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Bienvenido a Magic is Might, un foro basado en la tercera generación de la saga de Harry Potter. Este año se realizará el torneo de los tres magos, participaran del mismo Hogwarts {Inglaterra}, Magedumanis {Grecia} y Myeongmab {Corea del Sur}. Los campeones aun no han sido elegidos, sumate a esta aventura y participa del torneo, agregando tu nombre en el cáliz o simplemente apoyando a tu campeón.
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No lo he podido resistir **Michael**
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No lo he podido resistir **Michael**
**Eran las tres de la mañana, sinceramente no sabía que hacía levantada a estar horas, normalmente era una persona que nada más tumbarse en la cama se quedaba dormida al instante y no se despertaba ni aunque un terremoto derrumbara su casa ante sus narices, pero hoy, no sabía el verdadero motivo por el cual me había despertado en mitad de la noche medio sobresaltada. Seguramente había tenido una pesadilla, pero no recordaba nada de lo que había soñado. Suspiré viendo como mis compañeras de habitación dormían plácidamente, incluso algunas roncaban, bufé levemente al ver aquella estampa, ya que me fastidiaba que ellas pudieran dormir a pierna suelte y yo no, y eché las sábanas hacia atrás, para acto seguido bajarme de la cama y coger una blusa que estaba apoyada en mi baúl.
Nada más despertarme me habían entrado unas ganas terribles de comer, sabía que no debía de hacerlo, pero ya habría tiempo de lamentarse después. Pasé por la sala común sin hacer el menor ruido, puesto que no quería que nadie se enterase de mi escapada, y mucho menos del lugar al cual iba a ir.
Sonreí de lado cuando estuve fuera de mi sala común y antes de comenzar a andar en dirección a la cocina, miré a mi alrededor para percatarme de que ningún profesor o prefecto andaba cerca, suspiré cuando no vi a nadie rondando por allí y me encaminé con paso ligero hasta las cocinas.
Cuando llegué, entré sin más demora y noté como la mirada de los elfos se clavaba en mí. Alcé una ceja esperando que dejaran inmediatamente de mirarme, puesto que me ponía nerviosa sentirme observada. Cuando pensaba que me iban a echar de allí a patadas, me quedé bastante sorprendida de la hospitalidad con la que me trataron. Escuché como me preguntaba que quería tomar y me quedé pensando unos instantes** ¿Qué tal algo dulce? **Dije esperando a que los elfos domesticos se pusieran manos a la obra. En menos de 5 minutos los elfos empezaron a traer toda clase de dulces, desde el más pequeño hasta el más grande que se pudiera imaginar. Esbocé una sonrisilla ladeada y sin pensármelo dos veces me lancé a por un enorme pastel de chocolate que allí había**
Nada más despertarme me habían entrado unas ganas terribles de comer, sabía que no debía de hacerlo, pero ya habría tiempo de lamentarse después. Pasé por la sala común sin hacer el menor ruido, puesto que no quería que nadie se enterase de mi escapada, y mucho menos del lugar al cual iba a ir.
Sonreí de lado cuando estuve fuera de mi sala común y antes de comenzar a andar en dirección a la cocina, miré a mi alrededor para percatarme de que ningún profesor o prefecto andaba cerca, suspiré cuando no vi a nadie rondando por allí y me encaminé con paso ligero hasta las cocinas.
Cuando llegué, entré sin más demora y noté como la mirada de los elfos se clavaba en mí. Alcé una ceja esperando que dejaran inmediatamente de mirarme, puesto que me ponía nerviosa sentirme observada. Cuando pensaba que me iban a echar de allí a patadas, me quedé bastante sorprendida de la hospitalidad con la que me trataron. Escuché como me preguntaba que quería tomar y me quedé pensando unos instantes** ¿Qué tal algo dulce? **Dije esperando a que los elfos domesticos se pusieran manos a la obra. En menos de 5 minutos los elfos empezaron a traer toda clase de dulces, desde el más pequeño hasta el más grande que se pudiera imaginar. Esbocé una sonrisilla ladeada y sin pensármelo dos veces me lancé a por un enorme pastel de chocolate que allí había**
Eiza I. Abendroth»Ravenclaw - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: No lo he podido resistir **Michael**
Michael se dio la vuelta en su cama, una vez más. No sabía si la incomodidad se debía a que se había quedado dormido con el uniforme puesta –vaya, incluso tenía puestos aún los zapatos-, a que el reloj en su muñeca izquierda le estaba marcando la piel hasta dejársela de un tono rojizo o a los numerosos asuntos que rondaban en su mente, tal y como solía ocurrir por las noches, justamente a esa hora. Ya era algo normal que se despertara en medio de la noche, con sus ideas difusas y pensamientos especiales recurriendo a él. Se sentó en la orilla del colchón con sigilo, sin hacer más ruido que el de su ropa al rozar las sábanas. Sus ojos claros se dirigieron hacia la ventana de la habitación. Los rayos plateados de la luna entraban por la ventana, añadiendo al lugar la iluminación necesaria. La vista del rubio recorrió el lugar. Sus tres compañeros estaban dormidos ya, posiblemente ni siquiera se dieran cuenta si alguien entraba o salía de la habitación. Si él pudiera dormir tan bien, tampoco se percataría.
Recargó sus brazos sobre sus rodillas y acomodó el reloj de oro que llevaba puesto, abriendo y cerrando sus puños un par de veces para que la sangre circulara a su mano. Apenas eran las tres de la mañana. No era tan tarde. Solía dormir poco, siempre había sido así, desde pequeño, inclusive. De hecho, había sido extraño que se hubiera quedado dormido antes que el resto de sus compañeros. Ahora seguramente no dormiría lo que restaba de la noche. Perfecto… Se puso de pie y salió en total silencio de la habitación, cerrando la puerta detrás de él con cuidado. Una vez fuera, soltó el aire que había contenido y llevó su mano derecha al nudo de su corbata, jalándolo para deshacerlo un tanto. Desabrochó los primeros dos botones superiores de su camisa y se decidió por ir a la sala común. No creía que hubiera nadie a esa hora, mucho menos en día de escuela.
No se había equivocado. La sala estaba vacía y solamente quedaba un pequeño fuego en la chimenea. Aún ni se sentaba cuando su estómago exigió comida. Se había saltado la cena por quedarse dormido y ahora lo estaba pagando. No quería pensar demasiado en lo que sucedería si alguien lo encontraba fuera de la cama a esas horas, pero se arriesgaría. Salió de la sala común y se dirigió a las cocinas a paso rápido, conciente de cada pequeño sonido en la oscuridad, intentando no encontrarse con nadie, especialmente con ningún profesor. Tuvo el camino libre hasta las cocinas. Ya iba pensando en qué buscaría con los elfos domésticos… Le vendría bien un poco de tarta de limón quizá… Y chocolate caliente. Sí, eso parecía una buena cena.
En cuanto llegó a la cocina, se sorprendió al ver a Abendroth también allí. –Extraña hora para cenar, ¿no crees?- dijo en voz alta, recargándose en el marco de la puerta, mirando a la castaña por un instante. Apenas y dirigió su mirada hacia los elfos domésticos, pidiendo lo que quería de comer. Se acercó a la chica, mirando todos los dulces dispuestos en la mesa. -¿Te vas a comer todo eso?- preguntó con cierta sorpresa, con toda la intención de molestarla un poco.
Recargó sus brazos sobre sus rodillas y acomodó el reloj de oro que llevaba puesto, abriendo y cerrando sus puños un par de veces para que la sangre circulara a su mano. Apenas eran las tres de la mañana. No era tan tarde. Solía dormir poco, siempre había sido así, desde pequeño, inclusive. De hecho, había sido extraño que se hubiera quedado dormido antes que el resto de sus compañeros. Ahora seguramente no dormiría lo que restaba de la noche. Perfecto… Se puso de pie y salió en total silencio de la habitación, cerrando la puerta detrás de él con cuidado. Una vez fuera, soltó el aire que había contenido y llevó su mano derecha al nudo de su corbata, jalándolo para deshacerlo un tanto. Desabrochó los primeros dos botones superiores de su camisa y se decidió por ir a la sala común. No creía que hubiera nadie a esa hora, mucho menos en día de escuela.
No se había equivocado. La sala estaba vacía y solamente quedaba un pequeño fuego en la chimenea. Aún ni se sentaba cuando su estómago exigió comida. Se había saltado la cena por quedarse dormido y ahora lo estaba pagando. No quería pensar demasiado en lo que sucedería si alguien lo encontraba fuera de la cama a esas horas, pero se arriesgaría. Salió de la sala común y se dirigió a las cocinas a paso rápido, conciente de cada pequeño sonido en la oscuridad, intentando no encontrarse con nadie, especialmente con ningún profesor. Tuvo el camino libre hasta las cocinas. Ya iba pensando en qué buscaría con los elfos domésticos… Le vendría bien un poco de tarta de limón quizá… Y chocolate caliente. Sí, eso parecía una buena cena.
En cuanto llegó a la cocina, se sorprendió al ver a Abendroth también allí. –Extraña hora para cenar, ¿no crees?- dijo en voz alta, recargándose en el marco de la puerta, mirando a la castaña por un instante. Apenas y dirigió su mirada hacia los elfos domésticos, pidiendo lo que quería de comer. Se acercó a la chica, mirando todos los dulces dispuestos en la mesa. -¿Te vas a comer todo eso?- preguntó con cierta sorpresa, con toda la intención de molestarla un poco.
Invitado- Invitado
Re: No lo he podido resistir **Michael**
**Seguía disfrutando de aquel pastel de chocolate como si me fuera la vida en ello. La verdad es que quien me viera comiendo de aquella forma pensaría que era una muerta de hambre, claro que ninguno sospecharía lo que realmente me pasaba, al menos eso es lo que yo esperaba, que nadie se diera cuenta de mi enfermedad, pues si alguien se enteraba pronto lo harían los profesores y después mis padres y las consecuencias de aquello sería sacarme de Hogwarts para ingresarme en alguna clínica para que alguien me ayudara con mi problema y lo cierto es que yo no quería abandonar el castillo, me encontraba muy a gusto allí y quería seguir por mucho tiempo en aquel lugar.
Estaba tan concentrada en aquel pastel de chocolate, que ni si quiera me di cuenta de que alguien más había entrado en la cocina y estaba viendo aquel espectáculo, en el que yo era la protagonista y la víctima aquel pobre pastel de chocolate. No me di cuenta hasta que de repente escuché una voz masculina detrás de mí, haciendo que me sobresaltara y soltara el pastel de golpe, haciendo que este se deshiciera en mil pedazos al caer contra el plato. Cogí rápidamente una de las servilletas que estaba cerca de mí y me limpie alrededor de los labios, sin darme cuenta de que la punta de mi nariz y mis mejillas también estaban manchadas, pues al comer de aquella manera tan ansiosa me había pringado entera.
Me di la vuelta lentamente, sin darme cuenta de aquellas manchas, para ver a quien pertenecía la voz que había escuchado anteriormente y alcé una ceja al ver que se trataba de Michael Von Ruerich, rodé los ojos y me encogí de hombros levemente** Cada uno hace lo que quiere a la hora que quiere **Respondí al primero de sus comentarios, la verdad es que entre él y yo había algunos piques, pero a veces también conseguíamos llevarnos bien. Vi como se acercaba a mí y escuché el segundo de sus comentarios, sonreí de lado y negué con la cabeza mirándole** No, sabía que ibas a llegar pronto y guardé unos cuantos para ti **Le mentí mirándole. Lo cierto es que no tenía intención de comerme aquellos dulces, pero tampoco había pensado en él, ni si quiera sabía si le gustaba aquello, pero era más fácil que reconocer que era una glotona que comía sin parar para después ir corriendo al baño y expulsarlo todo porque se sentía culpable y no quería engordar**
Estaba tan concentrada en aquel pastel de chocolate, que ni si quiera me di cuenta de que alguien más había entrado en la cocina y estaba viendo aquel espectáculo, en el que yo era la protagonista y la víctima aquel pobre pastel de chocolate. No me di cuenta hasta que de repente escuché una voz masculina detrás de mí, haciendo que me sobresaltara y soltara el pastel de golpe, haciendo que este se deshiciera en mil pedazos al caer contra el plato. Cogí rápidamente una de las servilletas que estaba cerca de mí y me limpie alrededor de los labios, sin darme cuenta de que la punta de mi nariz y mis mejillas también estaban manchadas, pues al comer de aquella manera tan ansiosa me había pringado entera.
Me di la vuelta lentamente, sin darme cuenta de aquellas manchas, para ver a quien pertenecía la voz que había escuchado anteriormente y alcé una ceja al ver que se trataba de Michael Von Ruerich, rodé los ojos y me encogí de hombros levemente** Cada uno hace lo que quiere a la hora que quiere **Respondí al primero de sus comentarios, la verdad es que entre él y yo había algunos piques, pero a veces también conseguíamos llevarnos bien. Vi como se acercaba a mí y escuché el segundo de sus comentarios, sonreí de lado y negué con la cabeza mirándole** No, sabía que ibas a llegar pronto y guardé unos cuantos para ti **Le mentí mirándole. Lo cierto es que no tenía intención de comerme aquellos dulces, pero tampoco había pensado en él, ni si quiera sabía si le gustaba aquello, pero era más fácil que reconocer que era una glotona que comía sin parar para después ir corriendo al baño y expulsarlo todo porque se sentía culpable y no quería engordar**
Eiza I. Abendroth»Ravenclaw - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: No lo he podido resistir **Michael**
No iba a pretender que lo que estaba viendo le era normal, porque no era así. No pudo evitar enarcar una ceja con cierta sorpresa al ver comer a la chica. Nunca le había prestado atención al comer, porque no era uno de esos enfermos que veían a las personas a cada hora del día, haciendo de todo tipo de actividades, por el verla así, como si no hubiera comido en semanas le parecía extraño, mucho. Pero fue algo a lo que no le dio demasiada importancia. Eliminó cualquier duda de su mente al tiempo que se acercaba a ella. Quizá también se había saltado la cena. Él estaba hambriento de igual forma, probablemente se acabaría una pizza grande él solo. Hablando de pizza… Quizá también tuvieran un poco los elfos domésticos que pudieran ofrecerle. Michael siempre había comido mucho, algo que podría parecer inaudito tomando en cuenta que siempre se mantenía en forma. Pero si lo hacía era por las horas que pasaba practicando Quidditch y, en general, ejercitándose. Era bastante vanidoso en ese aspecto, y le gustaba mucho el tener una apariencia de lo más agradable para las mujeres. No podía engañar a nadie, disfrutaba de saberse atractivo para las chicas.
No había contado con asustar a la chica de cabello castaño. No era como si estuviera haciendo algo malo como para sobresaltarse de esa forma. O… Un momento. Sí estaba haciendo algo malo desde el instante en que no estaba en cama a esa hora de la noche. Eran un par de renegados. La idea le divirtió. Bastante. Observó el pastel de chocolate que ella había tenido en las manos caer al plato, deshaciéndose en miles de boronas de todos los tamaños. Observó con una sonrisa de suficiencia mientras ella se limpiaba los labios con una blanca servilleta. Pero se olvidó de un poco que quedaba en su nariz y en sus mejillas. Vaya que sí debía de tener hambre. –Tranquila, no voy a decirle a nadie que eres tú la que viene a robarse la comida por las noches,- dijo en un tono que, a pesar de ser serio, no ocultaba del todo la intención bromista que llevaban las palabras. Rió entre dientes al escuchar su respuesta a su comentario. –Qué considerado de tu parte, Eiza,- un perfectamente fingido tono halagado impregnó esa frase. Llevó su mano derecha al rostro de la chica y limpió con su pulgar la punta de su nariz y sus mejillas de los rastros de chocolate, para luego llevárselo a la boca. –No te culpo por querer acabártelo, no estaba mal,- aceptó, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón mientras la observaba. –Tienes un poco aquí,- observó, señalándose con su propio pulgar su barbilla. –A menos que quieras que también te lo quite…- esbozó una amplia e incitante sonrisa, totalmente divertido con sus propias palabras, al tiempo que un elfo dejaba lo que había pedido en la mesa y, con la misma, se iba. Tomó el plato con la torta de limón y tomó un pedazo con la cuchara, antes de probarla.
No había contado con asustar a la chica de cabello castaño. No era como si estuviera haciendo algo malo como para sobresaltarse de esa forma. O… Un momento. Sí estaba haciendo algo malo desde el instante en que no estaba en cama a esa hora de la noche. Eran un par de renegados. La idea le divirtió. Bastante. Observó el pastel de chocolate que ella había tenido en las manos caer al plato, deshaciéndose en miles de boronas de todos los tamaños. Observó con una sonrisa de suficiencia mientras ella se limpiaba los labios con una blanca servilleta. Pero se olvidó de un poco que quedaba en su nariz y en sus mejillas. Vaya que sí debía de tener hambre. –Tranquila, no voy a decirle a nadie que eres tú la que viene a robarse la comida por las noches,- dijo en un tono que, a pesar de ser serio, no ocultaba del todo la intención bromista que llevaban las palabras. Rió entre dientes al escuchar su respuesta a su comentario. –Qué considerado de tu parte, Eiza,- un perfectamente fingido tono halagado impregnó esa frase. Llevó su mano derecha al rostro de la chica y limpió con su pulgar la punta de su nariz y sus mejillas de los rastros de chocolate, para luego llevárselo a la boca. –No te culpo por querer acabártelo, no estaba mal,- aceptó, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón mientras la observaba. –Tienes un poco aquí,- observó, señalándose con su propio pulgar su barbilla. –A menos que quieras que también te lo quite…- esbozó una amplia e incitante sonrisa, totalmente divertido con sus propias palabras, al tiempo que un elfo dejaba lo que había pedido en la mesa y, con la misma, se iba. Tomó el plato con la torta de limón y tomó un pedazo con la cuchara, antes de probarla.
Invitado- Invitado
Re: No lo he podido resistir **Michael**
**Alcé una ceja al escuchar el primer comentario de Michael y sonreí de lado mirándole, aún sin darme cuenta de que tenía toda la cara manchada, no me daba cuenta del ridículo que estaba haciendo ante el muchacho, aunque eso tampoco era algo que me importase demasiado, pues no le daba mucha importancia a lo que pudieran decir o pensar de mí, yo era así, no había más, a quien le gustase perfecto, y a quien no ya sabía por donde largarse** Tranquilo, yo tampoco diré que eres tú quien me ayuda a hacerlo **Le dije en el mismo tono que había utilizado él, la misma seriedad, pero la misma chispa que hacía que todo terminase en una pequeña broma.
Sonreí de lado al escuchar lo que dijo el moreno y asentí con la cabeza levemente** Para que veas que siempre me acuerdo de ti **Comenté mirándole, sabiendo que aquellas palabras no harían más que subir su ego hacía lo más alto, pero lo cierto es que me causaba cierta gracia verle de aquella manera. Alcé mi ceja mirándole al notar como llevaba su mano hasta mi rostro sin entender muy bien por qué hacía aquello, iba a comenzar a gritarle que qué demonios hacía cuando de repente vi llevar su dedo hasta su boca manchado de algo marrón, al escuchar sus palabras comprendí que lo que había hecho simplemente había sido limpiarme** Es una pena que hayas llegado de repente y me hayas hecho soltarlo tan de repente **Murmuré haciendo como si estuviera molesta por aquello, aunque en realidad no lo estaba, pues ni si quiera hubiera seguido comiéndomelo delante de él. Escuché lo siguiente que dijo y rápidamente cogí una servilleta intentando limpiar donde él me había indicado** Tranquilo, puedo hacerlo sola **Contesté dejando la servilleta sobre la mesa, sin saber si quiera si me había limpiado bien o no. Después vi como los elfos le traían algo y después Mick comenzaba a comérselo** ¿Ves? No soy la única que roba por las cocinas **Murmuré en tono cantarín**
Sonreí de lado al escuchar lo que dijo el moreno y asentí con la cabeza levemente** Para que veas que siempre me acuerdo de ti **Comenté mirándole, sabiendo que aquellas palabras no harían más que subir su ego hacía lo más alto, pero lo cierto es que me causaba cierta gracia verle de aquella manera. Alcé mi ceja mirándole al notar como llevaba su mano hasta mi rostro sin entender muy bien por qué hacía aquello, iba a comenzar a gritarle que qué demonios hacía cuando de repente vi llevar su dedo hasta su boca manchado de algo marrón, al escuchar sus palabras comprendí que lo que había hecho simplemente había sido limpiarme** Es una pena que hayas llegado de repente y me hayas hecho soltarlo tan de repente **Murmuré haciendo como si estuviera molesta por aquello, aunque en realidad no lo estaba, pues ni si quiera hubiera seguido comiéndomelo delante de él. Escuché lo siguiente que dijo y rápidamente cogí una servilleta intentando limpiar donde él me había indicado** Tranquilo, puedo hacerlo sola **Contesté dejando la servilleta sobre la mesa, sin saber si quiera si me había limpiado bien o no. Después vi como los elfos le traían algo y después Mick comenzaba a comérselo** ¿Ves? No soy la única que roba por las cocinas **Murmuré en tono cantarín**
Eiza I. Abendroth»Ravenclaw - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: No lo he podido resistir **Michael**
Hasta cierto punto reconocía la indiferencia que Eiza mostraba ante su mera presencia. Cualquier otra en su lugar ya se hubiera sonrojado, como mínimo. En casos más extremos, ya hubiera comenzado a tartamudear, a bajar la mirada y una sarta de cosas que él solía provocar en personas con un poco menos de seguridad. En alguna ocasión había escuchado que su presencia resultaba un poco intimidante. Le sorprendió un poco, aunque no pudo negar que le gustaba. Si eso lo provocaba sin darse cuenta, ¿cómo sería si pusiera en verdad empeño? Sería un arma de gran valor, sin duda. Pero como en ése momento no quería usarla, se limitaría a hacer uso de sus célebres comentarios con dedicatoria especial. Las respuestas de Abendroth le resultaban divertidas, por ser rápidas e inteligentes. No todos los días podía hacer un intercambio de ese tipo con alguien que casi lo igualaba en acidez con sus comentarios mordaces. Un punto para la chica.
Se encogió de hombros como quien no quiere la cosa, alzando sus manos y sonriendo con tal petulancia que resultaba difícil de creer que una sola persona pudiera acumular tanta. Michael era egocéntrico. Y mucho. Era todo un milagro que su cabeza no fuera más grande que su cuerpo, tomando en cuenta lo creído que era. Nunca le había importado y siempre había sido así. Que dijeran lo que dijeran, él sabía que era el mejor y eso lo hacía terriblemente seguro de sí mismo. –No necesitabas demostrarlo de nuevo, cariño, ya me lo has probado,- sonrió con cinismo, mientras se recargaba en la mesa de madera que tenía a un par de metros de él. Entrecerró un poco los ojos, analizando a la castaña o, más bien, a sus palabras. –Sí, una pena. Pero estoy seguro que sobrevivirás,- bufó divertido y comió un poco más del postre que tenía sujeto en una mano. No estaba mal. –Llamémoslo un pequeño préstamo,- sonrió enigmáticamente, tomando un poco más de su postre con la cuchara antes de fijar sus ojos en los de ella. –¿Quieres? Es mucho mejor que lo que estabas comiendo hace un rato,- señaló con un gesto de su cabeza el pastel de chocolate hecho boronas que estaba sobre el plato en el que había caído en cuanto ella lo soltó.
Se encogió de hombros como quien no quiere la cosa, alzando sus manos y sonriendo con tal petulancia que resultaba difícil de creer que una sola persona pudiera acumular tanta. Michael era egocéntrico. Y mucho. Era todo un milagro que su cabeza no fuera más grande que su cuerpo, tomando en cuenta lo creído que era. Nunca le había importado y siempre había sido así. Que dijeran lo que dijeran, él sabía que era el mejor y eso lo hacía terriblemente seguro de sí mismo. –No necesitabas demostrarlo de nuevo, cariño, ya me lo has probado,- sonrió con cinismo, mientras se recargaba en la mesa de madera que tenía a un par de metros de él. Entrecerró un poco los ojos, analizando a la castaña o, más bien, a sus palabras. –Sí, una pena. Pero estoy seguro que sobrevivirás,- bufó divertido y comió un poco más del postre que tenía sujeto en una mano. No estaba mal. –Llamémoslo un pequeño préstamo,- sonrió enigmáticamente, tomando un poco más de su postre con la cuchara antes de fijar sus ojos en los de ella. –¿Quieres? Es mucho mejor que lo que estabas comiendo hace un rato,- señaló con un gesto de su cabeza el pastel de chocolate hecho boronas que estaba sobre el plato en el que había caído en cuanto ella lo soltó.
Invitado- Invitado
Re: No lo he podido resistir **Michael**
**Sonreí de lado al escuchar el primero de los comentarios de Michael, un comentario que no pilló por sorpresa, pues sabía que su respuesta iba a ser esa, y si no esa concretamente, sí una muy parecida, pero aquello me gustaba. Mick en ese aspecto era muy parecido a mí y aquella situación se me hacía muy divertida, era una buena manera de pasar la noche, la cual desde un principio se preveía aburrida, pero que ahora había cambiado en su totalidad** Es para que no pierdas las costumbres Mick, no quiero que me cojas un trauma **Le dije en tono serio, mirándole, pero con el mismo toque humorístico de anteriormente que dejaba ver que todo era una simple broma. La relación entre el moreno y yo era un tanto extraña, tan pronto estábamos tirándonos de los pelos, como tan pronto bromeábamos sin parar, claro está, cada uno con nuestro típico humor sarcástico.
Me quedé unos segundos pensando en el siguiente comentario que dijo y después de un rato le miré** Bueno, si no sobrevivo caerá sobre tu conciencia **Murmuré dedicándole una leve sonrisilla. La verdad es que no me iba a morir por perder aquel trozo de pastel, pero tendría que compensarme por aquella pérdida** Aún así no te librarás, tienes que compensarme por hacerme perder mi maravilloso pastel **Añadí guiñándole un ojo de forma divertida, sin perder el aire bromista que nos caracterizaba a los dos. Por último escuché su ofrecimiento, me levanté de la silla y caminé hacia donde el se encontraba. Me quedé mirándole y luego dibujando una sonrisilla en mis labios le robé la cuchara de las manos para robarle un trozo de su postre. Lo saboreé bien y después le miré negando con la cabeza** Estaba mejor mi pastel de chocolate **Dije dándome la vuelta, dispuesta a sentarme otra vez donde estaba, aún con su cuchara en mis manos**
Me quedé unos segundos pensando en el siguiente comentario que dijo y después de un rato le miré** Bueno, si no sobrevivo caerá sobre tu conciencia **Murmuré dedicándole una leve sonrisilla. La verdad es que no me iba a morir por perder aquel trozo de pastel, pero tendría que compensarme por aquella pérdida** Aún así no te librarás, tienes que compensarme por hacerme perder mi maravilloso pastel **Añadí guiñándole un ojo de forma divertida, sin perder el aire bromista que nos caracterizaba a los dos. Por último escuché su ofrecimiento, me levanté de la silla y caminé hacia donde el se encontraba. Me quedé mirándole y luego dibujando una sonrisilla en mis labios le robé la cuchara de las manos para robarle un trozo de su postre. Lo saboreé bien y después le miré negando con la cabeza** Estaba mejor mi pastel de chocolate **Dije dándome la vuelta, dispuesta a sentarme otra vez donde estaba, aún con su cuchara en mis manos**
Eiza I. Abendroth»Ravenclaw - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: No lo he podido resistir **Michael**
El ir y venir de comentarios sarcásticos no cesaba. Ella era buena en eso, no lo iba a negar y él… Bueno, era el mejor, era el lenguaje que no podía dejar de usar ni un día. Siempre había sido de esa forma con Eiza. No es que fuera así con todo el mundo… O quizá sí. Lo que era verdad era que Michael aún más insoportable con ella que con los demás porque lo provocaba a entrar a su juego en el que ganaba el que se quedara con la última palabra. Y le gustaba jugar ese juego. Le gustaba que le respondieran, que hubiese una pequeña lucha de egos. ¿Qué tendría de divertido si fuera una de esas chicas que se limitan a escuchar todo lo que les dices? No, no tendría ni un poco de gracia y se aburriría fácilmente. De por sí Michael tenía la tendencia a aburrirse muy pronto de todo. Era por eso que nunca tenía una pareja por más de un par de meses –y eso ya era exagerado-. Odiaba caer en la rutina, de cualquier forma que fuera.
Rió al escuchar el breve murmullo de Abendroth. –No lo creo. Mi conciencia hace mucho que se fue de vacaciones,- era cierto. Michael pocas veces tenía remordimientos, y si era así, solamente iban dirigidos a situaciones con su familia, no con los demás. Lo que pasara a su alrededor le era tan indiferente, que a él no le importaría que cerraran Hogwarts, con tal de que eso no afectara a su familia. Observó con atención a Eiza mientras le quitaba la cuchara de la mano y comía un poco de su postre. –Qué pésimo gusto tienes entonces,- dijo con un aire burlón, sin poder evitar recorrer el delgado cuerpo de la chica de pies a cabeza mientras se daba la vuelta y se sentaba. ¿Qué? Era un hombre y no estaba ciego como para obviar lo atractiva que le resultaba Eiza. Dejó el plato sobre la mesa de madera y se acercó a ella, cruzando los brazos sobre su pecho al quedar a apenas medio paso de ella. –Dime entonces, ¿cómo te voy a compensar por haber cometido semejante falta?- preguntó con cierta exageración en las últimas palabras, esbozando una de sus características medias sonrisas.
Rió al escuchar el breve murmullo de Abendroth. –No lo creo. Mi conciencia hace mucho que se fue de vacaciones,- era cierto. Michael pocas veces tenía remordimientos, y si era así, solamente iban dirigidos a situaciones con su familia, no con los demás. Lo que pasara a su alrededor le era tan indiferente, que a él no le importaría que cerraran Hogwarts, con tal de que eso no afectara a su familia. Observó con atención a Eiza mientras le quitaba la cuchara de la mano y comía un poco de su postre. –Qué pésimo gusto tienes entonces,- dijo con un aire burlón, sin poder evitar recorrer el delgado cuerpo de la chica de pies a cabeza mientras se daba la vuelta y se sentaba. ¿Qué? Era un hombre y no estaba ciego como para obviar lo atractiva que le resultaba Eiza. Dejó el plato sobre la mesa de madera y se acercó a ella, cruzando los brazos sobre su pecho al quedar a apenas medio paso de ella. –Dime entonces, ¿cómo te voy a compensar por haber cometido semejante falta?- preguntó con cierta exageración en las últimas palabras, esbozando una de sus características medias sonrisas.
Invitado- Invitado
Re: No lo he podido resistir **Michael**
**Sonreí de lado al escuchar el primer comentario del moreno y rodé los ojos con diversión. Sabía que lo que decía era cierto, pues desde que conocía a Mike no la había visto arrepentirse por nada, no era el típico chico que le daba vueltas a las cosas después de actuar y finalmente reconocía que había hecho las cosas mal. No, él era un chico seguro de sí mismo y que no retrocedía ante nada ni nadie, y eso era de unas cosas que admiraba de él, una cualidad que muy pocos poseían, pero que poco a poco yo la iba adquiriendo y parte de la culpa la tenía él, pues de tantas discusiones que teníamos algo se me había tenido que pegar** Bueno, quizás yo la haga regresar, reuno cualidades suficientes para que eso pase **Le dije en tono divertido con un toque de coquetería. La verdad es que aquellas pequeñas discusiones con Mike, por llamarlas de alguna forma, se me hacían muy divertidas, porque ninguno de los dos perdiámos la oportunidad de coquetear el uno con el otro, solo por simple diversión.
Asentí con la cabeza al escuchar lo siguiente que dijo y solte una risilla mirándole** Sí Mike, tienes razón, tengo un pésimo gusto **Le di la razón dibujando una sonrisilla en mis labios** Fíjate si es pésimo, que hasta tú, a veces, me pareces guapo **Añadí riendo en tono bromista. Lo cierto es que no podía negar que Michael era bastante guapo, todo bombomcito, pero no se lo iba a reconocer tan fácil, no lo iba a gritar a los cuatro vientos, además, él estaba muy acostumbrado a escuchar esas cosas, había mucha chica fácil por ahí suelta.
Sonreí de lado al notar como se acercaba a mí, quedándose a escasos metros de mí, a un solo paso. Alcé mi cabeza mirándole desde la silla y me encogí de hombros al escuchar lo último que dijo** Eso es cosa tuya, la falta grave la cometiste tú, no yo **Le contesté mirándole a los ojos, con una sonrisilla ladeada dibujada en mis labios y el mismo tono divertido y a la vez coqueto de anteriormente**
Asentí con la cabeza al escuchar lo siguiente que dijo y solte una risilla mirándole** Sí Mike, tienes razón, tengo un pésimo gusto **Le di la razón dibujando una sonrisilla en mis labios** Fíjate si es pésimo, que hasta tú, a veces, me pareces guapo **Añadí riendo en tono bromista. Lo cierto es que no podía negar que Michael era bastante guapo, todo bombomcito, pero no se lo iba a reconocer tan fácil, no lo iba a gritar a los cuatro vientos, además, él estaba muy acostumbrado a escuchar esas cosas, había mucha chica fácil por ahí suelta.
Sonreí de lado al notar como se acercaba a mí, quedándose a escasos metros de mí, a un solo paso. Alcé mi cabeza mirándole desde la silla y me encogí de hombros al escuchar lo último que dijo** Eso es cosa tuya, la falta grave la cometiste tú, no yo **Le contesté mirándole a los ojos, con una sonrisilla ladeada dibujada en mis labios y el mismo tono divertido y a la vez coqueto de anteriormente**
Eiza I. Abendroth»Ravenclaw - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: No lo he podido resistir **Michael**
Muchos le decían que era una mala influencia. En algunas ocasiones, a modo de broma, su propio hermano le decía que era una mala influencia para Annie, siempre tan calmada y tan estudiosa. Michael era todo lo contrario a su melliza. Presumido, arrogante y muy irresponsable. Le gustaba dejar las cosas para el último minuto, y cuando Wyatt lo reprendía por ello (o la misma Anne) se limitaba a decir que prefería hacer las cosas con la adrenalina corriendo por sus venas. Era ridículo, pero solía funcionar para aligerar las llamadas de atención. Lo que pasaba con él era que consideraba a muy pocas cosas lo suficientemente importantes como para dedicarles la atención que se merecían, como para comprometerse con ellas. Hasta la fecha, de hecho, sólo dos personas eran merecedoras de algún tipo de compromiso de su parte, su propia familia. Como fuese, la idea de ser una mala influencia para Eiza no le desagradaba en absoluto. A veces, la chica era demasiado rígida para su propio bien. O era que tal vez no la conocía lo suficiente. A él le gustaban las chicas vivaces, llenas de energía e inteligentes, que le pudieran hacer frente en uno de sus episodios de egolatría. –No lo creo. Ni todas tus cualidades –de las que no dudo ni un momento- serían capaces de hacerla regresar,- respondió de manera despreocupada, sin que pasara desapercibido para él el tono coqueto que ella usó.
No pensó que fuera a aceptar, aunque fuera un poco en broma, que le gustaba. Porque sabía leer entre líneas, y su comentario era más que una broma para molestarlo. Claro que lo sabía. Había aprendido a interpretar los crípticos comentarios de las mujeres, aunque a veces su melliza le decía que les daba la interpretación que a él le venía en gana. –Para todo hay excepciones. A tu mal gusto soy yo, por ejemplo,- dijo con una sonrisa curvando las comisuras de sus labios, conciente de lo terriblemente egocéntrico que sonaba al decirlo. Que le importara era completamente diferente. –Vamos, Eiza…- comenzó, manteniendo fija la mirada de la chica con la suya. Apoyó sus brazos en la mesa que tenía la castaña tras de sí, dejándola entre éstos. –Debe de haber algo que desees…- ladeó un poco la cabeza, acercándose un poco más, lo suficiente como para que sus ojos quedasen a la misma altura que los de ella y sus rostros a apenas a un par de centímetros.
No pensó que fuera a aceptar, aunque fuera un poco en broma, que le gustaba. Porque sabía leer entre líneas, y su comentario era más que una broma para molestarlo. Claro que lo sabía. Había aprendido a interpretar los crípticos comentarios de las mujeres, aunque a veces su melliza le decía que les daba la interpretación que a él le venía en gana. –Para todo hay excepciones. A tu mal gusto soy yo, por ejemplo,- dijo con una sonrisa curvando las comisuras de sus labios, conciente de lo terriblemente egocéntrico que sonaba al decirlo. Que le importara era completamente diferente. –Vamos, Eiza…- comenzó, manteniendo fija la mirada de la chica con la suya. Apoyó sus brazos en la mesa que tenía la castaña tras de sí, dejándola entre éstos. –Debe de haber algo que desees…- ladeó un poco la cabeza, acercándose un poco más, lo suficiente como para que sus ojos quedasen a la misma altura que los de ella y sus rostros a apenas a un par de centímetros.
Invitado- Invitado
Re: No lo he podido resistir **Michael**
**Escuché con atención todo lo que Mike me decía, sinceramente, aquella actitud suya me resultaba muy graciosa y además le daba un toque bastante sexy que le hacía más interesante de lo que ya era, aunque claro, eso era algo que nunca reconocería en voz alta, no quería subirle más el ego de lo que ya lo tenía. Era cierto que pasaba buenos momentos con el moreno, aunque muchos otros eran insufribles, pero la relación que manteníamos entre los dos no me disgustaba lo más mínimo, pues era muy interesante y divertida. Le miré alzando una ceja y negué con la cabeza levemente** Yo no estaría tan seguro de ello Von Ruerich, no sabes de lo que son capaces mis cualidades **Le dije utilizando el mismo tono de las anteriores veces. La verdad es que no sabía cómo iba a acabar todo este jueguecito con Mike, pero no me importaba, ahora solo estaba concentrada en disfrutar y pasarlo bien y por el momento ese propósito se estaba cumpliendo, así que no iba a dar marcha atrás ni frenar este juego que ya habíamos empezado.
Solté una risilla al escuchar el siguiente de los comentarios del moreno y rodé los ojos con diversión al mismo tiempo que volvía a negar con la cabeza mirándole** Para mí no existen las excepciones y mucho menos si esas excepciones tienen que ver contigo **Contesté mirándole a los ojos, volviendo a dibujar esa sonsirilla ladeada en mis labios, una sonrisa que me mostraba triunfante, pues me encantaba soltarse aquellos comentarios.
Después noté como Mike acortaba la distancia que había entre nosotros, dejándome encerrada entre sus brazos. Escuché lo que dijo y noté como su rostro se quedaba a escasos centímetros del mío, sonreí de lado y alcé una ceja mirándole a los ojos, los cuales se encontraban a la misma altura que los míos** ¿Cómo estás tan seguro? **Pregunté sin apartar mi mirada ni un solo segundo de la suya** Ya que dices que debo desear algo... ¿Según tú qué es lo que debo desear en estos momentos? **Volví a preguntar sin borrar la sonrisa de mis labios y sin apartar mis ojos de los suyos**
Solté una risilla al escuchar el siguiente de los comentarios del moreno y rodé los ojos con diversión al mismo tiempo que volvía a negar con la cabeza mirándole** Para mí no existen las excepciones y mucho menos si esas excepciones tienen que ver contigo **Contesté mirándole a los ojos, volviendo a dibujar esa sonsirilla ladeada en mis labios, una sonrisa que me mostraba triunfante, pues me encantaba soltarse aquellos comentarios.
Después noté como Mike acortaba la distancia que había entre nosotros, dejándome encerrada entre sus brazos. Escuché lo que dijo y noté como su rostro se quedaba a escasos centímetros del mío, sonreí de lado y alcé una ceja mirándole a los ojos, los cuales se encontraban a la misma altura que los míos** ¿Cómo estás tan seguro? **Pregunté sin apartar mi mirada ni un solo segundo de la suya** Ya que dices que debo desear algo... ¿Según tú qué es lo que debo desear en estos momentos? **Volví a preguntar sin borrar la sonrisa de mis labios y sin apartar mis ojos de los suyos**
Eiza I. Abendroth»Ravenclaw - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 10/01/2012
Re: No lo he podido resistir **Michael**
Y así comenzaba la lucha de egos, ese juego en el que siempre terminaban cayendo. Aunque no lo admitiera, ella también era muy orgullosa. En más de una ocasión se había quejado de lo egocéntrico que era, pero tampoco se quedaba atrás. Lo era quizá tanto como Michael, y eso podía tomarse como un halago. Si bien un momento atrás parecía estar más dispuesta a dejar pasar sus comentarios, en ese momento ya le respondía con unos que hacían trabajar su mente más rápido de lo que ya lo estaba haciendo para poder debatirle, llevarle la contraria, hacerla molestar. Sólo para no dejar la bonita costumbre que tenía de hacerlo, claro. Bajo ninguna circunstancia lo permitiría. Entrecerró los ojos ligeramente, sin dejar de mirarle, como si quisiera ver a través de esos ojos claros, como si con una mirada fuera a descubrir de qué eran capaces sus cualidades, tal y como ella lo había dicho. –Eso sonó a todo un reto, Eiza. ¿Estás segura de querer que yo descubra de lo que eres capaz?- había dejado de hablar de algo específico de ella, ahora estaba hablando de la chica en sí. Era muy diferente.
Las excepciones siempre existían, lo aceptara o no. Siempre. Por una u otra razón, tarde o temprano. Ya lo había experimentado en persona en más de una ocasión, incluso él se sorprendía a sí mismo haciéndolo. –Creo que existen, especialmente si tienen que ver conmigo. Aunque no te culpo por no querer aceptarlo,- y de nuevo hacía gala de la infinitamente arrolladora seguridad que poseía. Parecía imposible que un chico de su edad fuera tan seguro de sí mismo, pero es que estaba tan convencido de lo que tenía que no había razones para dudar de sus propias habilidades o capacidades.
Tenía que reconocerle el logro de mantenerle la mirada. No todas podían hacerlo, y ella lo estaba haciendo a la perfección. Vaya que estaba seguro. –Pongámonos un poco trillados y digamos que es lo que tus ojos dicen,- le dijo, modulando perfectamente su tono de voz. No tenía que hablar demasiado alto, tomando en cuenta que la tenía tan cerca. –En este lugar hay mucho que puede ser objeto de tu deseo, Eiza. Sólo debes de escoger bien, de confiar en tu buen gusto,- su voz fue grave, controlada, al hacer referencia a lo dicho anteriormente. Ella sabría perfectamente a lo que se refería, no creía que fuera tonta. Sus ojos se clavaron en los suyos y se acercó un poco más, sin apresurarse, manteniendo apenas un par de centímetros de distancia entre sus labios. -¿Debo de mostrártelo?-
Las excepciones siempre existían, lo aceptara o no. Siempre. Por una u otra razón, tarde o temprano. Ya lo había experimentado en persona en más de una ocasión, incluso él se sorprendía a sí mismo haciéndolo. –Creo que existen, especialmente si tienen que ver conmigo. Aunque no te culpo por no querer aceptarlo,- y de nuevo hacía gala de la infinitamente arrolladora seguridad que poseía. Parecía imposible que un chico de su edad fuera tan seguro de sí mismo, pero es que estaba tan convencido de lo que tenía que no había razones para dudar de sus propias habilidades o capacidades.
Tenía que reconocerle el logro de mantenerle la mirada. No todas podían hacerlo, y ella lo estaba haciendo a la perfección. Vaya que estaba seguro. –Pongámonos un poco trillados y digamos que es lo que tus ojos dicen,- le dijo, modulando perfectamente su tono de voz. No tenía que hablar demasiado alto, tomando en cuenta que la tenía tan cerca. –En este lugar hay mucho que puede ser objeto de tu deseo, Eiza. Sólo debes de escoger bien, de confiar en tu buen gusto,- su voz fue grave, controlada, al hacer referencia a lo dicho anteriormente. Ella sabría perfectamente a lo que se refería, no creía que fuera tonta. Sus ojos se clavaron en los suyos y se acercó un poco más, sin apresurarse, manteniendo apenas un par de centímetros de distancia entre sus labios. -¿Debo de mostrártelo?-
Invitado- Invitado
Re: No lo he podido resistir **Michael**
**Escuché con atención las palabras del chico, con cada comentario que soltábamos cada uno de nos nosotros le hacíamos pensar más al contrario, intentando así tener el comentario más ingenioso de todos y poder dejar al adversario sin palabras, pero aquello era sumamente difícil, pues tanto Mike como yo éramos demasiado egocéntricos, orgullosos y cabezotas como para rendirnos así como así. Ninguno de los dos aceptaría regalarle la victoria al otro, es por ello por lo que se preveía que iba a ser una noche bastante larga y movidita, a no ser que alguno diera aquel tema por zanjado, algo que seguramente no pasaría ni en nuestros mejores sueños. Sonreí de lado al escuchar lo primero que me dijo y asentí con la cabeza levemente** Me gustan los retos Mike **Le dije sin borrar la sonrisa de mis labios, me encantaba mostrarle aquella sonrisa, me hacía sentir más segura de mí misma de lo que ya estaba** De todas formas... querer, no es poder... ¿Crees que eres capaz de descubrir de lo que soy capaz? **Añadí preguntándole aún con aquella sonrisita dibujada en mis labios. Cada vez me estaba divirtiendo más y no me arrepentía en absoluto de haber bajado a las cocinas y haberme encontrado con él, hacía todo mucho más ameno, la noche se pasaría rápido si seguíamos así.
Escuché lo siguiente que dijo y me encogí de hombros levemente** Bueno, quizás si existan, pero que las acepte o no es mi problema, así siempre te quedarás con la duda **Le dije guiñándole un ojo de manera divertida.
Seguí mirándole a los ojos, notando como cada vez las distancias eran más y más cortas, notándole casi pegado a mí. Rodé los ojos al escuchar lo que dijo y después le miré alzando una ceja, intentando desesperarle un poco** Antes decías que tenía un pésimo gusto, y ahora que confíe en mi buen gusto... Hay algo que no entiendo... ¿cómo es mi gusto? ¿Pésimo o bueno? **Pregunté divertida. Sabía perfectamente a lo que se refería, pero no podía caer en su juego, si cedía ahora terminaría entrando en su terreno y eso sería como perder la batalla, algo que no podía permitirme. Nuestros ojos seguían clavados en los del otro, la distancia se reducía a escasos centímetros. Sonreí de lado nuevamente al escuchar lo último que dijo o no** No sé si debas o no... El caso es si quieres o no... **Contesté sin moverme ni un solo centímetro, notando como al hablar nuestros labios casi se rozaban, sin ponerme nerviosa ni un poquito, esperando espectante lo que pasaría a continuación**
Escuché lo siguiente que dijo y me encogí de hombros levemente** Bueno, quizás si existan, pero que las acepte o no es mi problema, así siempre te quedarás con la duda **Le dije guiñándole un ojo de manera divertida.
Seguí mirándole a los ojos, notando como cada vez las distancias eran más y más cortas, notándole casi pegado a mí. Rodé los ojos al escuchar lo que dijo y después le miré alzando una ceja, intentando desesperarle un poco** Antes decías que tenía un pésimo gusto, y ahora que confíe en mi buen gusto... Hay algo que no entiendo... ¿cómo es mi gusto? ¿Pésimo o bueno? **Pregunté divertida. Sabía perfectamente a lo que se refería, pero no podía caer en su juego, si cedía ahora terminaría entrando en su terreno y eso sería como perder la batalla, algo que no podía permitirme. Nuestros ojos seguían clavados en los del otro, la distancia se reducía a escasos centímetros. Sonreí de lado nuevamente al escuchar lo último que dijo o no** No sé si debas o no... El caso es si quieres o no... **Contesté sin moverme ni un solo centímetro, notando como al hablar nuestros labios casi se rozaban, sin ponerme nerviosa ni un poquito, esperando espectante lo que pasaría a continuación**
Eiza I. Abendroth»Ravenclaw - Mensajes : 69
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