Castigado... otra vez [Gaïa A. Parkin]

Bajaba lentamente por las escaleras, que tantas veces había recorrido ya, que dirigían del despacho del director a los pasillos. Estaba un poco triste, había hecho perder 50 puntos a mi casa y estaba castigado, aunque ya estaba acostumbrado a cosas así. Luego me pelearía con algunos compañeros de mi casa que mueren por cada punto, y poco más... Ya tenía rutina hasta en eso, en fin.. al menos, las cosas por las que me castigaban me hacían divertirme un poco. Esta vez, había conseguido convencer a algunos alumnos de primero de que iban a dar clase en el bosque prohibido, por la noche. También había que ser tonto para creerse eso, como se nota que no me conocen los alumnos tan jóvenes.

Tras bajar el último peldaño de la escalera, me encaminé por los pasillos, no sabía que hacer ahora, pensaba que me iban a poner el castigo esta misma tarde, y, en cambio, me habían dejado el viernes libre para prohibirme salir a Hogsmenade, este fin de semana, por la tarde; y para asegurarse me iba a quedar limpiando la sala de trofeos; seguramente había limpiando más veces esa sala, que los propios elfos domésticos.

Cansando de pensar andando, me paré frente a una ventana y me asomé en ella; miré hacía abajo y me quedé embobado mirando el suelo, pensando que era una pena que no pasase nadie por ahí abajo para poder escupirle

Subir. Bajar. Volver a subir. Y así pasa una chica aburrida las tardes en el colegio, sintiéndose encerrada entre más de cuatro paredes solo por el hecho de tener el "don". Eres una bruja. Asumido. ¿Pero quien me avisó que por poder usar una varita tenía que estar pupila y encerrada? Nadie. Quiero salir de aquí. No me gusta. Ni tan siquiera la presencia de mi hermano hace agradable este lugar.

Como siempre, y una docena de libros en la mano. Ninguno material de estudio de este horrible lugar, dejé que mi mente dejará este cuerpo para descubrir donde me quería llevar mi subconsciente. Cuarta planta. ¿Que leñes hacía en la cuarta planta? ¿Estaba mi subconsciente diciéndome que subiera escaleras para bajar culo? Espero que no.

Pase por mil aulas diferentes, que quien dice mil, dice dos, y a la lejanía pude distinguir el uniforme de Slytherin. Genial, no quería bronca, en general todos me odiaban por ser una triste Gryffindor, aunque claramente, había sus excepciones. Ni que no me sintiese poco mal por no ser yo Slytherin. Como mi madre.

A medida que me iba acercado, las ganas de pasar de largo, como haría un buen fantasma aumentaban, pero al parecer, mi mente, que es la ostia había hecho que acabara cerca de mi hermano. Un Slytherin al que mas le valía tratarme bien. Por que sino acabaría con su vida.

- Bonjour hermanito, ¿Qué pasaría si te cayeses desde aquí? A parte de que el mundo se pierda tu belleza..- Pregunte mientras le obligaba a coger 4 de los seis libros que llevaba en los brazos para que no me pesaran demasiado. Sí. Le obligo a que me los lleve. Sonreí con carita de niña buena para que no me los devolviera los libros.
Le di un pico en los labios, como me había acostumbrado a saludarlo desde pequeño y le despeiné. Pero como suelte mis libros para arreglarse el pelo, la tenemos.

La cercanía de unos pasos no hicieron que mi concentración de escupir a alguien en el coco, despareciera, pero si unas palabras. Tuve que dejar de mirar por la vente para centrarme en el rosto de aquella chica de Gryffindor, tan afortunada. ¿Qué por qué afortunada? Por que tenía la suerte de ser la hermana de una de las mayores bellezas celebridades del colegio; es decir, que era mi hermana.

Pues de que como tú bien dices, el mundo se perdería mi hermosa belleza, y tú, concretamente, aparte de tu hermoso hermanito, estos 4 libros; ya que seguramente quedarían llenos de mis sesos.-

Me descolocó el pelo tras darme un pico, en forma de saluda. Algún día le sacaría la lengua para ver que cara se le queda.

¿Qué haces con tantos libros? ¿Te los comes?.-

Dije mientras soplaba hacía arriba para intentar apartarme el pelo de los ojos. Si, era más fácil hacer con la mano, pero seguramente me mataría si se me cayese alguno al suelo; creo que los quiere más que a mi.

Me reí mientras empujaba a un lado a Derek, para así dejar libre el hueco de la ventana y así sentarme yo. Apoye los dos libros que yo llevaba en mis piernas y arreglé un poco el pelo de mi hermano, lo suficientemente poco para que esas greñas (?) no se le metieran el los ojos y resultase incomodo. Pero vamos, le deje ciertos mechones hacia arriba que le daban un aspecto muy chistoso para opinión de una hermana dos minutos más pequeña.

- Entonces se tendrán que conformar con la mía. Que lo admitas o no, soy más guapa que tu.-

Saqué la lengua, un gesto que me daba cierto aspecto de infantil, pero entre hermanos todas esas muecas están bien vistas. Y si no, que les jodan. Al que le moleste, claro.

- Como les pase algo a mis libros... Mueres .-

Y como no, me entró un ataque de risa de esos que si estuvieras delante de una pantalla del ordenador tendrías a tu hermano mirándote mal.
No estaba muy segura si tenia un hermano o un payaso, pero lo quería igual, aunque la importancia que tenían estos papeles no fuera la misma para el y para mi.

- Los suelo leer, algo a lo que tu no estás acostumbrado... Además.- Señale un cuaderno azul que tenía yo sobre mis piernas y un enorme libro de color marrón que le había obligado a que el cogiera.- Esos dos son recuerdos, el que llevas tu es un album con fotos y este... Donde hago mis apuntes personales...-

Claaaro, como si llevar de paseo por el colegio cuatro libros, solo de lectura, fuera muy normal. Pero soy una Parkin. ¿Donde queda ahí lo normal?

Al parecer, no había sido yo el único en heredar el ego de la familia; pero a diferencia de ella, yo tenía motivos para ser egocéntrico, pero bueno, no le iba a hundir la moral a mi hermana "pequeña".

Si, más guapa que yo.. Claro..

Rodé los ojos, irónicamente

¿Sabes? En mi habitación tengo más espejos que fotos tuyas, eso quiere decir algo, ¿No?-

Nada más que decir. Seguramente intentaría buscar algún comentario para dejarme mal, pero no me iba a dar por vencido. Eso es lo que me gustaba de mi relación con ella, que por mucho que nos picásemos no nos llegábamos a enfadar; supongo que ventajas de ser gemelos (o yo muy pasota)

La miré con el ceño levemente fruncido. Si, quería más a los libros que a mi, pero bueno... tenía asumido que un trozo de papel era más importante para ella una relación de más de 15 años.

¿Fotos? ¿ Están aquí mis inicios como modelo?

Dije mientras dejaba los libros en el suelo y cogía el libro marrón. Mire la portada y me quedé pensando de donde había sacado ella esto, es más, no sabía ni que hubiese un álbum así en la familia.

¿Lo has hecho tú?

Pregunté mientras le cambiaba el libro marrón por su libreta azul para cotillear sus pensamientos.

Los dos siempre bromeando con lo mismo, no nos aburríamos nunca. Pero ese era el encanto que teníamos los mellizos, que misteriosamente, eramos más parecidos de lo que pensábamos, pero diga lo que diga, yo era mas simpática y más guapa. No había discusión posible. Tema zanjado. ¿O no?

- Eso tiene una explicación muy lógica mon amour. Los espejos los tienes de recambio, para cuando te mires y se rompa uno, tengas a mano otro. Y lo de mis fotos se llama amor.-

Miré como él observaba el pequeño trozo de nuestro pasado, donde se encontraban las fotos de nuestra infancia, algunas de nuestro padre, y una copia de la única foto que tenía de mi madre. La misma que colgaba del collar que llevaba puesto.
Fotos como modelo. ¡Já! Ni me dignaría a contestar eso, sería como caer en un bucle de una discusión que no tenía final. Mejor ignoremoslo antes de seguir subiendo su gordo y agrandado ego. (Con amor, poco, pero amor xD)

- Claro que lo he hecho yo, ¿Quien si no?.-

Que pregunta más estúpida, la loca por los recuerdos era yo,¿Quien se dedicaría a pasar tres años de su vida mirando cajas viejas hasta encontrar todo lo posible de su familia? Eso es solo cosa de la pequeña Parkin.
Y ahí es cuando entra la vena cotilla de Derek, que se hace con mi cuaderno azul, donde solo había frases donde reivindicaba mi libertad. Y la de todos. Quiero un mundo más liberal.

- Dame eso, tienes que aprender a no mirar cosas privadas, ¡Y no dejes mis libros en el suelo!.-

Consiguió que me levantará con una rapidez que ni yo misma sabía que tenía para evitar que un alumno que pasaba corriendo por el pasillo aplastase mi tesoro. Mire mal a mi hermano, o al menos, lo intente, por que pronto no pude evitar sonreír. Que monoso es. Pero que me devuelva mi libro.

Empecé a soltar silabas y letras sin sentido alguno como muestra de estar molesto, pero con mi mirada estaba seguro que había captado el mensaje. De todos modos, no me iba a quedar callado.

Pues que sepas que nunca se me ha roto ninguno¡ A, sí¡ Solo una vez, y fue porque entraste tú.-

Mi mirada se volvió "sarcásticamente" más dura. De todos modos.. ya empezábamos a entrar con comentarios "ilógicos" y que empezaban a perder sentido, aunque, bueno, ninguna de nuestras peleas solía tener sentido.

No se... Papa.. o los abuelos... desde que no estamos tanto en su vida, tienen mucho tiempo libre.-

Mientras hablaba con ella, le cambia el álbum de fotos por su libreta, y dejaba el resto de los libros en el suelo. Mientras mi hermana se encargaba de "echarme la bronca" y recuperar sus libros, yo me ponía a recitar frases que ni siquiera estaban escritas en ella, en tono poético.

"Esto enamorado de mi hermano.. ¿Qué hago? ¿Me guió por mis sentimientos? ¿O dejo que la lógica y la sociedad me guié?".. "Otra vez... he vuelto a soñar con mi hermano.. Tengo miedo de no poder controlarme la próxima vez que nos veamos."

Cerré la libreta de golpe y me quedé con los ojos cerrados mientras respiraba hondo.

Ains.. el amor.. siempre tan complicado.-

Fingí secarme lagrimas, mientras miraba embobado el fondo del pasillo sin prestar mucho atención a mi hermana.

Un suave golpe en el pecho hizo que sintiera que había ganado esta pelea aún y cuando yo no tenía la última palabra. No sabía por que, pero ese argumento/intento de defender de mi hermano no me había parecido muy ocurrente. Pero bueno, algún ía ganaba yo, muchos otros ganaba él.
Sonreí con cara de niña buena sin mediar palabra, como si en mi vida hubiera roto un plato, ya que muchas veces, estas peleas tontas se podían volver grandes discusiones y no tenía ganas de pelearme con mi hermano.
¿Papa? ¿Los abuelos? De verdad, que poco me conoce a veces, me encantan los recuerdos, y hago todo lo posible por mantenerlos para un futuro. Alzo una ceja, frustrada por que no se me ha reconocido mi trabajo.

- Ya lo sé, pero están encantados de tenernos lejos.-

Realmente no, realmente era yo la que los quería lejos. Que no se me malinterprete, los quería y todo eso, pero me quitaban libertad, siempre encima nuestro, agobiándome, haciendo que me sienta encerrada entre cuatro paredes. Eso solo podían conseguirlo ellos. Además, me gusta ser una bruja, pero por su culpa estoy encerrada en este colegio.
Abrí mucho los ojos al escuchar lo que "ponía" en mi cuaderno, sin poder evitar un ataque de risa repentino.

- Ya sabes que no puedo evitarlo, eres mi hermano, lo sé, pero... yo... .- En un momento cómico tape mi cara con las manos, aún aguantando la risa.- Yo... estoy enamorada de ti.- Dije negando con la cabeza y arrancando mi cuaderno de sus manos, seguro que esto era una táctica para no llevar los libros que anteriormente le había dejado.

Pues en eso no estaba de acuerdo con mi hermana. Pensaba que tanto los abuelos como nuestro padre preferían que estuviésemos con ellos.. o si no.. ¿Por qué nos iban a decir todas las navidades que volviésemos con ellos? Buah.. Daba igual.. mi hermana y yo nunca estaríamos de acuerdo... Somos tan distintos a la vez que iguales... Cosas de mellizos supongo.

Por esas cosas que dices, soy yo el preferido de la familia.-

Cerré los ojos y saqué pecho como si me acabasen de nombrar mago del año. En realidad no tenían favorito, a los dos no habían tratado y cuidado muy parecido, desde siempre, aunque era yo el que se tiraba más tiempo con ellos mientras Gaïa se encerraba en su habitación.

Al escuchar a Gaïa se rió a la vez que ella, pero cuando termino de hablar puso cara de decepción.

Si no te conociese diría que es ironía.-

Me crucé de brazos cuando me quitó su cuaderno, y arqueé una ceja, mientras la miraba fijamente. No aguanté mucho, y me puse a reírme de nuevo e instintivamente me acerqué a darle un fuerte abrazo y darle un beso en la frente.