Serpientes encerradas (? {Joseph V.}

por **Afrodite P. Schiz** Vie Dic 30, 2011 10:14 pm

Estuvo todo el día, de lo más aburrida. Si bien la semana había pasado algo rápida, por lo bien que la había pasado; no había podido disfrutar el inicio de ésta. Las clases la tenían hasta el cuello, y eso que habían comenzado a penas un par de semanas. Semanas, en las que por cierto, casi no había hablado con Charlotte. Trató de alejar esos pensamientos de su cabeza, cuando entró a las mazmorras y vió a algunos cuantos chicos que la saludaron.

Sonrió pedante. Sus pies la habían llevado al nido de las serpientes; y eso que no quería ir allí, o supondría tener que entrar a su Sala Común y aburrirse más que los fantasmas del colegio. Pero estaba otra opción. Así que se quedó recorriendo los pasillos de aquel lugar tan oscuro y frío. Se abrazó a sí misma, y entonces, sintió un olor que penetró de manera agradable en sus fosas nasales. Un olor que podía reconocerse como canela, pasto recién podado y mojado y frutilla -la cual, le pareció haber olido una vez en casa de los Clarimonde-.

Al final, la curiosidad la mató; y entonces, caminó hacia donde el olor había estado. Sí. Había. Porque cuando llegó ahí, el olor desapareció mágicamente. Estaba segura que provenía de la puerta que estaba justo frente a ella; y como por palabra cierta, de ahí salió Joseph Van Der Voort, el chico que mejor le caía de todos: Su mejor amigo.

- Oh, genial -Murmuró sonriendo pedantemente- ¿Van Der Voort, qué haces aquí? -Preguntó divertida, mientras él la escaneaba con la mirada. Si bien no se llevaban mal -de hecho, ni siquiera peleaban (?- de vez en cuando podían jugar a que sí.

por Invitado Sáb Dic 31, 2011 7:13 pm

El día había transcurrido realmente sin mucho interés, un día más dentro de los 365 días que tiene el año. Sinceramente todo se me volvía muy aburrido cuando no había con quien meterse, y mis hermanas parecía que estaban cada una en su mundo. Que si las clases, que si los chicos...
Simplemente pensar en ello hace que mi cara muestre signos de desesperación, pongo los ojos en blanco y me doy cuenta que he salido de la sala común en algún momento de la tarde. ¿Cuando ha pasado eso?

Al final he llegado a un lugar donde me encuentro solo. Absolutamente solo. Al parecer las chicas de este lugar se esconden de mi. No sé por que será.
Pero bueno, me siento en la esquina del aula de pociones mientras intento averiguar como mejorar en la asignatura que peor se me da. (Sí, tiene gracia que mi hermana sea la que imparta la asignatura que más odio)
Con unos ingredientes descubro una poción de olor familiar, aunque realmente no sirva para nada más que para deleitar a nuestras narices (?). Un olor dulzón.

- Mierda.-

Me cabreo conmigo mismo, no me gusta no lograr mis propositos, y aunque no lo anuncie en voz alta, esta asignatura jamás se me dará bien.
La ira recorre todo mi cuerpo hasta llegar a mis brazos, que hace que el caldero que hay frente a mi caiga al suelo derramando todo el contenido.¡Zas! Y el olor desapareció.

Me dispongo a salir del aula cuando abro la puerta y aparece ese maravilloso rostro al que quiero tanto. Afrodite. Nombre de diosa. Cuerpo de diosa. Tiene todo perfecto. Incluso las amistades. Me tiene a mi.

Sonrío con malicia al verle. Me aparto a un lado para dejar que se acerque a mi, y cuando la tengo lo suficiente cerca, aunque no tanto para mi gusto, apoyo mi mano sobre la pared que tiene ella detrás, dándole un beso en la frente. Agradeciendo en estos momentos mi altura.

- Esperarte, sabía que vendrias Schiz...-

Complicidad. Eso es lo que hay. Me encanta.

por **Afrodite P. Schiz** Lun Ene 02, 2012 5:19 pm

Afrodite amaba pasar ratos con su amigo. Era uno de los pocos con los que podía hablar y hablar sin aburrirse como osa, pues era como hablar con ella misma, en versión masculina. Chaqueó la lengua en cuanto lo escuchó. ¿Desde cuando predecía el futuro? Sonrió de lado y se apegó a la pared, arruando un poco su frente cuando sintió el beso de Joseph.

- ¿Desde cuanto eres pitoniso, Josh? -Preguntó la chica, con sorna- Podrías quitarle el puesto a Trelawney, y todo -Abrazó a su amigo a modo de saludo. Realmente era bueno verle. Sobre todo cuando se estaba bastante aburrida, y sin hacer nada más que mirar a su al rededor en busca de alguna compañía agradable. ¿Qué más agradable, que él?

Afrodite paseó su vista por el aula. De allí era de donde venía ese olor tan agradable. Miró un líquido en el suelo, y supo entonces que Joseph había estado practicando Pociones. Una materia que, si bien a ella se le hacía bastante sencilla, para su amigo era algo complicada. De hecho, continuamente, trataba de ayudarle en lo que podía, pero el chico era un perfecto desastre. Y no le daba miedo decirlo. Joseph lo sabía.

Se encogió de hombros y lo miró. Ya se estaba volviendo cansina aquella actividad por parte de él, pero supuso que no tenia nada más qué hacer. Podría tomar el ejemplo de Joseph y practicar pociones, pero no le apetecía. Aquello ya lo había hecho varias veces. No tenía ganas de volver a preparar pociones en un buen tiempo. Volvió su vista a Joseph. Parecía que ese día tampoco había sido el mejor para él. 'Bueno, al menos alguien está igual que yo'; pensó la chica.

por Invitado Mar Ene 03, 2012 12:04 am

No pudo evitar que aquella situación me hiciera reír. ¿Cómo podía ser tan así? Ahora había conseguido el poder de ver el futuro y todo, si es que yo era la leche Cool

. Me aparte de Afrodite para seguir manteniendo una conversación, que no era plan de que en un momento de debilidad ~~le saltase al cuello~~ me acercará mucho a ella. Eramos amigos.
Correspondí su saludo y al separarnos coloqué bien mi ropa, la camisa por fuera, la corbata mal atada... Así era como me gustaba llevarla, con ese estilo rebelde que tanto me caracterizaba.

- ¿Quitarle el puesto? Yo sería capaz, mira lo guapo que soy.- El ego que desprendían mis palabras era tan grande, que quizás estando entre amigos, y sobre todo, con ella se hiciera más a modo de broma que en serio. Aunque soy guapo.

Realmente eso de ver el futuro le parecía un poder realmente increíble, aunque dudaba de nuestra profesora, y pensaba que carecía de ellos. Según ella todo iba a ser una catástrofe, que todos nos íbamos a morir y todo eso, pero aquí seguía yo, vivo, y tan sexy como era posible.
Visto que esta asignatura se me daba tan mal, por mi mente se negaba a pasar la idea de ser profesor, además no tendría paciencia con los niños, y no pasaría ningún semestre sin una misteriosa desaparición de algún alumno.
Yo sabía que en un futuro quería formar parte del ministerio, ayudar a los mortifagos ha hacerse con el control, y poco a poco ir subiendo en el ranking. Lo conseguiría.

Mi mente se había alejado un momento de la realidad que me rodeaba y volví mi vista a Afrodite, sonreí de medio lado y volví a entrar en el aula, sentandome a lo indio (?) encima de la mesa de la profesora=de mi hermana.

- Pero bueno, ¿Qué haces tu por aquí reina? .- Y ahí esa extraña manía de poner motes a las personas más cercanas a mi. Princesa, pequeña, reina... Todos muy cursis, pero ellas se lo merecían.

por **Afrodite P. Schiz** Jue Ene 05, 2012 3:54 am

Afrodite se alegraba de verle, en demasía. Joseph era uno de los pocos chicos con los que podía ser realmente ella misma, sin necesidad de tapaderas o máscaras de rudeza (?) Su amigo era bastante parecido a ella en personalidad, y eso le alegraba. No era necesario ocultar o demostrar algo que no era. Punto. Además, era bastante desagradable, andar por ahí, con los pegotes de sus compañeros de casa y curso, que creían que necesita algún tipo de “protección”. Gilipollas.

No pudo evitar reír al escucharle. Estaba claro que el chico tenía el ego por las nubes. Espera que su nube no se convirtiera en lluvia, algún día. Porque el golpe que se daría, o sería normal. Sacó su varita del bolsillo trasero de sus pantalones, y limpió el líquido viscoso que se había formado en el suelo, procedencia de la “poción” inusable que había hecho Joseph; para luego acercarse a donde el chico estaba sentado, justo en el escritorio de su hermana.

-Deberías saberlo –Comentó la chica, recargándose en el escritorio, y mirando a su amigo-, después de todo, eres pitoniso ¿recuerdas? –Bromeó de lo más casual. La chica no tenía ningún problema en hacer bromitas tontas cuando se sentía en confianza. Eso estaba claro. Joseph, la miró con expresión de orden, de esas que ponía siempre que quería saber algo. Pero tampoco es como si Afrodite estuviese ocultando algo- Bueno, en realidad, me aburría y decidí pasarme a ver a qué se debía tan agradable aroma, desprendiendo del aula de Pociones –Sonrió divertida y se sentó en el escritorio, al lado de su amiga; con las piernas balanceándose en el aire; mientras los movía como si fuese una pequeña niña. Como cuando hacía de pequeña, mejor dicho- ¿Y tú? ¿Qué se supone que hace el chico que odia pociones, por estos lugares? –Preguntó, mientras jugaba con su cabello, de manera graciosa. Era otra maña que había cogido cuando estaba niña. Dudaba mucho que se le fuese a quitar ahora que había cumplido la mayoría de edad, y de hecho, no lo quería cambiar. Así le gustaba ser. Y como bien había dicho antes, no tenía tapujos con Josh.

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