Una ronda nocturna muy divertida [Joanna]

Era por la noche, justo la hora en la que todo el mundo debería de estar durmiendo, pues ya era hora de que los prefectos hicieran su ronda vigilando que nadie anduviera por ahí merodeando por los pasillos, pero claro, parecía que aquellas normas no iban conmigo. Yo era uno de los pocos que aún estaba en la sala común sin dormir en la habitación como estaban el resto de mis compañeros. No sabía por qué, pero yo aún era incapaz de dormir, era demasiado temprano para mí y para coger el sueño debía de dar una vuelta por ahí, sabía que me exponía al peligro de ser descubierto y por lo tanto castigado, pero realmente no me importaba, podía asumir ese riesgo, además, lo hacía cada noche y aún no me había pillado ninguna vez, aunque claro, siempre había contado con la ayuda de Joanna, mi prefecta perfecta y mi mejor amiga.
Sonreí de lado al recordar a Joanna y al acordarme de que hoy le tocaba ronda por el primer piso, siempre me avisaba por donde le tocaba vigilar por si quería ir a hacerle una visita y lo cierto es que hoy me apetecía, bueno, en realidad siempre me apetecía, pero no quería que ella se metiera en líos por mi culpa, así que intentaba no molestarla demasiado en su “puesto de trabajo”, pero ya llevaba bastante tiempo sin verla y ya me mataban las ganas.
Salí de mi sala común en pijama, bueno en mi pijama, que constaba simplemente de un pantalón gris de algodón, sin camiseta, pues por la noche me entraba mucho calor y me agobiaba con la camiseta puesta, sabía que no era la indumentaria más adecuada para andar por ahí, pero si la más cómoda para mí. Caminaba por el castillo con cuidado de que nadie me viese, la verdad es que me fastidiaba un poco que mi sala común estuviera tan lejos del primer piso, pero la ocasión merecía la pena.
Sonreí de lado al darme cuenta de que estaba llegando al primer piso sin el menor incidente y alcé una ceja con diversión al ver a Joanna de espaldas. Me acerqué lentamente y con el mayor sigilo hacia donde estaba ella. -¿Me echabas de menos linda?.- Le susurré al oído poniéndome detrás de ella

Estaba dando la típica ronda de todas las noches hoy me tocaban las mazmorras, la planta baja y la primera planta. Había estado un rato con Joseph, pero él se había ido a seguir con su ronda. Me aburría al estar sola pero iba caminando por la primera planta con tranquilidad, con un leve lumos en mi varita que me ayudaba a no matarme y a descubrir si había alguien por allí. Pero hacia muchos días que no veía a Kelyan mi mejor amigo. Era de Gryffindor pero era la primera vez que pensaba que el Sombrero Seleccionador se había equivocado, porque Kelyan debería haber estado en Slytherin. Tenía nuestros mismos pensamientos y un corazón de Slytherin, además era mortifago como la mayoría de Slytherin y como toda la familia Van Der Voort hasta nuestro pequeño Jeremy era mortifago.

Pero mientras caminaba, escuche unos pasos cerca de mí. Me quede quieta con la varita en la mano, haciendo que el lumos desapareciera susurrando: “Nox” quedando a oscuras pero por suerte los ventanales dejaban entrar la luz de la luna llena que había aquella noche. Pero de repente escuche una voz detrás mío y di un pequeño salto. Era Kelyan, mi mejor amigo. Él siempre asustándome. Pero me gustaba estar con él, al ser prefecta siempre le sacaba de los líos. Los profesores siempre me creían porque para ellos era “La niña buena de Slytherin” sin que supieran que más bien era La reina del colegio. Sobretodo tenía una ayuda con Jacqueline, era profesora y me ayudaba muchísimo. Pero ahora lo importante era él, me metí la varita en la bota alta que llevaba y me gire abrazando a Kelyan.

-Kelyan, me has asustado. Hacía mucho que no te veía y por supuesto que te echaba de menos. Me has tenido abandonada.

Sonreí con amplitud al ver como Joanna se daba la vuelta y me abrazaba, ella era una de las pocas, por no decir la única, a la que le permitía hacer aquello. Normalmente aquellas cosas no me gustaban, era completamente despegado de las personas, nada cariñoso, siempre solía r por libre y las distancias cortas no me gustaban demasiado, pero con Joanna toda era diferente, era mi niña consentida y le permitía hacer cosas que jamás se me ocurriría permitirle a otra persona. Correspondí su abrazo abrazándole yo también al mismo tiempo que le daba un beso en la mejilla.
Sonreí nuevamente al escuchar las palabras de la castaña y negué con la cabeza levemente con la cabeza mirándole. –No te he tenido abandonada cielo, es que he estado muy ocupado últimamente, ya sabes trabajos, exámenes y esas cosas.- Le contesté dedicándole una leve sonrisa, aunque aquella escusa no era del todo cierta y la verdad es que también era poco creíble, pues Joanna me conocía bastante bien y sabía que yo no solía perder el tiempo estudiando. En realidad aquella ausencia mía se debía al cúmulo de cosas que se me habían juntado en los últimos días… Desde mi compromiso obligado con Danielle, hasta los celos que habían sentido al verle con otros. Ladeé mi cabeza a un lado y a otro intentando sacar aquellos pensamientos de mi cabeza y después le volví a sonreír mirándole. –Además tú también me has tenido abandonado a mí.- Comenté mientras continuaba mirándole, esta vez haciendo un puchero, el cual no duró mucho en mis labios, pues pronto comencé a reír a carcajadas, para después negar levemente con la cabeza. –En realidad lo importante es que ya estamos juntos de nuevo.- Añadí sin borrar la sonrisa de mis labios, cuando estaba con Joanna sonreía mucho más de lo normal, y eso me gustaba, me gustaba mucho

Con Kelyan todo era diferente, con él era mucho más abierta y cariñosa, porque normalmente solo era así con mis hermanos y hermanas. Pero él había conseguido que me abriera mucho a él. Dejaba que me abrazara y que me demostrara cariño y yo le demostraba lo mismo. Y sonreí cuando me dio aquel beso en la mejilla. ¿Estudiando? ¿Kelyan? ¿Kelyan estudiando? Me estaba ocultando algo. A mí no me podía engañar, yo sabía cuando me mentía y cuando me decía la verdad. Podía decirse que le conocía demasiado bien. Y sabia que no me estaba diciendo la verdad, teníamos la misma edad y le quería muchísimo. Sabía que algo me estaba ocultando pero… ¿el que? Sonreí ante lo que me decía y le bese la mejilla y le volví a abrazar.

-Si, ahora estamos juntos de nuevo… siento haberte abandonado y también pero es que hemos tenido un ligero problema en la familia… mi hermano pequeño Jeremy se puso enfermo y nos volquemos en él… pero te echaba de menos…

Le abrace con muchísimo cariño, con un cariño que pocas personas sacaban en mí, que solo él conseguía sacar, se podía decir que con él era una Joanna diferente que veían pocas personas. Apoye mi frente en la suya acariciando su mejilla, mirándole a los ojos con cariño. Con un brazo le seguía abrazando mientras hacía eso.

-Kelyan… me estas ocultando algo… ¿que te pasa?

Seguía abrazado a la castaña, la verdad es que me gustaba estar así con ella. Siempre que nos encontrábamos nos abrazábamos y nos mimábamos sin parar, cuando estábamos el uno con el otro no había nadie capaz de separarnos, era como si cuando nos veíamos y nos abrazábamos nos quedásemos pegados y eso era algo que me encantaba, pues era con la única con la cual me pasaba eso, teníamos como una conexión especial, una conexión que nada ni nadie podría destruir jamás. A pesar de pertenecer a casas diferentes, ambos teníamos personalidades muy parecidas, quizás era porque yo siempre había tenido en mente pertenecer a la casa de las serpientes, a la cual habían pertenecido mi padre y mi madre, pero bueno, al fin y al cabo una casa no te definía, era tu personalidad quien lo hacía, así que pertenecer a la casa de los leones no era ningún problema para mí, a pesar de que muchos me miraban por encima del hombro sin ni si quiera conocerme de nada, por el simple hecho de pertenecer a esa casa, aunque tampoco les juzgaba por ello, pues a veces yo también lo hacía.
Escuché las palabras de mi amiga y le miré con algo de preocupación, conocía al pequeño Jeremy y era alguien muy entrañable, así que me preocupaba que algo pudiera pasarle. -¿El enano estaba malo?.- Pregunté mirándole, manteniendo la misma preocupación de anteriormente. -¿Pero ya está bien?.- Volví a preguntar aún abrazado a ella.
Ambos seguíamos abrazados, demostrándonos todo el cariño que sentíamos el uno por el otro, que era casi imposible de explicar. Mi sonrisa se borró de mis labios al escuchar la pregunta de Joan y suspira mirando al suelo. –Bueno… es difícil de explicar, bueno, no de explicar, si no de comprender, ni si quiera yo lo comprendo.- Murmuré alzando levemente mi cabeza para mirarle. –Me han comprometido con una chica a la que no conozco de casi nada.- Añadí volviendo a bajar mi cabeza para mirar al frío suelo

Para mí la cosa más importante de este mundo era mi familia y eso evidentemente incluya al enano de mi hermano pequeño. Era por eso que me gustaba que él se preocupara por Jeremy. Pero la verdad es que cuando estábamos juntos se notaba que entre nosotros había una conexión especial, se notaba porque además no dejábamos de abrazarnos. Y siempre decíamos que seguiríamos juntos aunque acabásemos el colegio seguiríamos juntos. Era mi mejor amigo y nadie, ni nadie jamás cambiaria ese hecho. Porque ya era un hecho. Aquello era él era para mí. Sonreí cuando me pregunto si Jeremy estaba bien, mi pequeño terremoto, mi pequeño mortifago.

-Si ya está bien. Ha estado unos días malo, pero ya está recuperado hoy ya estaba correteando de nuevo por los pasillos.

Dije con una sonrisa, la verdad es que no me acostumbraba ver a Jeremy enfermo. Era un niño fuerte y pocas veces se ponía enfermo, pero cuando lo hacia todos nos preocupábamos mucho por él, lo mimábamos mas que de costumbre. Le escuche decirme que es lo que pasaba… ¡Alto! ¿Había dicho comprometido? Eso no podía ser… no sabía porque… pero no podía ser… Le abrace fuerte por el cuello y le di un beso en la mejilla abrazándole fuerte.

-¿No puedes negarte?

Ambos seguíamos abrazados el uno al otro, como bien había dicho parecía que nos pegaban con pegamento cada vez que nos encontrábamos. Me encantaba estar con Joanna, a veces uno de los motivos por los que me hubiera gustado pertenecer a Slytherin era para poder pasar mucho más tiempo con ella y poder tirarnos hasta las tantas de la madrugada hablando y haciendo bromas en la sala común. Sonreí con amplitud al escuchar como Joan me contaba que su hermano ya estaba perfectamente y acaricié su pelo aún abrazado a ella. –Me alegro de que el enano ya esté bien, aunque con tanta gente cuidándole como sois todos sus hermanos yo también me curaría.- Murmuré de forma divertida soltando una pequeña risilla mientras continuaba acariciando su pelo. Era muy cariñoso con ella y muchas veces la gente se había pensado cosas que no eran, muchas veces nos habían dicho que nos gustábamos o incluso que éramos novios, ambos siempre reíamos y lo negábamos casi al unísono, pero lo cierto es que no nos importaba lo más mínimo que nos dijeran aquello, nos causaba mucha gracia, además, los dos sabíamos que era mentira, así que no había el menor problema.
Noté como al escuchar mis palabras la chica me abrazó con más fuerza y luego recibí su beso. Sonreí levemente y después me encogí de hombros levemente. –La verdad es que no lo sé, pero no creo que exista esa posibilidad.- Contesté mirándole, aún abrazado a ella. –Mi tío es demasiado ambicioso y su padre bastante adinerado… así que no creo que mi tío me lo permita.- Añadí sin dejar de mirarle, eso sí, mi sonrisa ya había desaparecido de mis labios. Casarme con Danielle no era la mayor tragedia del mundo, pero aquella situación era demasiado rara para mí

La verdad es que siempre había deseado que Kelyan hubiera sido mandado a Slytherin porque así pasaría más tiempo con él, hablaríamos hasta las tantas, haríamos bromas a los demás, nos apoyaríamos mutuamente… pero no había sido así. Él había acabado en Gryffindor y yo en Slytherin, pero aun así sacábamos tiempo de donde podíamos para estar junto y poder divertirnos como los mejores amigos que éramos o si no hacíamos como aquella noche él me venía a ver durante mi ronda. Yo siempre le encubría cuando lo hacía, era la suerte de parecer una niña buena, de ser un VDV y de tener una hermana profesora. Los demás profesores siempre me creían. Reí cuando le escuche hablar de toda la gente que habíamos cuidado a Jeremy. Éramos muy cariñosos el uno con el otro, pero ambos sabíamos que aunque podía funcionar era muy extraño que llegáramos ser pareja, no queríamos romper nuestra buena amistad. Y siempre que nos lo decían, lo negábamos hasta la saciedad.

Suspire a sus palabras, lo veía como un delito. Nadie se tenía que casar obligado y menos por el maldito dinero, claro que yo venía de una familia muy adinerada pero jamás me casaría con nadie que no amara, sería capaz hasta de matar a esa persona. Pero el importante ahora era Kelyan.

-Eso no es justo Kel…

Dije apoyándole abrazándole con muchísimo cariño, besándole la mejilla repetidas veces y acabando por sonreír. Pero entonces se me ocurrió una cosa para hacerle reír, necesitaba verle reír.

-¿Nos fugamos juntos?