Left or right? --> Iswamara Krafton.

Dio vuelta en el primer pasillo a la derecha, pensando ilusamente que su sentido de la ubicación era lo suficiente bueno como para guiarla a su destino. Llevaba en brazos un montón de pergaminos, mientras su maletín de piel colgaba de su hombro derecho, balanceándose al ritmo con que caminaba por los pasillos de Hogwarts. No terminaba por acostumbrarse al castillo, con todos sus pasadizos, sus escaleras que se movían y aulas que no tenían una razón lógica para encontrarse allí, ocupando espacio. No podía evitar hacer pequeñas observaciones, comparar Durmstrang con el colegio en el que ahora impartía clases. Después de todo, Durmstrang no era un gran castillo, pero sí tenía uno terrenos que envidiarían los ingleses, con su lago y las montañas, que ofrecían una vista espectacular para practicar vuelo.

Pero no estaba en Durmstrang y allí era fácil perderse. Las clases continuaban y ella no podía encontrar su maldito despacho. Continuó caminando por un largo pasillo, deseando mentalmente tener un poco más de suerte, pero lo único que hizo fue perderse aún más. O eso fue lo que creyó al encontrarse en un área más lúgubre de lo usual. Estaba acostumbrada a ese tipo de decoración, o a la falta de ésta, pero en Hogwarts era raro ver un lugar así. Suspiró pesadamente y volvió a caminar, ésta vez con lentitud, dibujando en su mente un mapa de Howarts. Traía uno en la bolsa, pero encontrarlo sería un milagro.

Aunque tal vez no necesitara su mapa, ahora que veía a lo lejos a una chica rubia. Al acercarse un par de metros más, pudo ver de quién se trataba, pero salía del aula a la que tenían prohibido entrar. – ¿Por qué no estás en clase, Krafton? – el tono serio e intransigente que solía usar con los alumnos en esas situaciones salió de sus labios. – Tampoco deberías de estar aquí. Es un área prohibida para los alumnos, - comentó, alzando su ceja derecha y mirando a la chica de Ravenclaw, en espera de una respuesta que la satisficiera. En realidad no quería restarle puntos a su casa por su culpa, así que escucharía lo que tuviera que decir en su defensa.

(Me había levantado tarde como de costumbre, a primera hora tenía clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, y por mucho que me apresurara iba a llegar tarde de todas formas, así que decidí saltarme la primera clase del día. Además el profesor era mi hermano, luego le pondría mi cara de inocencia y se pasaría todo, además, no tenía muchas ganas de verle, sabía que después de lo que me había enterado íbamos a discutir y no tenía nada de ganas de montar ningún numerito.
Me quedé un ratito más en la cama, pero pronto me levanté, pues si alguien me veía ahí podía ganarme un buen castigo y aunque estuviera acostumbrada a que me dieran sermones de lo que debía o no hacer, hoy no tenía ganas de aguantar a nadie, simplemente quería pasar un día agradable sin tener muchas complicaciones. Así que me puse el uniforme de mi casa y cogí las cosas para la clase siguiente, pues a esa ya no podría faltar o la escusa que tenía pensada ya no serviría, aunque realmente eso me daba un poco igual, pues seguramente los profesores ya estaban acostumbrados a mis ausencias en clase, a pesar de que fuera Ravenclaw no me gustaba para nada levantarme temprano y asistir a clase, me parecía una pérdida de tiempo.
Cuando salí de mi sala común, pensé un lugar a cual ir, tenía que ser un sitio en el cual no hubiera nadie, pues cualquiera que me viera podría delatarme. Finalmente caminé hasta una de las aulas abandonadas del 6º piso, seguro que allí no podría verme nadie. Me metí en el aula y me senté en uno de los pupitres viejos que allí había. Saqué el paquete de tabaco de mi bolsillo y un mechero, para después ponerme a fumar. No sabía bien por qué había adquirido aquel vicio, pero el caso es que ahora no podía dejarlo. Al cabo del rato miré mi reloj y me di cuenta de que en 10 minutos tenía la siguiente clase, así que cogí mis cosas y salí rápido del aula, sin darme cuenta si alguien me veía o no. Caminé fuera del lugar, pero antes de poder desaparecer de allí escuché una voz detrás de mí. Me paré en seco y cerré los ojos, dándome cuenta de que alguien me había descubierto, me di la vuelta lentamente y sonreí de lado levemente al ver que se trataba de la profesora Helena. Escuché su pregunta y me rasqué levemente la cabeza mirándole) Esto... si... debería de estar en clase... pero... pero... (Por primera vez no se me ocurría una escusa creíble. Escuché el segundo comentario de la profesora y nuevamente me rasqué la cabeza asintiendo con la cabeza) Lo sé pero... es que el castillo es tan grande que me perdí, aún no me acostumbro a sus pasillos y escaleras interminables (Contesté con lo primero que se me pasó por la cabeza, esperando a que la profesora se tragase aquella escusa barata)