido un tío se me habrían puesto de cascabel. Cere....¿¡que!? que ceremonia ni que ceremonia! ¿ de qué hablaba? no sabía que era eso pero sonaba horrible, y me estaba empezando a asustar...
Lo peor de todo es que con la mala suerte que yo tenía, iba a ser pura en todo y la varita no se iba a romper a menos que pusiera algún tipo de remedio. Tomé aire y lo solté de muy poco en poco, intentando no hiperventilar ahí mismo. Miré a Mike llena de miedo y tragué saliva.
- Y...y esa ceremonia...¿ en qué consiste? ¿ Cómo puedo hacer que mi varita se rompa? --suspiré con algo de desesperación y le miré temerosa ante su respuesta.
Algo en mi interior me decía que el tema del compromiso iba a acabar con mi vida o con la relación con mi padre, y sinceramente no sé que era peor
Danielle E. Roossenvert»Gryffindor - Mensajes : 270
Fecha de inscripción : 10/01/2012
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