Cosas del destino [D. Parkin]

La tarde era de lo más aburrida, un colegio tan grande, con tantas cosas ocultas, y él allí, tirado en la sala común de Slytherin, haciendo tiempo para poder ver a Rose 15 minutos y luego volver a su sala a hacer nada, nuevamente, ¿y eso por qué? simple, la joven tenía una tremenda obseción con sus estudio y es esa la simple razón por la que no puede estar con ella demasiado, si no son las clases, son que hay que hacer tarea, sino porque él tiene entrenamiento, sino por alguna otra cosa que al final, le saca de sus casillas. Odiaba esa sensación de aburrimiento, él no poder ver a la joven Weasley que tanto le hacía olvidar esos malos ratos, el no tener nada que hacer. Resopló fuertemente mientras se escurría en el sillón de cuero.

De un momento a otro, y como si de una bendición se tratase, una idea ligeramente alocada se plantó en su cabeza, como él mismo dijo, hogwarts es muy grande y está lleno de secretos, ¿por qué no salir un rato por dicho castillo?. Una amplia sonrisa se hizo en su rostro y con un movimiento rápido se levantó del sillón con más fuerza de la que debería haber ejercido, y casi corriendo salió de aquel muermo de lugar. ¿A dónde podía ir?, cualquier sitio estaba bien, en aquel momento cualquier tontería le distraería. Tomó rumbo por las escaleras, dirección al pasillo prohibido, pero su camino se vió detenido por la culpa de esas malditas escaleras que se movían, ¿por qué tenían que moverse?, "ahora tardaré siglos en llegar al pasillo", pensaba el joven ligeramente molesto. Levantó la vista hacia la puerta que, ahora, tenía delante, "Sala de Trofeos", leyó en la placa dorada de la puerta, alzó los hombros y hundió las manos en los bolsillos de su pantalón, "algo es algo" pensó mientras se adentraba en la sala lentamente.

Al entrar notó como todo estaba bastante oscuro, la sala se encontraba iluminada por unas pequeños ventanales por los que entraba una ligera luz. Caminó lentamente hacia el interió de la sala cerrando la puerta tras de sí. Aquello era otro mundo dentro de ese colegio. Miraba a su alrededor más que sorprendido, aquello era fascinante. Caminó adentrándose poco a poco y cada vez más en aquel lugar, y entonces una pequeña idea pasó fugazmente por su mente "¿sabré salir después?", y es que la vista se le perdía entre vitrinas, copas, medallas y armaduras. Una vitrina de cristal llamó su atención en especial, "Quidditch", leyó, eso le resultaba más que interesante. Estubo bastante tiempo observando placas dedicadas y medallas, hasta que una de ellas le absorbió por completo. Sintió como una ráfaga de envidia, orgullo, pena, y un millón de sentimiento más se apoderaban de él. En esa placa se podía leer claramente "Draco L. Malfoy", el nombre de su padre, no sabía muy bien cómo debia sentirse por aquello y aun menos cómo debía reaccionar.

Suspiró fuertemente, su padre había sido muchas cosas en su vida, principalmente malas, no era alguien de quien él pudiese estar plenamente orgulloso, pero es su padre, tampoco podía no sentir un cierto hilo de orgullo porque su nombre estubiese grabado en una placa como esa. Bajó la mirada y tragó saliva.