Sé que no eres un cojin... pero qué suerte que estabas ahi. {Son Dong Woon}

¡Por la barba de Merlín! ¿cómo pude olvidarlo? Me alarmé al recordar que tenía tarea pendiente de Cuidado de criaturas mágicas y de no ser que escuché a alguien comentarlo mientras leía tranquilamente sentado en uno de los sillones de la Sala Común de las águilas. Levanté la vista cuando lo oí y pregunté para que me lo confirmaran. Milagrosamente me miraron y respondieron sin darle mucha importancia así que cerré el libro -que era mío- y corrí a la habitación a buscar las cosas necesarias para hacer la tarea y aprovechar de dejar el texto encima de mi cama, no sin antes poner una regla como separador de hojas para no perder la página en la que iba. Iba saliendo del cuarto cuando decidí devolverme, porque se me estaba quedando la tinta ¡qué olvidadizo! Cuando ya la tuve nuevamente me fui de donde dormía y atravecé la Sala Común pasando por entre unas chicas que estaban charlando en toda la pasada. Dí una miradita rápida buscando a mi amiga Niamh pero no había rastro de ella, quizás dónde se encontraba en este momento. Basta Woonie, deja de acosar a la pobre chica.. claro, como es casi la única que siempre te presta atención... y lector mío, no pienses mal, a ella la quiero como amiga, no tengo otro sentimiento por ella.

Tomé un atajo a la biblioteca, pues estaba en el segundo piso y es cansador bajar tanta escalera desde la torre de Ravenclaw. Me gusta bastante el lugar donde queda mi Sala Común, las alturas me agradan, y el paisaje es algo asombroso y agradable de ver. Pero bueno, tras salir del cuadro que me llevaba directo a la biblioteca caminé hasta la primera mesa vacía que ví y dejé lo que traía allí encima, como para reservarme el lugar. Una vez que quedé desocupado miré a la sección donde estaría el libro que necesitaba, lo bueno de pasar harto tiempo en la biblioteca es que terminas sabiendo la ubicación de cada cosa, excepto la de la zona prohibida. No he entrado allí y tampoco deseo hacerlo. Quizás que rarezas hayan, magia oscura como se rumorea y yo estoy del lado de los buenos y ni aunque quisiera 'cambiarme de bando' podría, debido a que soy un hijo de muggles a pesar de que mi madre adoptiva es bruja.

Avancé hasta donde estaba el libro que necesitaba y de lejos ví una cabeza peliroja que claramente llamaba la atención, ese color de cabello no puede pasar desapercibido. Sonreí levemente al reconocer a Potter, íbamos en la misma clase y aunque no hablábamos -en realidad yo con casi nadie- sabía como era, o al menos algunas cosas de ella. Estaba justo donde yo quería buscar el texto para la tarea así que caminé tranquilamente en su dirección cuando noté algo extraño. La joven iba ¿cayéndose? Instintivamente dí pasos más grandes hasta llegar aunque no lo hice a tiempo, quería detenerla.. no que cayera sobre mí, pero ya estábamos ambos en el suelo. —Auch..— Me quejé poniendo la expresión de dolor correspondiente cuando te golpeas o caes aunque en realidad no fue fuerte y la chica no pesaba demasiado. Era más bien livianita. La chica comenzó a ponerse de pie afirmándose de la escalerilla y yo levanté la cabeza -la cual estuvo a punto de golpearse en el suelo pues el peso del cuerpo de ella me hizo quedar casi acostado- como reaccionando.

La joven de apellido Potter comenzó a disculparse, y aunque aún ni siquiera me sentaba en el suelo pues me quedé apoyado en mis brazos estando de espaldas con parte de la espalda separada del suelo, me quedé mirándola.. pues que dijera tantas veces que lo sentía me traía a la cabeza una imagen de mi mismo disculpándome. Perdía perdón por todo, hasta por respirar a veces, y los pocos amigos que tenía generalmente me regañaban por disculparme tanto.. mi baja autoestima. En ese momento parecía no escucharla, pero finalmente reaccioné y sonreí levemente. —Tienes suerte de que te haya visto entonces..— Dije a su comentario de encontrarme con la persona más torpe, refiriéndome a que ví que se caía y fui hacia ella para ayudarle. —Estoy bien. ¿Tú lo estás?— Me senté primero y después, ayudándome con una mano me puse de pie. —Ví que te fuiste hacia atrás..— Agregué preguntando con preocupación, siempre intentaba ayudar a todos, sean conocidos o no.

Pude notar que la chica de llamativo cabello -y no porque lo sea significa que sea feo, me encantan las personas pelirojas- me miraba fijamente, seguramente para convencerse de que me encontraba en perfecto estado. A lo más me había ensuciado la ropa, pero no hay problema con eso que se lava o puedo limpiarme sacudiéndome y ya que es puro polvo, el castillo entero lo es en realidad. Deberían darle una limpiadita de vez en cuando, aunque posiblemente si le quitaran las telarañas y esas cosas perdería su encanto.. aunque Hogwarts es Hogwarts. Son detalles como esos los que hacen que sea 'un castillo', sino estaríamos en algo más moderno y poco mágico como las construcciones que tienen los muggles y vaya que sé de eso si soy impuro. Mamá me lleva a pasear por el mundo no mágico, porque dice que lo encuentra más entretenido que éste, insisto.. ella parece más muggle que bruja.

Lily Potter, como se llamaba, volvió a preocuparse diciendo que por su culpa pude haberme lastimado y negué con la cabeza sintiendo que las ganas de reírme un poco venían a mí, me pasaba cada vez que decían algo y se me ocurría algo 'lindo' para decir, aunque la mayoría de las veces las decía sin pensarlo. —No, no.. el dolor físico no es tanto comparado con lo que hubiese sentido si te hubiera dejado caer.— Le dije a la peliroja viéndola jugar con su remera y luego suspirar. En verdad me sentiría culpable si no hubiese reaccionado siendo que estaba ahí mismo viéndola. Como futuro medimago -eso espero- debía cuidar a las personas, ese sentimiento de querer ayudar me ganaba e incluso sentía lástima por aquellos que son por llamarles 'mis enemigos', así que les prestaba daba una mano y me preocupaba por ellos de igual forma. A veces me desagradaba a mí mismo por esto, ¿por qué ayudar a quien no se lo merece? Me sacudí un poco golpeándome en el trasero, los pantalones y me quité la túnica para sacudirla.

Me agradeció por haberme preocupado, esas palabras me hacían sentir pleno. Nuevamente viajaba a mi posible futuro trabajando en San Mungo, que alguien te de las gracias por haber ayudado -o por lo que sea en realidad, por ser útil- me hacía sonreír. Podré tener baja autoestima, pero sé perfectamente que soy una buena persona y estoy orgulloso de serlo, porque es mi madre la que está detrás de eso. —Ja,ja.. tranquila.. tener mal equilibrio no es un pecado.. ¿segura que es solo eso?— Pregunté queriendo saber más, ¿sería esa la razón por la que cayó? No parecía haber perdido el equilibrio, por lo general cuando pasa eso las personas 'aletean', mueven sus brazos ya sea para 'nadar en el aire' o para buscar de dónde afirmarse, pero ella nada. Tampoco deseaba ser imprudente y meterme en sus asuntos, era sólo preocupación por mi compañera de clase.

Preguntó luego si me encontraba en la biblioteca por lo de Cuidado de criaturas mágicas, a lo que asentí con una pequeña sonrisita de vergüenza al recordar que se me había olvidado hacerla. Me dijo que podría ayudarme a hacerla como favor por haberle ayudado. No quería algo a cambio por haber sido su colchón al caer, fui a socorrerla porque me nació, no porque me interesara en lo que podía darme a cambio, pero para no ser descortés acepté con una leve sonrisa. —Bueno, pero no pienses que lo tomo como recompensa por dármelas de héroe. — Dije riendo mirando el libro que había caído con ella. —Reee.. ¿recuerdas mi nombre? — Pregunté esperando que lo supiera, apuntándome la cara con el dedo índica de la mano derecha, pues en la otra sostenía la túnica.

La chica sonrió otra vez, hasta noté que estaba algo sonrojada pero yo no era quien para decírselo porque la entendía, a mi me pasa algo parecido.. me avergonzaba con facilidad y por eso terminaba disculpándome por todo. Qué chico tan lamentable y patético podía resultar ser para la gente. Otra vez yo y mis problemas, lo bueno es que no ando quejándome de ellos con las demás personas que de ser así más se alejarían de mí. Acomodé mi túnica -la cual me había quitado para sacudirla- en mi brazo mientras escuchaba a Lily decirme que era amable. Asentí levemente con la cabeza agradeciéndole que dijera eso pues como ya mencioné me hacía sentir feliz. Al menos ya tenía a alguien que me ayudara con la tarea y así era más rápido, matábamos dos pájaros de un solo tiro.

Mencionó entonces que no se le hubiese pasado por la cabeza el haberme dicho que me ayudaba como agradecimiento, quizás se sintió ofendida por haberle dicho eso, perfecto Dongwoon.. cuando alguien no te ignora dices cosas que hagan que posiblemente no te vuelvan a dirigir la palabra por grosero. ¿Soy muy perseguido? —Disculpa por haberlo pensado..— Le respondí un poco avergonzado mirando mi túnica en el brazo, pero enseguida mencionó que al ser la misma tarea necesitaríamos los mismos libros así que asentí mirándola calmándome un poco. —Buen punto.. ni siquiera recuerdo qué había que hacer, mi mente ha estado en otro lado estos últimos días..— Y cómo no, si un 'nuevo sentimiento' como me gustaba llamarle, comenzaba a nacer en mí. Suena cursi, pero es la verdad. Estaba sintiendo cosas por una compañera de casa, que era dos años mayor que yo y no había momento en que no pensara en ella, qué complicado.

Después de haberle preguntado si recordaba mi nombre asintió, pero sólo sabía mi apellido. A pesar de haber más asiáticos en el colegio mi nombre completo era uno de los más raros, me decían "Ding Dong" algunos para molestar y según como lo lanzaban me hacía gracia o no. —Sí.. Son es mi apellido. ¿Raro, no?— Comenté riéndome un poco pero bajito, que no quería que me regañaran en ese lugar, pues practicamente paso la mayor parte del día allí. —Mis nombres son Dong Woon. Los digo ambos porque Dong suena raro si lo dices solo..— Me encogí de hombros, hasta decir cómo me llamaba era penoso, al menos aquí en Inglaterra. Eso es lo otro, nos mudamos hace poco a Europa que antes mamá y yo vivíamos en Corea pero era agotador viajar hasta allá durante las vacaciones, gastábamos mucho dinero pues no usábamos los medios de transporte mágicos.

Me giré a ver mis cosas sobre la mesa -aún seguían allí- en lo que Lily buscaba algo en su bolsillo y aproveché de sobarme parte de la espalda en donde me había pegado al caer siendo 'alomohada o colchón' de la peliroja. Cuando le devolví la mirada me estaba ofreciendo un pedazo de chocolate. No se debía comer en la biblioteca, pero se la acepté con un "okey" y una sonrisa de simplicidad, ya había hecho eso de llevarme comida a la boca tapándome con los libros, pero es que da hambre mientras lees o haces tarea. —Gracias por el chocolate. Mira, allá dejé mis cosas, así que podemos sentarnos ahí.— Sujetando el chocolate apunté la mesa vacía donde dejé el pergamino y lo demás. Al acabar de hablar comí discimuladamente lo que la chica acababa de darme.