Cumpliendo un castigo (Alex)

(Era sábado. Era un día perfecto para estar disfrutando en los exteriores del castillo o incluso en Hogsmeade. Era un día soleado, sin viento, perfecto para relajarte leyendo bajo un árbol o haciendo cualquier otra cosa. Era un día maravilloso, único. Era un día del cual yo no iba a poder disfrutar gracias al tremendo castigo que me había puesto la directora por faltar una semana entera a clase. No había servido la escusa de estar enferma, pues ni si quiera había pasado a visitar a Dasha por la enfermería, ella había intentado cubrirme, pero tampoco iba a permitir que ella se metiera en líos por mi culpa, así que simplemente había decidido confesar mi "delito", por llamarlo de alguna forma. Había preferido estar durmiendo toda la santa mañana antes que levantarme temprano para asistir a una charla monótona de cualquier profesor o profesora. Me aburría demasiado en las clases, no podía evitarlo. Bostezaba constantemente y me entraban ganas de dormirme allí mismo, así que para evitar esa escena tan desagradable prefería quedarme durmiendo en mi cama directamente, pero al parecer la directora y demás profesores no compartían mi idea. Era por ello por lo que entre todos me habían puesto un tremendo castigo. Tenía que hacer un enorme trabajo de 100 pergaminos antes de que terminara el fin de semana sobre la historia de Hogwarts. Era un trabajo odioso, incluso había pensado en no hacerlo, pero ya me habían advertido que como aquello se me pasara por la cabeza las consecuencias iban a ser mayores y muchísimo más graves, así que no tenía más remedio, tenía que hacerlo sí o sí.
Me encaminé a la biblioteca, algo raro en mí, pues a pesar de ser Ravenclaw parecía que aquel sitio me daba alergia. De allí podría sacar toda la información necesaria para terminar mi trabajo, el cual me iba a llevar el fin de semana entero, pues cien pergaminos no era cosa fácil. Suspiré al encontrarme frente a la puerta y cerré los ojos deseando que no hubiera mucha gente allí, pues me ponía de los nervios tener que encontrarme rodeada de sabelotodo. Abrí los ojos como platos al abrir la puerta y no encontrarme a nadie allí, ni si quiera estaba la bibliotecaria, claro, hacía un día fabuloso como para dejarlo escapar perdiendo el tiempo en la biblioteca. Bufé por mi mala suerte de tenerme que quedar allí encerrada y me dirigí a una de las tantas mesas vacías que allí había dejando mis pergaminos sobre ella. Miré a mi alrededor, la biblioteca era inmensa, seguro que si me ponía hablar habría hasta eco por encontrarse tan vacía. Rodé mis ojos ante la estupidez de mis pensamientos y me acerqué a la primera estantería que vi con la intención de encontrar algo que me fuera útil. La inexperiencia buscando cosas en la biblioteca y el no tener nadie para ayudarme me iba a hacer retrasarme un poco, pero qué se le iba a hacer, no iba a salir en busca de nadie, yo podía valerme por mí misma y con lo cabezota que era seguro que lo conseguiría)

(Seguía buscando libros por todas las estanterías, sin lograr encontrar nada. Maldecía mi poca experiencia en aquel lugar, ya podría llevar adelantada la mitad de mi trabajo, pero por mi mala cabeza y no frecuentar mucho la biblioteca ni si quiera había empezado, no había puesto aún ni el título, ni si quiera había puesto la primera palabra, ni la primera letra.
Bufé y pensé en coger mis cosas y salir de allí, me importaba muy poco si las consecuencias eran mayores, pero aquel trabajo me parecía imposible de realizar, así que me daba realmente igual cual fuera mi castigo si no realizaba aquel trabajo.
Cogí nuevamente mis pergaminos y mis cosas y cuando estaba dispuesta a marcharme vi de reojo la sección prohibida, seguramente allí habría algo que me fuera útil, era verdad que me daban igual las consecuencias mayores, pero si podía evitarlas lo iba a hacer a toda costa. Dejé nuevamente las cosas en la mesa y me acerqué hasta allí. Entré y miré a mí alrededor, quedándome bastante sorprendida de la cantidad de polvo que había allí. De repente escuché unos ruidos en la biblioteca y salí corriendo de la sección prohibida, pues no quería ganarme otro castigo.
Alcé una ceja al encontrarme nuevamente en la biblioteca y ver a un chico peleándose con la puerta de entrada, al estar de espaldas no reconocí quien era, pero lo cierto es que poco me importaba) ¿Se puede saber que haces? (Pregunté sin dejar de mirarle, aunque solo pudiera verle de espaldas)


PD: Perdón por el caca post... es que me duele un montón la cabeza y no logro concentrarme -.-

(No pude evitar soltar una risilla al ver las cosas que hacía aquel chico, al cual aún no había reconocido, pues no se me daba bien descubrir a las personas cuando estas estaban de espaldas. Parecía un crío pequeño al cual le habían dejado sin juguete o sin algo que le gustaba demasiado, lo cierto es que la situación era bastante cómica y no podía evitar seguir riendo sin parar. Seguramente al chico le molestara aquello, pues parecía que me estaba riendo de él, pero realmente me importaba bien poco , muy pocas veces me importaba lo que los demás pudieran pensar de mí o de mi actitud, yo era así y no iba a cambiar porque a alguien no le gustase mi personalidad, a quien no le gustara ya sabía lo que tenía que hacer, darse la vuelta y dejarme en paz. Aquella risa cesó cuando el chico en cuestión se dio la vuelta, conocía a aquel chico y sabía que tenía mal humor y no le gustaban mucho las bromas, al menos cuando iban dirigidas a él. Rodé los ojos al escuchar su respuesta y me encogí de hombros levemente) ¿Has probado con tu varita en vez de patalear como niño pequeño? (Le pregunté dibujando una sonrisilla divertida en mis labios. Sabía que ciertos comentarios le crispaban, pero si me conocía sabría que yo me caracterizaba por ser una persona bromista, a pesar de que muchos no entendieran mi humor.
Vi como Alexander dejaba la puerta atrás y se sentaba en la misma mesa en la que yo había dejado mis pergaminos anteriormente. Sonreí de lado, me acerqué hasta el lugar en el cual se había sentado el chico y me apoyé en la mesa mirándole, sin llegar a sentarme en ningún lado. Escuché la pregunta del moreno y me encogí de hombros levemente) Simplemente intento cumplir un castigo, pero al paso que voy me daré por vencida (Murmuré contestando a su pregunta, la verdad es que aquel maldito trabajo cada vez me estaba desesperando más y más. Después le miré alzando una ceja) ¿Y tú por qué estás aquí? (Le pregunté curiosa, pues conociendo a Alex no creía que estuviera por voluntad propia)

(Seguía apoyada en la mesa, mirando a la serpiente de arriba abajo. Lo cierto es que prefería estar con él en la biblioteca que estar sola o con cualquier persona que me pusiera histérica. Sabía que con Alexander podía discutir y mucho, pero era mucho más divertido e interesante que discutir con cualquier sin celebro de por ahí. Conocía bastante bien al moreno y sabía cuáles podían ser sus reacciones, sabía que si comenzaba a discutir con él la discusión no terminaría nunca, pues ambos éramos demasiado cabezotas como para reconocer que el otro había ganado, éramos demasiado testarudos como para rendirnos, así que lo cierto es que lo que preveía ser un día completamente aburrido, no había hecho nada más que ponerse interesante con la llegada de aquel chico a la biblioteca. Sabía que a lo mejor por la misma razón no podría terminar mi castigo, pero ahora mismo era mi menor preocupación, en lo que menos pensaba y en lo que menos iba a pensar en lo que quedase de día.
Alcé una ceja al escuchar la respuesta de Alexander a mi pregunta anterior y negué con la cabeza mirándole, sabía que algunos comentarios que hacía eran para provocarme, también sabía que lo más lógico era ignorarle y continuar hablando de otras cosas, pero a mí me gustaba entrar al trapo, me gustaba empezar discusiones con él, me divertían notoriamente. Como se solía decir, me iba la marcha) No generalices Alex. Yo no soy una águila más, ni se te ocurra volver a meterme en ese saco (Le dije mirándole con seriedad, aunque en el fondo me estaba riendo por dentro, pues sabía que esa era justo la reacción que esperaba por mi parte y como una buena chica yo se la estaba dando, simplemente por pura diversión.
Vi su gesto cuando me dijo que por ello no tenía su varita y rodé los ojos con diversión mientras volvía a negar con la cabeza sin apartar mi mirada de él) Hay que ser muy imbécil para dejarte arrebatar tu propia varita (Murmuré con la misma intención que había tenido antes y con la misma intención con la que él me atacaba, pura diversión, no había más.
Le miré con una ceja alzada al ver como se levantaba y se acercaba a mí y sonreí de lado al ver lo que hacía, parecía que Alex tenía ganas de jugar y lo cierto es que a mí la idea de seguirle el juego no me desagradaba en absoluto. Me estremecí al escucharle susurrar en mi oído y ladeando un poco mi cabeza para poder verle sonreí de lado) La duda me ofende Mathews, ya sabes que yo siempre tengo ganas de hacer cosas malas (Le dije sin borrar aquella sonrisa ladeada de mis labios, echando mi cuerpo un poco haca atrás para pagarme más a él todavía)