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Bienvenido a Magic is Might, un foro basado en la tercera generación de la saga de Harry Potter. Este año se realizará el torneo de los tres magos, participaran del mismo Hogwarts {Inglaterra}, Magedumanis {Grecia} y Myeongmab {Corea del Sur}. Los campeones aun no han sido elegidos, sumate a esta aventura y participa del torneo, agregando tu nombre en el cáliz o simplemente apoyando a tu campeón.
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De incapacidad e inutilidad {Privi; Woonie}
2 participantes
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De incapacidad e inutilidad {Privi; Woonie}
Por la tarde, Miércoles.
Clima húmedo.
Aula de Pociones, Mazmorras, Hogwarts.
Reservado para Son Dong Woon.
Clima húmedo.
Aula de Pociones, Mazmorras, Hogwarts.
Reservado para Son Dong Woon.
No podía creerse que aquella poción de verdad, de verdad de la buena, se le estuviese resistiendo desde el comienzo del curso. Y estamos hablando de hace meses. Sabía que no tenía que frustrarse porque entonces se ponía nerviosa y nerviosa se volvía torpe y con manos de trapo. Tenía que mantener la cabeza fría, ser objetiva y encontrar su fallo. Era la decimonovena oportunidad que le daba la profesora de hacer aquello y estaba segura de que no le daría más. Si no conseguía entregarle una poción de Muertos en Vida que fuese decente y/o pasable, tendría que suspender aquel trimestre. ¡Suspender! ¡Ella! No, era completa y totalmente inaceptable. Y no es que esas cosas le preocupasen en demasía, de hecho, no sería la primera vez que suspendía algo. El problema estaba en que era una estúpida poción y no había que tener talento para las pociones. Sólo paciencia y saber leer instrucciones y llevarlas a cabo. Así que ¿en qué demonios estaba fallando? Ella era capaz de resolver la más complicada operación de Aritmancia, las pociones eran cosas de niños.
Levantó la cabeza de la mesa, donde había tenido apoyada la frente en su momento de histeria, y se pinzó el puente de la nariz. Sintió algo en la frente y rápidamente se pasó la mano por la zona, despegando un escarabajo muerto sobre el que se había colocado sin saberlo, con un deje de nerviosismo al ver un bicho en su piel. Arrugó la nariz, asqueada. De verdad que no soportaba aquello más. Pociones era casi más repugnante que Herbología. Odiaba ensuciarse, con lo escrupulosa que podía llegar a ser. Se amarró el pelo mucho más alto en la cabeza y más fuerte, como siempre que buscaba concentración. Examinó una vez más el resultado de su tercera poción aquella tarde; parecía agua sucia.
Dejó caer una hoja de planta y esperó pacientemente a que sucediese alguna cosa, pero aparte de flotar no ocurrió nada. Niamh quiso pegarse cabezazos contra la mesa, la pared, el caldero... contra cualquier objeto contundente que pudiese aturdirla o matarla. Se sentó sobre la silla de forma brusca y empujó el caldero con rabia, logrando que volcase y se derramase por todos los pergaminos e ingredientes que tenía apilados en la mesa. Genial, ironizó mentalmente, fabuloso. Tragó duramente, obligándose a sacar la varita para arreglar el estropicio. Secó los pergaminos, colocó el caldero de nuevo y salvó algunos ingredientes. Volvió la vista al libro de sexto curso y releyó por millonésima vez las instrucciones de la poción (de aquella poción creada especialmente para torturarla y amargarle la existencia), que se sabía al dedillo gracias a su memoria eidética.
Estaba despeinada y cansada, y lloraría si volvía a fallar. Bueno, quizá no lloraría, pero rompería algo y lanzaría el libro por el retrete. Si fuese menos orgullosa, le pediría ayuda a alguien, pero se veía incapaz. Era inteligente y habilidosa. Una bruja extraordinaria. No necesitaba la ayuda de nadie para valerse sola. Estaba capacitada. No necesitaba a nadie en absoluto. Sus ojos verdes se fijaron en la hoja, que antes había echado al caldero, intacta sobre la mesa. —Maldito Filtro de Muertos en Vida —farfulló, preparando la cosas de nuevo—. Espero que Leticia Somnolens se esté revolviendo en su tumba, la muy...
Levantó la cabeza de la mesa, donde había tenido apoyada la frente en su momento de histeria, y se pinzó el puente de la nariz. Sintió algo en la frente y rápidamente se pasó la mano por la zona, despegando un escarabajo muerto sobre el que se había colocado sin saberlo, con un deje de nerviosismo al ver un bicho en su piel. Arrugó la nariz, asqueada. De verdad que no soportaba aquello más. Pociones era casi más repugnante que Herbología. Odiaba ensuciarse, con lo escrupulosa que podía llegar a ser. Se amarró el pelo mucho más alto en la cabeza y más fuerte, como siempre que buscaba concentración. Examinó una vez más el resultado de su tercera poción aquella tarde; parecía agua sucia.
Dejó caer una hoja de planta y esperó pacientemente a que sucediese alguna cosa, pero aparte de flotar no ocurrió nada. Niamh quiso pegarse cabezazos contra la mesa, la pared, el caldero... contra cualquier objeto contundente que pudiese aturdirla o matarla. Se sentó sobre la silla de forma brusca y empujó el caldero con rabia, logrando que volcase y se derramase por todos los pergaminos e ingredientes que tenía apilados en la mesa. Genial, ironizó mentalmente, fabuloso. Tragó duramente, obligándose a sacar la varita para arreglar el estropicio. Secó los pergaminos, colocó el caldero de nuevo y salvó algunos ingredientes. Volvió la vista al libro de sexto curso y releyó por millonésima vez las instrucciones de la poción (de aquella poción creada especialmente para torturarla y amargarle la existencia), que se sabía al dedillo gracias a su memoria eidética.
Estaba despeinada y cansada, y lloraría si volvía a fallar. Bueno, quizá no lloraría, pero rompería algo y lanzaría el libro por el retrete. Si fuese menos orgullosa, le pediría ayuda a alguien, pero se veía incapaz. Era inteligente y habilidosa. Una bruja extraordinaria. No necesitaba la ayuda de nadie para valerse sola. Estaba capacitada. No necesitaba a nadie en absoluto. Sus ojos verdes se fijaron en la hoja, que antes había echado al caldero, intacta sobre la mesa. —Maldito Filtro de Muertos en Vida —farfulló, preparando la cosas de nuevo—. Espero que Leticia Somnolens se esté revolviendo en su tumba, la muy...
Off. No doy para más ahora mismo, perdón, es muy pobre
Niamh D. McArdle»Ravenclaw - Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 12/01/2012
Re: De incapacidad e inutilidad {Privi; Woonie}
Tardé más de dos horas en hacer el trabajo que habían dejado en la clase de Cuidado de criaturas mágicas, para ser un Ravenclaw a veces me sentía demasiado lento y flojo para realizar mis deberes, prefería mil veces estar en la clase misma junto a las criaturas mágicas, como cuando conocimos los hipogrifos. Incluso en clases soy antisocial, y no porque yo me haga aparte, sino que todos se juntan en grupos y me quedo fuera de ellos.. y pocos se dignan a integrarme o siquiera mirarme, ¿por qué pasa eso? Tal vez sor perseguido y pienso que todos tienen algo en mi contra, pero es que insisto.. que me hayan abandonado al nacer hará que siempre tenga presente esto y juro que todo el mundo me dejará botado alguna vez. Es deprimente, doy lástima en verdad. Aunque siempre hay excepciones, cómo no. Niamh, por ejemplo. Al recordarla quise ir a buscarla enseguida, sabía perfectamente dónde se encontraba pues lo mencionó durante la mañana y no me sorprendería que estuviese aún allí, con lo mal que se lleva con las pociones lo más seguro es que ande dejando el desastre en el aula, que era donde se hallaba ahora.
Me coloqué la túnica con la bella insignia de las águilas y abandoné la Sala Común saliendo por el cuadro, ni siquiera éste me prestaba mucha atención, en ocasiones tenía que decirle varias veces el acertijo para que me dejara pasar y no era porque estuviese incorrecto, o no me escucha o lo hace para fastidiarme. ¡Por Merlín! En verdad pienso que todo el mundo está en mi contra. Bajé las escaleras sin mucha prisa, al menos mi mejor amiga me hacía caso, por algo tenía ese título. La adoraba. Y a pesar de que es un año mayor no le llamo 'Noona' como comunmente los chicos llamamos a las que son mayores que nosotros en Corea, le digo Niamh o Nia. No es que no la respete, al contrario, pero al tenerle más confianza me tomo el atrevimiento de decirle así, soy bastante raro ahora que lo pienso.
Al llegar abajo y caminar hacia las mazmorras pasé por al lado de un grupo de Slytherins. Corrijo. Ellos si me prestan atención, sólo por ser un 'sangre sucia' y como saben que soy calmado y rara vez respondo a la gente se sienten más seguros de lanzarme sus encantadores -nótese el sarcasmo- comentarios acerca de mi linaje. Si supieran que mis padres muggles me dejaron, uff. Más serían las bromas. Pasé de ellos, ni siquiera los miré. Me incomodaban y herían algunos comentarios, pero yo fingía que no por varios motivos, si alguien me pregunta sonreiré y negaré. Llegué finalmente a la Aula de Pociones, tan oscura como siempre y allí la ví. Sigilosamente avancé hasta la muchacha de ojos verdes con una pequeña sonrisita traviesa de alegría por oír lo que decía. Ahora los filtros de muertos en vida eran su problema, qué barbaridad. También me costaba pociones, pero yo no les maldecía como Niamh.
—¿Otra vez peleando con las pociones, Nia?— Pregunté asomándome por su hombro, mirando que era lo que tenía en ese misterioso caldero, sabía lo que preparaba pero no el resultado de lo que ella intentaba hacer. Sólo ví una hoja flotando en medio del líquido en lo que ella preparaba todo de nuevo. Estaba despeinada y notoriamente molesta porque no le había salido como quería, quizás cuántas veces ya había hecho la poción, yo no sabía hacerla pues esa la pasaban en sexto y no soy de los que leen libros de grados mayores salvo que esté muy demasiado aburrido o me lo pidan. —No deberías hablar así de la pobre Leticia Somnolens.— Agregué encontrando divertida la manera en que se descargaba de su inutilidad para hacer esa poción.
Me coloqué la túnica con la bella insignia de las águilas y abandoné la Sala Común saliendo por el cuadro, ni siquiera éste me prestaba mucha atención, en ocasiones tenía que decirle varias veces el acertijo para que me dejara pasar y no era porque estuviese incorrecto, o no me escucha o lo hace para fastidiarme. ¡Por Merlín! En verdad pienso que todo el mundo está en mi contra. Bajé las escaleras sin mucha prisa, al menos mi mejor amiga me hacía caso, por algo tenía ese título. La adoraba. Y a pesar de que es un año mayor no le llamo 'Noona' como comunmente los chicos llamamos a las que son mayores que nosotros en Corea, le digo Niamh o Nia. No es que no la respete, al contrario, pero al tenerle más confianza me tomo el atrevimiento de decirle así, soy bastante raro ahora que lo pienso.
Al llegar abajo y caminar hacia las mazmorras pasé por al lado de un grupo de Slytherins. Corrijo. Ellos si me prestan atención, sólo por ser un 'sangre sucia' y como saben que soy calmado y rara vez respondo a la gente se sienten más seguros de lanzarme sus encantadores -nótese el sarcasmo- comentarios acerca de mi linaje. Si supieran que mis padres muggles me dejaron, uff. Más serían las bromas. Pasé de ellos, ni siquiera los miré. Me incomodaban y herían algunos comentarios, pero yo fingía que no por varios motivos, si alguien me pregunta sonreiré y negaré. Llegué finalmente a la Aula de Pociones, tan oscura como siempre y allí la ví. Sigilosamente avancé hasta la muchacha de ojos verdes con una pequeña sonrisita traviesa de alegría por oír lo que decía. Ahora los filtros de muertos en vida eran su problema, qué barbaridad. También me costaba pociones, pero yo no les maldecía como Niamh.
—¿Otra vez peleando con las pociones, Nia?— Pregunté asomándome por su hombro, mirando que era lo que tenía en ese misterioso caldero, sabía lo que preparaba pero no el resultado de lo que ella intentaba hacer. Sólo ví una hoja flotando en medio del líquido en lo que ella preparaba todo de nuevo. Estaba despeinada y notoriamente molesta porque no le había salido como quería, quizás cuántas veces ya había hecho la poción, yo no sabía hacerla pues esa la pasaban en sexto y no soy de los que leen libros de grados mayores salvo que esté muy demasiado aburrido o me lo pidan. —No deberías hablar así de la pobre Leticia Somnolens.— Agregué encontrando divertida la manera en que se descargaba de su inutilidad para hacer esa poción.
Son Dong Woon»Ravenclaw - Mensajes : 142
Fecha de inscripción : 28/12/2011
Re: De incapacidad e inutilidad {Privi; Woonie}
Las largas y finas hojas de Asfódelo estaban mojadas a causa de la poción derramada y, contra todo pronóstico, parecían un poco débiles. Aquello, en vez de animarla a continuar, sólo consiguió enfadarla más. La planta, para la correcta elaboración del Filtro, debía estar fresca y sana. Ahora todas sus reservan se resumían a un montoncito de hojas arrugadas y de aspecto moribundo. Frunció el ceño, confeccionando mentalmente una lista de soluciones para llevar a cabo, ya que necesitaba aquellas hojas para continuar con sus inútiles y fallidos intentos del Filtro de Muertos en Vida. Mientras lo pensaba se limitó a dedicarse ha reorganizar sus cosas sobre la mesa, apilándolas cuidadosamente y clasificándolas por tipo, utilidad y tamaño. Era lo que hacía para entretener siempre sus inquietas manos y, tan concentrada se encontraba en la tarea de prepararlo todo, que ni siquiera se percató del momento en el que dejó de estar sola en el aula de Pociones.
La voz de su amigo la sobresaltó ligeramente, haciendo que los colmillos de serpiente que tenía en la mano cayesen de nuevo sobre el escritorio. Con cualquier otra persona, Niamh se habría enfadado por la interrupción, por esa forma silenciosa de colocarse tras ella. A cualquier otra persona le habría espetado que, para la próxima vez, carraspeara, tosiera o que hiciera algún tipo de ruido para advertir su presencia en el lugar o acabaría provocándole un infarto. Pero, al tratarse de Son, ella se limitó a sonreí calurosamente y a girar la cabeza hacía atrás. —Yo no peleo con las pociones —contradijo, haciendo un mohín con la boca, aunque la pregunta había sido claramente retórica—. Peleo con ésta en concreto.
Se pasó una mano por el pelo, intentando aplacar un poco el desastre que habían hecho los vapores de las pociones con él, y se giró para encontrarse con la mirada de su amigo. Y, como siempre, se asombró y fastidió a la vez al ver lo alto que éste era. Niamh a su lado parecía un enano de jardín, con su poco más de metro y medio de altura. Siempre había estado terriblemente acomplejada por su escaso tamaño y estaba claro que hacerse amiga de gente tan alta no era bueno para su autoestima. Suspiró y le dio un suave apretón en el antebrazo a modo de saludo. Su costumbre era besar las mejillas pero tendría que subirse a una silla para eso o obligar a Son a que se inclinase. A pesar de todo, Son era una de las personas a las que más apreciaba dentro del castillo y, aunque se sintiese como una miniatura a su lado, disfrutaba los momentos que pasaban juntos. —La pobre Leticia Somnolens era una envidiosa amargada que creó la poción para matar a no sé quién de la realeza. Si hubiese sido una mujer íntegra, habría aceptado que no podía poseer lo que otra persona y se habría dedicado a la costura o algo similar, en vez de crear una poción estúpida que le amargaría la vida, cientos de años después, a una pobre estudiante —soltó, con su forma apresurada y atropellada de hablar cuando no estaba del mejor humor, aunque su tono seguía siendo simpático—. Así que, se buen amigo y compadécete de mí, no de ella.
Volvió a posicionarse frente a la mesa, dándole la espalda a Son y reanudó la tarea de organizar sus ingredientes. Aunque seguía sin saber cómo conseguir Asfódelo de forma inmediata, sin tener que comprarlo por catalogo, robarlo de los Invernaderos o buscarlo en alguna visita a Hogsmeade. Quizá Daniel tuviese, pero no estaba segura de si él lo compartiría. Podía quitárselo sin que se diese cuenta, era fácil para ella captar y distraer a Daniel, después podía dejar que él pensase que lo había gastado. Sí, eso haría en cuanto volviese después a la Sala Común. Por el momento, estaba segura de que quedaba un poco en el armario del aula. Se encaminó hacia el fondo de la estancia donde éste se encontraba. En ese armario no había nada de otro mundo, sólo ingredientes comunes que podrían necesitarse durante una clase, lo verdaderamente peligroso se encontraba en el almacén privado de a profesora. Zigzagueó por las mesas hasta que llegó. Lo abrió de un tirón y escondió la cabeza dentro, rebuscando. —¿Y cómo es que has venido a verme? ¿Ya has terminado lo que tenías que hacer? —preguntó desde le interior, logrando que su voz quedase algo ahuecada y lejana. Cuando encontró una bolsita con algunas hojas, regresó a la mesa y se remangó bien para comenzar de nuevo, pero atenta a cualquier conversación que Son quisiese comenzar.
La voz de su amigo la sobresaltó ligeramente, haciendo que los colmillos de serpiente que tenía en la mano cayesen de nuevo sobre el escritorio. Con cualquier otra persona, Niamh se habría enfadado por la interrupción, por esa forma silenciosa de colocarse tras ella. A cualquier otra persona le habría espetado que, para la próxima vez, carraspeara, tosiera o que hiciera algún tipo de ruido para advertir su presencia en el lugar o acabaría provocándole un infarto. Pero, al tratarse de Son, ella se limitó a sonreí calurosamente y a girar la cabeza hacía atrás. —Yo no peleo con las pociones —contradijo, haciendo un mohín con la boca, aunque la pregunta había sido claramente retórica—. Peleo con ésta en concreto.
Se pasó una mano por el pelo, intentando aplacar un poco el desastre que habían hecho los vapores de las pociones con él, y se giró para encontrarse con la mirada de su amigo. Y, como siempre, se asombró y fastidió a la vez al ver lo alto que éste era. Niamh a su lado parecía un enano de jardín, con su poco más de metro y medio de altura. Siempre había estado terriblemente acomplejada por su escaso tamaño y estaba claro que hacerse amiga de gente tan alta no era bueno para su autoestima. Suspiró y le dio un suave apretón en el antebrazo a modo de saludo. Su costumbre era besar las mejillas pero tendría que subirse a una silla para eso o obligar a Son a que se inclinase. A pesar de todo, Son era una de las personas a las que más apreciaba dentro del castillo y, aunque se sintiese como una miniatura a su lado, disfrutaba los momentos que pasaban juntos. —La pobre Leticia Somnolens era una envidiosa amargada que creó la poción para matar a no sé quién de la realeza. Si hubiese sido una mujer íntegra, habría aceptado que no podía poseer lo que otra persona y se habría dedicado a la costura o algo similar, en vez de crear una poción estúpida que le amargaría la vida, cientos de años después, a una pobre estudiante —soltó, con su forma apresurada y atropellada de hablar cuando no estaba del mejor humor, aunque su tono seguía siendo simpático—. Así que, se buen amigo y compadécete de mí, no de ella.
Volvió a posicionarse frente a la mesa, dándole la espalda a Son y reanudó la tarea de organizar sus ingredientes. Aunque seguía sin saber cómo conseguir Asfódelo de forma inmediata, sin tener que comprarlo por catalogo, robarlo de los Invernaderos o buscarlo en alguna visita a Hogsmeade. Quizá Daniel tuviese, pero no estaba segura de si él lo compartiría. Podía quitárselo sin que se diese cuenta, era fácil para ella captar y distraer a Daniel, después podía dejar que él pensase que lo había gastado. Sí, eso haría en cuanto volviese después a la Sala Común. Por el momento, estaba segura de que quedaba un poco en el armario del aula. Se encaminó hacia el fondo de la estancia donde éste se encontraba. En ese armario no había nada de otro mundo, sólo ingredientes comunes que podrían necesitarse durante una clase, lo verdaderamente peligroso se encontraba en el almacén privado de a profesora. Zigzagueó por las mesas hasta que llegó. Lo abrió de un tirón y escondió la cabeza dentro, rebuscando. —¿Y cómo es que has venido a verme? ¿Ya has terminado lo que tenías que hacer? —preguntó desde le interior, logrando que su voz quedase algo ahuecada y lejana. Cuando encontró una bolsita con algunas hojas, regresó a la mesa y se remangó bien para comenzar de nuevo, pero atenta a cualquier conversación que Son quisiese comenzar.
Niamh D. McArdle»Ravenclaw - Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 12/01/2012
Re: De incapacidad e inutilidad {Privi; Woonie}
Oh por Merlín. Otra vez lo hice. Paso la vida quejándome de que siempre asusto a las personas apareciéndome de la nada y es precisamente lo que vine a hacer ahora. Por suerte Niamh no reaccionaba como la mayoría, era una de las pocas que me dedicaba una sonrisa y no una queja sobre que le asusté o algo parecido. Así le hizo ahora y por ello es que lo menciono, giró su cabeza hacia mí para mirarme y corregir mis palabras. Me reí un poco cuando dijo que no peleaba con todas las pociones, sólo con esa que intentaba hacer ahora y la entendía pues siempre hay una que te amarga la existencia, y no sólo en esta área. —Ah, ok.— Respondí a lo que dijo haciéndome a un lado con una sonrisa divertida, cuando ella se dio vuelta para mirarme aunque Niamh tenía que ver hacia arriba, mis 1.81 cms de estatura eran mucho en comparación a lo que medía la Ravenclaw. Yo jamás me he burlado de ella por ser bajita, me parece adorable en realidad que lo sea y espero que nadie la moleste por eso, sé lo que es que te pongan sobre nombres por aquello: Jirafa, palote, kilómetro parado u otros, algunos ofensivos.
Me dio un suave apretón en mi antebrazo y como reacción a eso -además de darle una calurosa sonrisa- puse mi mano en su cabeza, aprovechando de peinarle un poquito. Tras haber hecho esto la pobre estudiante comenzó a quejarse de la mujer creadora de la poción, tal como lo dijo la mujer estaba celosa de la hija del rey y por ello ideó todo eso de la poción para acabar con ella. —Vaya, suenas como toda una águila, ¡10 puntos para Ravenclaw!— Exclamé entre risas, me hacía gracia la manera en que lo decía. —Soy buen amigo, qué te pasa.. y aunque tengas razón, si pensaramos así tendríamos que culpar a todos los que siguieron haciendo esa poción, y nuestra profesora por estar enseñándonos la poción.— Mis palabras iban acompañadas de una sonrisita algo burlona, pero no lo decía para ponerme en su contra. Me senté en uno de los bancos que estaban allí cerca y la observé en lo que ella reorganizaba sus cosas.
Seguí su recorrido con la mirada, teniendo mis manos apoyadas en mis rodillas, al estar sentado quedaba más a su altura. Mientras tanto agarré el libro del cual leía los pasos y comencé a hojearlo antes de mirar la poción de Filtro de muertos en vida, quizás intentaría ayudarle aunque no estuviese familiarizado con esa poción ni mucho menos ser bueno en la clase esa, pero dicen que dos cabezas piensan mejor que una. Niamh fue al armario a buscar ingredientes y teniendo su cabeza dentro me preguntó si había terminado mis cosas. —Por eso vine a verte. Tardé en hacerlas, pero estoy libre ahora y me gusta tu compañía.. ya sabes, no muchos me hacen caso..— Dije moviendo los pies levemente de manera infantil mirándolos, parecía de esos patos que siempre siguen a todas partes a su madre, a veces me preguntaba si ella se aburría de eso, quizás hace rato ya ha querido mandarme lejos para que le deje respirar un poco, aunque cuando le daba su espacio para que hablara con otros me quedaba solo por allí.
La chica regresó entonces, se arremangó las mangas y noté que intentaría nuevamente hacer la poción así que dejé el libro en su lugar sin haber acabado de leer lo que quería. —Espero que no te moleste que esté aquí.. podría buscar a Hye-Noona para conversar con ella un rato, pero casi nunca la encuentro.— Y aunque la encontrase, no era tan cercano a ella como para ir en su búsqueda, prefería más encontrármela casualmente. Además se quejaba de que la llamara 'Noona', yo le digo así por respeto y si no lo uso con las demás chicas mayores de por aquí es porque no están familiarizadas con el término, aunque a veces se me sale solo. A Niamh, como ya dije, le digo por su nombre a pesar de que sabe que en Corea tenemos nuestros modismos y esas cosas.
Me dio un suave apretón en mi antebrazo y como reacción a eso -además de darle una calurosa sonrisa- puse mi mano en su cabeza, aprovechando de peinarle un poquito. Tras haber hecho esto la pobre estudiante comenzó a quejarse de la mujer creadora de la poción, tal como lo dijo la mujer estaba celosa de la hija del rey y por ello ideó todo eso de la poción para acabar con ella. —Vaya, suenas como toda una águila, ¡10 puntos para Ravenclaw!— Exclamé entre risas, me hacía gracia la manera en que lo decía. —Soy buen amigo, qué te pasa.. y aunque tengas razón, si pensaramos así tendríamos que culpar a todos los que siguieron haciendo esa poción, y nuestra profesora por estar enseñándonos la poción.— Mis palabras iban acompañadas de una sonrisita algo burlona, pero no lo decía para ponerme en su contra. Me senté en uno de los bancos que estaban allí cerca y la observé en lo que ella reorganizaba sus cosas.
Seguí su recorrido con la mirada, teniendo mis manos apoyadas en mis rodillas, al estar sentado quedaba más a su altura. Mientras tanto agarré el libro del cual leía los pasos y comencé a hojearlo antes de mirar la poción de Filtro de muertos en vida, quizás intentaría ayudarle aunque no estuviese familiarizado con esa poción ni mucho menos ser bueno en la clase esa, pero dicen que dos cabezas piensan mejor que una. Niamh fue al armario a buscar ingredientes y teniendo su cabeza dentro me preguntó si había terminado mis cosas. —Por eso vine a verte. Tardé en hacerlas, pero estoy libre ahora y me gusta tu compañía.. ya sabes, no muchos me hacen caso..— Dije moviendo los pies levemente de manera infantil mirándolos, parecía de esos patos que siempre siguen a todas partes a su madre, a veces me preguntaba si ella se aburría de eso, quizás hace rato ya ha querido mandarme lejos para que le deje respirar un poco, aunque cuando le daba su espacio para que hablara con otros me quedaba solo por allí.
La chica regresó entonces, se arremangó las mangas y noté que intentaría nuevamente hacer la poción así que dejé el libro en su lugar sin haber acabado de leer lo que quería. —Espero que no te moleste que esté aquí.. podría buscar a Hye-Noona para conversar con ella un rato, pero casi nunca la encuentro.— Y aunque la encontrase, no era tan cercano a ella como para ir en su búsqueda, prefería más encontrármela casualmente. Además se quejaba de que la llamara 'Noona', yo le digo así por respeto y si no lo uso con las demás chicas mayores de por aquí es porque no están familiarizadas con el término, aunque a veces se me sale solo. A Niamh, como ya dije, le digo por su nombre a pesar de que sabe que en Corea tenemos nuestros modismos y esas cosas.
Son Dong Woon»Ravenclaw - Mensajes : 142
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