To Hell... And Back |Anne|

Últimamente se había corrido el rumor por los pasillos de Hogwarts que la casa abandonada que había por los parámetros del pueblecito de Hogsmeade, esa a la que habían apodado ahora como ''La Casa de los Gritos'', era receptora de criaturas espelugnantes, criaturas que dedicaban sus noches a gritar y aullar atemorizando a los vecinos cercanos a ella. Gritos desgarradores, decían unos, como si cada cierto tiempo se viviera una cruel tortura de gente dentro de aquella vieja y ruinosa casa. Habladurías, por supuesto. No era la primera vez que corrían historias así, tonterías de cuatro o cinco niñatos que no tenían otra cosa que hacer en sus vidas que dedicarse a inventar historietas de niños para darle algo de que hablar a los demás de su ''especie''. Con sinceridad podía decir que mi creencia en cuanto a ello era nula. ¿Qué cosas podían haber en una casa abandonada? Más que ruinas, polvo y puras telas de araña. Si hubiera dentro de ella cualquier otra cosa estaba seguro que el Ministerio habrá intervenido y, por tanto, el Profeta se hubiera dado a lucir con uno de sus típicas portadas propagandísticas. No había nada por lo que interesarse. Sin embargo, he de admitir que tras llegar a Hogsmeade en una de las pocas excursiones que se organizaban, la idea de hacerle una visita a la denominada ''Casa de los Gritos'' me resultó tan tentativa que no tardé en separarme del reducido grupo de confidentes para dirigirme a los terrenos de aquella casa.

- Vaya tontería.. - Murmuré cuando, en el interior de la casa, me dediqué a vagar por los estrechos y oscuros pasillos. Cada paso que daba estaba acompañado de un crujido de aquella malgastada y malcuidada madera del pavimento, acompañando a crear una atmósfera de los más tensa. Como era de imaginar lo que reinaba en aquella casa no era más de lo que yo había dicho: polvo, telarañas y ruinas. Todo eso acompañado de un sepulcrar silencio que solo era interrumpido por mi lento caminar, uno que a pesar de intentar sigiloso me era imposible conseguirlo. Si, estaba perdiendo el tiempo. Me detuve cuando terminé por califiar aquella escapada como estúpida, ahí no había nada interesante por lo que molestarse a curiosear, por lo que de la misma manera que había recorrido los rincones de aquella propiedad, di una vuelta apoyándome sobre los talones y reanimé mi avanzar para irme.

No fue más que dar dos o tres pasos cuando un ruido, proveniente del piso de abajo, me hizo detenerme de nuevo. ¿Era la puerta o era imaginaciones mías? Estuve por unos segundos en silencio, a la espera de escuchar algo más que delatara la presencia de otra persona en aquella vieja choza. No tenía dueño, que yo supiera ¿no? Así que no sería otra cosa que o un alumno curioso como yo o cualquier ciudadano de Hogsmeade. Seguí escuchando pisadas, unas que hacían a la madera crujir bajo sus pies demostrando lo vieja que era y lo poco resistente que podría llegar a ser. Volví a reanimar mi caminar, bajando las escaleras con cuidado no solo de pisar las tablas que parecían estar mejores, sino también con la intención de no hacer mucho ruido. Una estupidez, pues era inevitable que la madera crujiera al menos un poco cuando yo la pisaba. Podría haberme decantado por irme y dejar la casa con aquella persona que había entrado, mas como mi siempre mi curiosidad iba por un paso adelantada a mi persona, por lo que en vez de dirigirme hacia la puerta que tenía a poco más de cuatro pasos, me adentré en el primer piso. Todo en la casa parecía ser igual. Reinaba la madera con muy mal aspecto, casi sin color alguno, muchas pequeñas grietas y otras directamente rotas. Las telarañas colgaban del techo y de cualquier esquina de las paredes o de los muebles. No quería ni imaginarme la cantidad de bichos que tenía aquella casa, que sin duda tenía que ser bastante grande.

Mi mirada se clavó en la espalda de una chica. Eso me hizo ladear una ligera sonrisa que duró poco para no ser descubierta por nadie. ¿La conocía? No estaba seguro, estaba de espaldas y poco podía decir así. Sin embargo, me imaginé que era de Hogwarts al verla curiosear el lugar de manera superficial. No esta haciendo otra cosa ahí - ¿Curioseando? - Pregunté de repente, deteniéndome mientras metía mis manos en el interior de los bolsillos de mi pantalón.