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El oficio de una madre.
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El oficio de una madre.
Tras unos cuantos días reflexionando, llegué a semejante conclusión. Scorpius, nos había hablado a cerca de su nueva novia, o capricho como lo llama su padre. Yo estaba contenta de que mi hijo hubiese encontrado una muchacha decente, a pesar de tratarse de una Weasley. Había tenido infinidad de discusiones con Draco a cerca de la dicha relación, puesto que tanto Scorpius como mi marido siempre habían tenido un carácter demasiado fuerte, por lo que solían discutir a menudo. Y, a veces me daba la sensación de que era la única que de veras se preocupaba por él. En uno de los viajes de Draco, aproveché para acercarme a Hogwarts para poder conversar tranquilamente con Scorpius, saber cómo le iba y, ¿por qué no? Tener la posibilidad de conocer a la chica.
Con un leve chasqueo de los dedos, me aparecí en Hogwarts, junto a las mazmorras. Caminé entre barullos de muchachos que corrían hacia clases, y elevé la mirada buscando la puerta del despacho de Severus, él podría ayudarme a encontrar a Scorpius, sería más sencillo que buscarlo sola entre tantas aulas, pasillos y plantas. La divisé, tan solo a un par de metros. Caminé firmemente, hasta estar frente a ésta, toqué a la puerta con los nudillos, bastante fuerte para que se hiciera notar. Esperé unos minutos, pero no obtuve respuesta alguna. Suspiré un poco desolada y decidí encaminarme hacia el campo de Quidditch, donde solían entrenar, ya que quizás allí podrían ayudarme a encontrarlo.
Caminé hacia el exterior del castillo, andando con cuidado para no caer con semejantes tacones que finalizaban en punta mis zapatos. He de reconocer que, debería haberme calzado con otra cosa, no era el lugar más propio para caminar con ellos. Tras bajar una pequeña ladera y unas cuantas escaleras, llegué a dicho campo. Sonreí aliviada, tras mirar por un segundo hacia atrás y ver que ya había terminado mi calvario, aunque solo por un rato ya que después debía subirlo y no sabía que podía ser peor. Sobre el cielo se elevaban escobas y túnicas verdes, por lo que supuse que era Slytherin quien estaba allí. Como un fugaz relámpago, una cabellera rubia se coló por entre las nubes, estaba más que claro que se trataba de Scorpius. Alcé la mano, en señal de saludo y esperé a que descendiese.
Con un leve chasqueo de los dedos, me aparecí en Hogwarts, junto a las mazmorras. Caminé entre barullos de muchachos que corrían hacia clases, y elevé la mirada buscando la puerta del despacho de Severus, él podría ayudarme a encontrar a Scorpius, sería más sencillo que buscarlo sola entre tantas aulas, pasillos y plantas. La divisé, tan solo a un par de metros. Caminé firmemente, hasta estar frente a ésta, toqué a la puerta con los nudillos, bastante fuerte para que se hiciera notar. Esperé unos minutos, pero no obtuve respuesta alguna. Suspiré un poco desolada y decidí encaminarme hacia el campo de Quidditch, donde solían entrenar, ya que quizás allí podrían ayudarme a encontrarlo.
Caminé hacia el exterior del castillo, andando con cuidado para no caer con semejantes tacones que finalizaban en punta mis zapatos. He de reconocer que, debería haberme calzado con otra cosa, no era el lugar más propio para caminar con ellos. Tras bajar una pequeña ladera y unas cuantas escaleras, llegué a dicho campo. Sonreí aliviada, tras mirar por un segundo hacia atrás y ver que ya había terminado mi calvario, aunque solo por un rato ya que después debía subirlo y no sabía que podía ser peor. Sobre el cielo se elevaban escobas y túnicas verdes, por lo que supuse que era Slytherin quien estaba allí. Como un fugaz relámpago, una cabellera rubia se coló por entre las nubes, estaba más que claro que se trataba de Scorpius. Alcé la mano, en señal de saludo y esperé a que descendiese.
Astoria Malfoy- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 20/01/2012
Re: El oficio de una madre.
Suspire mientras continuaba caminando-Muévete-le había dicho a una mocosa de primero, mi cabeza en alto, y mis ojos fríos y bien puestos en cualquiera que tuviera la osadía de ponerse contra mí Se cree mucho porque es una Malfoy y es novia de Albus cuchicheaban al verme pasar y …¿Qué pensaban? Pues claro que me creía demasiado por ser una Malfoy y salir con Albus Potter. Cualquiera que estuviera en mi lugar lo haría sin chistar y de eso estoy más que segura, por que no creía de verdad que una chica fuera tan tonta para no querer estar en mi lugar; con tanto poder y dinero, belleza, sabiduría.
Mi paso era firme por los pasillos del castillo que tanto me molestaba y del cual quería salir de inmediato, edad, la edad era un impedimento poderoso para poder seguir ahí a costas de todos los demás, por eso hacia ahí…nos ocultaban como ratas de los inmundos muggles de los cuales no podíamos hacer nada para darles lo que realmente se merecían…la muerte. Porque éramos superiores, en todo aspecto, y el puro hecho de imaginar que los muggles tuvieran un hijo con dotes mágicos me producía escalofríos por todo el cuerpo.
Llegue al campo de Quidditch donde practicaba Slytherin y ahí…en lo alto, se encontraba mi guapo novio, compitiendo para ser el mejor. Siempre. Siempre sería el mejor en todo y de ello no me cavia la menor duda y muchos se preguntaban cómo era que una Malfoy terminara con un Potter después de tanta rivalidad de los dos líderes familiares, no era tan difícil, Albus era tan distinto a su padre como de su familia…único; aquella era la palabra que mejor definía al ser que mas amaba.
Mire a mi hermano por los aires dar vueltas de igual manera compitiendo y suspire con pesadez, Albus se acerco a mí y beso mis labios pronunciando que lo esperara que tardaría y que si fuera mejor me fuera a la Sala Común a descansar del pesado día que había tenido, asentí y él se elevo de nuevo en los aires. Fue ahí cuando vi a la mujer que me había dado la vida-¿Madre?-pregunte para mis adentros, estaba del otro lado del campo, mire de nuevo a Scorpius que ya se había dado cuenta de su presencia.
En unos pocos minutos me encontraba detrás de ella mirándola expectante-¿Madre?-repetí la pregunta pero ahora en voz alta, de algo que tenían los Malfoy sobre mí, era el poder de que era la más amada de ellos por el simple hecho de ser la única hija que se parecía a Astoria Malfoy. Que la mujer que había dado la vida a los tres hijos de Draco concediera a su hija pequeña su tez, la curva de los labios, las mejillas sonrosadas, aquellos labios cual carmín y lo que ningún Malfoy había heredado de ella…El color del cabello.
Hacia unos pocos meses me había mudado de su casa gracias a mis dos hermanos, me había ido con mis abuelos y mis padres eran los únicos de los cuales no había datos de ellos desde que me fui, la mire sorprendida con los mismos ojos de ella puestos en los míos. ¿Qué hacia ella aquí?
Mi paso era firme por los pasillos del castillo que tanto me molestaba y del cual quería salir de inmediato, edad, la edad era un impedimento poderoso para poder seguir ahí a costas de todos los demás, por eso hacia ahí…nos ocultaban como ratas de los inmundos muggles de los cuales no podíamos hacer nada para darles lo que realmente se merecían…la muerte. Porque éramos superiores, en todo aspecto, y el puro hecho de imaginar que los muggles tuvieran un hijo con dotes mágicos me producía escalofríos por todo el cuerpo.
Llegue al campo de Quidditch donde practicaba Slytherin y ahí…en lo alto, se encontraba mi guapo novio, compitiendo para ser el mejor. Siempre. Siempre sería el mejor en todo y de ello no me cavia la menor duda y muchos se preguntaban cómo era que una Malfoy terminara con un Potter después de tanta rivalidad de los dos líderes familiares, no era tan difícil, Albus era tan distinto a su padre como de su familia…único; aquella era la palabra que mejor definía al ser que mas amaba.
Mire a mi hermano por los aires dar vueltas de igual manera compitiendo y suspire con pesadez, Albus se acerco a mí y beso mis labios pronunciando que lo esperara que tardaría y que si fuera mejor me fuera a la Sala Común a descansar del pesado día que había tenido, asentí y él se elevo de nuevo en los aires. Fue ahí cuando vi a la mujer que me había dado la vida-¿Madre?-pregunte para mis adentros, estaba del otro lado del campo, mire de nuevo a Scorpius que ya se había dado cuenta de su presencia.
En unos pocos minutos me encontraba detrás de ella mirándola expectante-¿Madre?-repetí la pregunta pero ahora en voz alta, de algo que tenían los Malfoy sobre mí, era el poder de que era la más amada de ellos por el simple hecho de ser la única hija que se parecía a Astoria Malfoy. Que la mujer que había dado la vida a los tres hijos de Draco concediera a su hija pequeña su tez, la curva de los labios, las mejillas sonrosadas, aquellos labios cual carmín y lo que ningún Malfoy había heredado de ella…El color del cabello.
Hacia unos pocos meses me había mudado de su casa gracias a mis dos hermanos, me había ido con mis abuelos y mis padres eran los únicos de los cuales no había datos de ellos desde que me fui, la mire sorprendida con los mismos ojos de ella puestos en los míos. ¿Qué hacia ella aquí?
Bellatrix C. Malfoy»Slytherin || Admin - Mensajes : 347
Fecha de inscripción : 25/12/2011
Re: El oficio de una madre.
La mañana había pasado tranquila, entre clases y charlas, algo rutinario pero agradable. Se había levantado tarde, había desayunado bien, las clases del día había sido productivas, en fin, no sentía que había perdido el día sino todo lo contrario. Se encontraba en su sala común, con la compañía de un viejo libro y el crepitar de la madera al quemarse en la chimenea cuando sintió que alguien le ponía la mano en el hombro sacándo así al rubio de su lectura. Levantó la mirada y esbozó una leve sonrisa -Vamos a entrenar, nos vemos en el campo en 10 minutos- cerró el libro firmemente y se puso en pié -Voy a cambiarme, ahí estaré- El rubio corrió rápidamente hacia su habitación para así cambiarse de ropa, cogió su escoba y salió casi corriendo de la sala común en dirección al campo de quidditch.
Intentó llegar al campo lo más rápido posible, pero no fue tarea fácil al haberse encontrado por el camino a varios estudiantes que no hacían más que cuchichear a sus espaldas y otras muchas tonterías, cosas que a estas alturas ya no deberían importarle pero es obvio que resulta imposible hacer oídos sordos a ese tipo de cosas. Suspiró fuertemente, ligeramente molesto, sonrió tratando así de dar entender al resto que poco le importaba lo que pudiesen decir de él a sus espaldas, es felíz, ¿qué podía importale el resto?. Agarró fuertemente su escoba y aligeró el paso hacia el campo de quidditch. No tardó demasiado en llegar.
Miró a su alrededor, allí se encontraban todos sus compañeros de equipo, cruzó unas vagas y molestas miradas con Potter antes de colocar su escoba y alzarse en el aire. Sintió el aire frío rozar su cara, resultaba refrescante. Dió comienzo el entrenamiento, fué largo y duro, aquella vez el joven Malfoy se había esforzado en exceso por la simple presencia de Albus. Vió llegar a su hermana, principalmente porque Mr. Potter descendió sólo para saludarla, no soportaba verles juntos, pero tampoco iba a decir nada al respecto, prefería no meterse en dicha relación y así evitarse más discusiones al respecto. No tomó mayor importancia con dicha aparición, pero no pudo evitar parar en seco al ver otra melena morena en el campo, su figura era más estilizada que la de su hermana y además, le estaba saludando. Paró en seco en el aire al verla, tragó saliva, ¿qué hacía su madre allí?. Movió ligeramente la cabeza para evitarse raros pensamientos y al terminar de entrenar decidió tomar tierra y se acercó poco a poco a su madre con ligero temor a lo que pudiese estar haciendo ella allí, ¿qué vendría a decirle?, ¿acaso algún otro recado?. Respiró hondo al llegar frente a su madre y su hermana, les dedicó una mirada y una leve sonrisa -Madre- Dijo en casi un susurro.
Intentó llegar al campo lo más rápido posible, pero no fue tarea fácil al haberse encontrado por el camino a varios estudiantes que no hacían más que cuchichear a sus espaldas y otras muchas tonterías, cosas que a estas alturas ya no deberían importarle pero es obvio que resulta imposible hacer oídos sordos a ese tipo de cosas. Suspiró fuertemente, ligeramente molesto, sonrió tratando así de dar entender al resto que poco le importaba lo que pudiesen decir de él a sus espaldas, es felíz, ¿qué podía importale el resto?. Agarró fuertemente su escoba y aligeró el paso hacia el campo de quidditch. No tardó demasiado en llegar.
Miró a su alrededor, allí se encontraban todos sus compañeros de equipo, cruzó unas vagas y molestas miradas con Potter antes de colocar su escoba y alzarse en el aire. Sintió el aire frío rozar su cara, resultaba refrescante. Dió comienzo el entrenamiento, fué largo y duro, aquella vez el joven Malfoy se había esforzado en exceso por la simple presencia de Albus. Vió llegar a su hermana, principalmente porque Mr. Potter descendió sólo para saludarla, no soportaba verles juntos, pero tampoco iba a decir nada al respecto, prefería no meterse en dicha relación y así evitarse más discusiones al respecto. No tomó mayor importancia con dicha aparición, pero no pudo evitar parar en seco al ver otra melena morena en el campo, su figura era más estilizada que la de su hermana y además, le estaba saludando. Paró en seco en el aire al verla, tragó saliva, ¿qué hacía su madre allí?. Movió ligeramente la cabeza para evitarse raros pensamientos y al terminar de entrenar decidió tomar tierra y se acercó poco a poco a su madre con ligero temor a lo que pudiese estar haciendo ella allí, ¿qué vendría a decirle?, ¿acaso algún otro recado?. Respiró hondo al llegar frente a su madre y su hermana, les dedicó una mirada y una leve sonrisa -Madre- Dijo en casi un susurro.
Invitado- Invitado
Re: El oficio de una madre.
Sonreí al conseguir captar la atención de mi hijo mayor, aunque en su cara se dibujó una expresión entre temor e interrogación. Mi dilema fue segundos después, cuando escuché una firme y cariñosa voz que me era familiar. Me volteé algo sorprendida, a la misma vez que intentaba no caer por culpa de los zapatos. Pude ver a mi hija, mi pequeña hija la cual había sacado cada gen mío. Me quedé bloqueada por un momento, hacía semanas que no la había visto a causa de que se había ido con Albus Potter. Mi marido no daba a vasto, su hijo con una Weasley y su hija mayor con un Potter. Y, aunque yo lo quería, mis hijos estaban por delante e intentaba no perder mi relación con ellos. Tuve la sensación de que me echaría a llorar, puesto que la había echado bastante de menos. La abracé. La abracé muy fuerte, como si no la hubiese visto desde hacía muchos años. Me separé un instante de ella, para poder mirarla de arriba hacia abajo y comprobar que estaba bien.
- Por Salazar, hija -la abracé, de nuevo, para después mirarla-, ¿cómo estás? ¿Estás bien?
En cuestión de segundos, comencé a hacerle un interrogatorio para saber si estaba en condiciones. Estaba contenta, ya que no esperaba verla puesto que no sabía cómo podría reaccionar ante mi visita. Pero al tenerla allí, todo cambió. Fue muy deprisa, solo quería abrazarla. De repente, escuché un pequeño susurro.
- Scorpius -lo miré con una sonrisa, dejando un suave beso en su mejilla-, necesitaba hablar contigo, pero no contaba con ver a tu hermana. Estoy tan contenta…
Esta última frase la dije en un fino hilo de voz, me quedé un poco en blanco, pero no tardé en reaccionar. Los miré a ambos y volví a sonreír.
- Veréis yo -intenté articular palabra, pero la emoción de ver a mi pequeña no me dejaba decir cosas coherente-… Os echo tanto de menos, hijos. Odio que la relación con vuestro padre sea tan fría.
Agaché por un momento la mirada, me daba rabia no poder tener a mi familia junta. Por unas cuestiones o por otras, a Draco siempre le gustaba llevar la contraria. Con Scorpius era más duro, lo consideraba fuera de lugar, así que de mí era de la única persona que recibía cariño. A Bellatrix la tenía apartada por el simple hecho de estar saliendo con Albus Potter. Y a Narcissa, bueno… Narcissa era la única que parecía soportar. A mí me daba igual si mis hijos eran de una manera o de otra, eran mis hijos y les debía todo el amor y el cariño del mundo; así que no me importaba demasiado con quién saliesen o dejasen de salir.
- Por Salazar, hija -la abracé, de nuevo, para después mirarla-, ¿cómo estás? ¿Estás bien?
En cuestión de segundos, comencé a hacerle un interrogatorio para saber si estaba en condiciones. Estaba contenta, ya que no esperaba verla puesto que no sabía cómo podría reaccionar ante mi visita. Pero al tenerla allí, todo cambió. Fue muy deprisa, solo quería abrazarla. De repente, escuché un pequeño susurro.
- Scorpius -lo miré con una sonrisa, dejando un suave beso en su mejilla-, necesitaba hablar contigo, pero no contaba con ver a tu hermana. Estoy tan contenta…
Esta última frase la dije en un fino hilo de voz, me quedé un poco en blanco, pero no tardé en reaccionar. Los miré a ambos y volví a sonreír.
- Veréis yo -intenté articular palabra, pero la emoción de ver a mi pequeña no me dejaba decir cosas coherente-… Os echo tanto de menos, hijos. Odio que la relación con vuestro padre sea tan fría.
Agaché por un momento la mirada, me daba rabia no poder tener a mi familia junta. Por unas cuestiones o por otras, a Draco siempre le gustaba llevar la contraria. Con Scorpius era más duro, lo consideraba fuera de lugar, así que de mí era de la única persona que recibía cariño. A Bellatrix la tenía apartada por el simple hecho de estar saliendo con Albus Potter. Y a Narcissa, bueno… Narcissa era la única que parecía soportar. A mí me daba igual si mis hijos eran de una manera o de otra, eran mis hijos y les debía todo el amor y el cariño del mundo; así que no me importaba demasiado con quién saliesen o dejasen de salir.
Astoria Malfoy- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 20/01/2012
Re: El oficio de una madre.
Cerré bruscamente el libro que se encontraba frente a mí y golpee mi frente contra su pasta, agotada jamás creí que podría sentirme tan débil. De por si, yo era una persona demasiado hiperactiva, habladora y sonriente, pero hoy sentía que no daba para mas, los ojos se me cerraban, las piernas me temblaban y mi cuello no respondía, cuando yo pedía que se elevara erguidamente y dejara de lastimar mi inocente frente. Como odiaba las tareas de Estudios Muggles, no es que los odiara, por que no lo hacia, ni que me molestaran, por que tampoco lo hacían, pero en verdad no los entendía, eso de la tednolojia era demasiado raro, complicado, pero finalmente todo era mi culpa. ¿Quién me había mandado a inscribirme en esa clase? Din-din-din ¡TENEMOS GANADORA! Yo. Que estupidez de mi parte, no sabia nada de ellos cuando comencé y no sabia nada de ellos aun, porque aunque la maestra fuera todo lo dulce y comprensiva que es, no lograba calar en la mente de una Malfoy. Aunque fuera esta Malfoy.
Entonces, por fin mi cabeza reacciono, la levante, aparte a un mas el libro y me puse de pie, para arrastrar mis pies hacia la salida, pensé que quizá el aire fresco despertaría mis neuronas, aunque también, la quietud podría dormirlas aun mas. Sonreí. Como una boba seguramente, pues todo en mi estaba adormecido, mi sonrisa, no lo seria menos, posiblemente todo aquel que apreciara esa sonrisa, o se reiría o me miraría raro. Pero no es que me molestase, ya me miraban raro. Pronto, ya sin darme cuenta estaba fuera de mi habitación, de la sala común y de el castillo. Mi paso era pausado, y a pesar de estar en movimiento, seguía luchando con mis parpados para que no se cerraran, pensé que quizá era culpa del hambre, así que saque una barra de chocolate del bolsillo de mi pantalón, era muggle, pero riquísima, una amiga me la había invitado en la clase de Estudios Muggles, sus padres lo eran, y tenían una fabrica donde vendían los mejores, al menos eso decía ella, aunque yo no podía evitar no creerle, sin duda eran muy ricos. De repente, no se porque se me ocurrió ir al campo de Quidditch sabia que Slytherin estaba practicando, quizá esto me daría oportunidad de ver a Scorpius, hacia muchísimo que no lo veía. Cuando llegue, me pareció ver algo muy peculiar, Scor, Bella y una cabeza que reconocería dormida ¿Que hacia mi madre en Hogwarts? y lo peor ¿como es que no me había enterado hasta ahora? me acerque pausadamente, pues, a pesar de el chocolate, que aun no terminaba, me había energizado un poco, todavía mis músculos estaban adoloridos. Y cuando al fin estaba cerca di un gran respiro y exclame - ¿ Reunión familiar y no me invitan?- fue un comentario sarcástico, para nada agrio, y había una sonrisa en mi rostro que esperaba, no fuera mal interpretada, entonces ya tenia a mamá en frente, por lo que no evite abrazarla muy fuerte, la había extrañado, por supuesto y se lo dije -Te extrañe mucho, mamá ¿que haces aquí?- Era totalmente consiente, de que era yo la única que no la llamaba "madre" en voz alta.
Entonces, por fin mi cabeza reacciono, la levante, aparte a un mas el libro y me puse de pie, para arrastrar mis pies hacia la salida, pensé que quizá el aire fresco despertaría mis neuronas, aunque también, la quietud podría dormirlas aun mas. Sonreí. Como una boba seguramente, pues todo en mi estaba adormecido, mi sonrisa, no lo seria menos, posiblemente todo aquel que apreciara esa sonrisa, o se reiría o me miraría raro. Pero no es que me molestase, ya me miraban raro. Pronto, ya sin darme cuenta estaba fuera de mi habitación, de la sala común y de el castillo. Mi paso era pausado, y a pesar de estar en movimiento, seguía luchando con mis parpados para que no se cerraran, pensé que quizá era culpa del hambre, así que saque una barra de chocolate del bolsillo de mi pantalón, era muggle, pero riquísima, una amiga me la había invitado en la clase de Estudios Muggles, sus padres lo eran, y tenían una fabrica donde vendían los mejores, al menos eso decía ella, aunque yo no podía evitar no creerle, sin duda eran muy ricos. De repente, no se porque se me ocurrió ir al campo de Quidditch sabia que Slytherin estaba practicando, quizá esto me daría oportunidad de ver a Scorpius, hacia muchísimo que no lo veía. Cuando llegue, me pareció ver algo muy peculiar, Scor, Bella y una cabeza que reconocería dormida ¿Que hacia mi madre en Hogwarts? y lo peor ¿como es que no me había enterado hasta ahora? me acerque pausadamente, pues, a pesar de el chocolate, que aun no terminaba, me había energizado un poco, todavía mis músculos estaban adoloridos. Y cuando al fin estaba cerca di un gran respiro y exclame - ¿ Reunión familiar y no me invitan?- fue un comentario sarcástico, para nada agrio, y había una sonrisa en mi rostro que esperaba, no fuera mal interpretada, entonces ya tenia a mamá en frente, por lo que no evite abrazarla muy fuerte, la había extrañado, por supuesto y se lo dije -Te extrañe mucho, mamá ¿que haces aquí?- Era totalmente consiente, de que era yo la única que no la llamaba "madre" en voz alta.
Invitado- Invitado
Re: El oficio de una madre.
De un momento a otro aquello se había convertido en una reunión familiar, sólo faltaba que ahora apareciese su padre, no, mejor que él no. Oh, por Merlín, ¿dónde se había metido?, ¿cómo habían llegado a aquello? y lo más importante, ¿qué hacía su madre allí?, eran muchas las preguntas que el joven tenía en la cabeza y pocas las ideas para responderlas.
Al escuchar hablar a su hermana Narcissa el rubio sintió como un fuerte nudo se hacía y apretaba en su garganta, por lo que no pudo evitar carraspear. Ella siempre la llamaba "mamá", sí, vale, es otra forma de decir "madre" pero le resultaba tan extraño, él jamás se atrevería a dirigirse de esa manera a ninguno de sus padres y nunca había llegado a entender como su hermana podía pronunciar aquellas palabras con tanto cariño y fluidez.
Suspiró fuertemente haciéndose notar entre las mujeres, con la mano que tenía libre, pues con la otra sujetaba su escoba, se revolvió ligeramente el pelo, miró a las allí presentes y volvió a suspirar, pero esta vez de una maneras más suave.
-Madre, ¿para qué has venido?- el joven efectuó la pregunta, tajante y serio, pero sin ningún tipo de mal ni molestia, le agradaba ver a su madre pero a lo mejor no era el momento más adecuado, ha decir verdad no se esperada tan inesperada visita, y encuentros, pues, la aparición de sus hermanas también le daba mucho en qué pensar. Miró a su madre ligeramente preocupado, temía que esta sólo hubiese hecho acto de presencia en el colegio, cosa que de por sí era poco habitual, para darle algún comunicado de su padre u alguna otra cosa que tuviese que ver con ese hombre y que a él le hiciese molestar.
De un momento a otro el joven Malfoy se encontraba desvariando sin razón, no había necesitado ayuda, él sólo se había reconcomido los sesos. Entonces, una pequeña e insignificante idea se plantó en su cabeza, ¿estaba su padre al corriente del reciente viaje que su madre acababa de efectuar?, lo dudaba, apartó la vista ladeada y volvió a suspirar -Madre- dijo en casi un susurro, tras esto volvió a mirarla fijando en ella una mirada de preocupación -¿sabe padre que estás aquí?-
Al escuchar hablar a su hermana Narcissa el rubio sintió como un fuerte nudo se hacía y apretaba en su garganta, por lo que no pudo evitar carraspear. Ella siempre la llamaba "mamá", sí, vale, es otra forma de decir "madre" pero le resultaba tan extraño, él jamás se atrevería a dirigirse de esa manera a ninguno de sus padres y nunca había llegado a entender como su hermana podía pronunciar aquellas palabras con tanto cariño y fluidez.
Suspiró fuertemente haciéndose notar entre las mujeres, con la mano que tenía libre, pues con la otra sujetaba su escoba, se revolvió ligeramente el pelo, miró a las allí presentes y volvió a suspirar, pero esta vez de una maneras más suave.
-Madre, ¿para qué has venido?- el joven efectuó la pregunta, tajante y serio, pero sin ningún tipo de mal ni molestia, le agradaba ver a su madre pero a lo mejor no era el momento más adecuado, ha decir verdad no se esperada tan inesperada visita, y encuentros, pues, la aparición de sus hermanas también le daba mucho en qué pensar. Miró a su madre ligeramente preocupado, temía que esta sólo hubiese hecho acto de presencia en el colegio, cosa que de por sí era poco habitual, para darle algún comunicado de su padre u alguna otra cosa que tuviese que ver con ese hombre y que a él le hiciese molestar.
De un momento a otro el joven Malfoy se encontraba desvariando sin razón, no había necesitado ayuda, él sólo se había reconcomido los sesos. Entonces, una pequeña e insignificante idea se plantó en su cabeza, ¿estaba su padre al corriente del reciente viaje que su madre acababa de efectuar?, lo dudaba, apartó la vista ladeada y volvió a suspirar -Madre- dijo en casi un susurro, tras esto volvió a mirarla fijando en ella una mirada de preocupación -¿sabe padre que estás aquí?-
Invitado- Invitado
Re: El oficio de una madre.
Tome por sorpresa su efusiva reacción y la mire sorprendida-Madre-repetí, de verdad que la quería, pero no podía demostrar mis sentimientos y mis puntos débiles para que los enemigos que tuviéramos Albus y yo se dieran a notar-Si, si, muy bien-asentí una sola vez para mirarla. Dijo mil y un preguntas que no sabía con que contestar y fue cuando apareció Scorpius, teníamos ciertos varios problemas porque él se había convertido en un traidor igual que mi familia entera, escuchándola decir que estaba contenta hizo que agachara la cabeza y una diminuta sonrisa se hiciera presente en mi rostro para cuando alce la mirada Albus me miraba acusadoramente y la borre de inmediatamente.
Sonreí ahora de forma sarcástica-¿Relación fría?-pregunte alzando ambas cejas-Draco es frio como el hielo-susurre-Algo que herede de el mas que mis hermanos-sonreí aun mas con la misma mueca sarcástica-Padre quiere casarme con quien se le pegue en gana… ¿Qué le da el derecho? Solo por ser mi padre, no, no me casare con ningún Traicionero de la Sangre por más dinero que tenga-dije fríamente –No por ser la más pequeña me casara con quien desee, a ver, me pregunto yo que por qué no casa a Narcissa y a mí no-dije en el tono más bajo que pude. Una cabellera entre rubia y caoba se acerco y alce los ojos hacia el cielo-¡Merlín!- con fastidio respondi-De la estaba hablando-sonreí al ver llegar a mi hermana con su tan habituada sonrisa.
Mire al rubio y asentí -Lo mismo estaba por preguntar Scorpius- respondí y mire de nuevo hacia donde estaban los Slytherin practicando, lo vi y sonríe, me lanzo un beso y mis mejillas se tornaron rojas para después mirar hacia su familia-¿Qué haces aquí madre?-pregunto imitando a su hermano alzando las cejas al puro estilo Malfoy. Miro de nuevo a los del equipo y suspiro al notar que todos se despedían-¿Me permiten un momento?-pregunte para alejarme inmediatamente de ellos corriendo hacia donde estaba el chico de cabellera negra-Amor-pronuncie para que él se volteara y sonrío acercándose y tomándome de la cintura preguntando qué pasaba con ellos-Reunión familiar, supongo, solo falta que llegue Draco y de verdad será una verdadera reunión familiar-voltee los ojos y se rio un poco para besar mis labios con suavidad-Ve a la Sala Común, mi amor, estas todo sucio y sudoroso…-antes siquiera de que me dejara continuar me beso de nuevo e hizo su gesto sexy para que me tentara-No, ahora no, por favor-me reí y me soltó para dar un fuerte beso de nueva manera para alejarse de ella y caminar hacia el castillo.
Caminando ahora con paso rápido regrese hacia donde ellos-Ya-dije con una sonrisa de satisfacción al poder encontrarme con mi novio, mire a mis dos hermanos y sonríe aun mas al ver sus expresiones, yo no era como las chicas que se emocionaban porque su familia conociera a su novio; solo lo hacía por molestar. Así había sido en un principio cuando Scorpius y Albus no eran más que amigos y después comenzaron las disputas sobre quien era verdaderamente Albus, se había convertido en mi obsesión, y en lo que más deseaba y de igual manera en lo peor que los dos hombres de la casa mas odiaban.
Sonreí ahora de forma sarcástica-¿Relación fría?-pregunte alzando ambas cejas-Draco es frio como el hielo-susurre-Algo que herede de el mas que mis hermanos-sonreí aun mas con la misma mueca sarcástica-Padre quiere casarme con quien se le pegue en gana… ¿Qué le da el derecho? Solo por ser mi padre, no, no me casare con ningún Traicionero de la Sangre por más dinero que tenga-dije fríamente –No por ser la más pequeña me casara con quien desee, a ver, me pregunto yo que por qué no casa a Narcissa y a mí no-dije en el tono más bajo que pude. Una cabellera entre rubia y caoba se acerco y alce los ojos hacia el cielo-¡Merlín!- con fastidio respondi-De la estaba hablando-sonreí al ver llegar a mi hermana con su tan habituada sonrisa.
Mire al rubio y asentí -Lo mismo estaba por preguntar Scorpius- respondí y mire de nuevo hacia donde estaban los Slytherin practicando, lo vi y sonríe, me lanzo un beso y mis mejillas se tornaron rojas para después mirar hacia su familia-¿Qué haces aquí madre?-pregunto imitando a su hermano alzando las cejas al puro estilo Malfoy. Miro de nuevo a los del equipo y suspiro al notar que todos se despedían-¿Me permiten un momento?-pregunte para alejarme inmediatamente de ellos corriendo hacia donde estaba el chico de cabellera negra-Amor-pronuncie para que él se volteara y sonrío acercándose y tomándome de la cintura preguntando qué pasaba con ellos-Reunión familiar, supongo, solo falta que llegue Draco y de verdad será una verdadera reunión familiar-voltee los ojos y se rio un poco para besar mis labios con suavidad-Ve a la Sala Común, mi amor, estas todo sucio y sudoroso…-antes siquiera de que me dejara continuar me beso de nuevo e hizo su gesto sexy para que me tentara-No, ahora no, por favor-me reí y me soltó para dar un fuerte beso de nueva manera para alejarse de ella y caminar hacia el castillo.
Caminando ahora con paso rápido regrese hacia donde ellos-Ya-dije con una sonrisa de satisfacción al poder encontrarme con mi novio, mire a mis dos hermanos y sonríe aun mas al ver sus expresiones, yo no era como las chicas que se emocionaban porque su familia conociera a su novio; solo lo hacía por molestar. Así había sido en un principio cuando Scorpius y Albus no eran más que amigos y después comenzaron las disputas sobre quien era verdaderamente Albus, se había convertido en mi obsesión, y en lo que más deseaba y de igual manera en lo peor que los dos hombres de la casa mas odiaban.
Bellatrix C. Malfoy»Slytherin || Admin - Mensajes : 347
Fecha de inscripción : 25/12/2011
Re: El oficio de una madre.
- Orden:
- Astoria ~ Scorpius ~ Bellatrix ~ Narcissa
- He venido para hablar contigo, Scorpius -lo miré-. Pero no es nada malo, no te preocupes.
Acaricié su mejilla, se veía preocupado y, lo cierto, es que no era para menos. Yo no solía ir a hablar con el director o los maestros, de eso siempre se encargaba mi marido. Sonreí al sentir que se tranquilizaba. De pronto, me sorprendió una pequeña voz, acompañada de un cariñoso sarcasmo. Me volteé para mirar, tal y como lo había intuido era mi hija mayor. Le di un abrazo y un suave beso en la frente.
- Hola, cielo -me separé para poder mirarla-. Bueno, lo cierto es que no es una reunión familiar. Necesitaba hablar con vuestro hermano, pero estoy muy contenta de poder teneros a los tres aquí.
En realidad, tras haber hablado con Scorpius quería ir a ver a mis pequeñas. Narcissa era fácil de encontrarla, siempre entre libros, y con Bella lo tenía algo más complicado. Fue toda una suerte encontrarnos, puesto que no creía poder caminar mucho más. Suspiré cuando Scorpius y Bella entonaron la misma pregunta.
- No, hijos -respondí, algo seria. Estaba cansada de ser siempre controlada por Draco y me molestaba-. Vuestro padre no sabe que estoy aquí, él está de viaje.
En ese momento, comencé a desesperarme ante semejante situación. Mi hijo preocupado por si pensaba que venía a regañarle o cosas por el estilo. Y, mi hija pequeña echándome en cara que su padre le quería concertar un matrimonio. Alcé un momento la voz, pidiendo silencio.
- Bella, hija, no te preocupes, ¿vale? -la miré con ternura- Tu padre no va a concertar ningún matrimonio, puesto que yo no lo permitiré. No te haré pasar el mal trago por el que yo tuve que pasar. ¿Quieres estar con Albus? Adelante, nadie va a decirte nada, ¿vale, cariño?
Dediqué mi mirada a Scorpius, que parecía estar temblando esperando alguna mala noticia. Aquello me hacía hasta gracia, mi pobre pequeño.
- Cielo, solo quiero hablar contigo acerca de Rose, no es nada malo -le sonreí, intentando quitarle hierro al asunto-. Sé que a vuestro padre todo esto le da igual, pero a mí no. Yo no os voy a dar de lado, me gusta saber qué hacen mis hijos, con quién salen… No en el plan de ser una madre obsesionada, simplemente no quiero que me apartéis de vuestra vida, como es el caso de Draco.
Astoria Malfoy- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 20/01/2012
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