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Bienvenido a Magic is Might, un foro basado en la tercera generación de la saga de Harry Potter. Este año se realizará el torneo de los tres magos, participaran del mismo Hogwarts {Inglaterra}, Magedumanis {Grecia} y Myeongmab {Corea del Sur}. Los campeones aun no han sido elegidos, sumate a esta aventura y participa del torneo, agregando tu nombre en el cáliz o simplemente apoyando a tu campeón.
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Time with my favorite stalker. [Gaia A. Parkin]
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Time with my favorite stalker. [Gaia A. Parkin]
Día libre. Era de aquellos días en que hay un "suceso importante" y no se realizan clases, un llamado "feriado" así que había dormido un par de horas más y luego desperté solo, no podía permanecer acostado más tiempo porque mi cuerpo estaba ya acostumbrado a cierta hora, y bastaba que estuviera muy demasiado cansado para que me quedara hasta por lo menos, las 11 o mediodía. Sea como sea, al ser un estudiante aplicado del colegio, para no decir que soy el nerd de la clase, no tenía deber alguno, pues los hacía apenas me los daban y siempre quedaba desocupado... para hacérselas a mis compañeros. Papá me ha dicho que cuando él estaba en Hogwarts le ocurría lo mismo, y más aún, tenía que realizar sus labores de prefecto, lo cual era más trabajo así que me aconsejó no serlo. Mamá decía que a veces ella tampoco podía estar tranquila, porque era igual que mi padre, ambos eran prefectos y excelentes estudiantes, no me extraña que yo haya heredado su sabiduría, aunque a veces me gustaría no ser así, envidio de cierta forma a los alumnos que se esfuerzan por obtener buenas calificaciones porque no son muy buenos, yo con prestar atención a la clase estoy bien y no necesito casi ni estudiar, lo hago porque me gusta y siempre obtengo Extraordinarios o Supera las expectativas.
Me metí a la ducha y me vestí con ropa común y corriente, unos simples jeans azules oscuro, una sudadera negra -las cuales me gustaba usar, eran cómodas- y encima una chaqueta no muy gruesa, pero tampoco muy delgada de color negro también. Era otoño, y aunque corría viento ya, generalmente andaba algo desabrigado, aunque eso no importaba ahora porque no pensaba salir fuera de las paredes del castillo. Me puse las calcetas/calcetines y busqué mis zapatillas. ¿Dónde estaban? Mis compañeros de habitación eran todos unos desordenados, tenían mi calzado repartido por todo el cuarto, ni siquiera los suyos. —¡Eso! ¡Háganme bullying!— Les reclamé despertándolos a todos de un almohadonazo al descubrir las zapatillas que buscaba colgados a un palo del techo por los cordones. Siempre me hacían cosas como esa para molestarme, aunque todos éramos amigos. Sin embargo yo siempre era el blanco principal, era entretenido para ellos hacerme bromas porque no me enojo fácil, y así pueden ver mis reacciones "dramáticas" algunas veces, pero sin que yo me moleste realmente con ellos ni que quiera golpearlos o algo así. Después de darle con los almohadones, me lanzaron los de ellos cuando yo bajaba las zapatillas usando mi varita, terminamos riendo y antes de que se les ocurriera otra cosa, salí de la Sala Común llevando mi calzado en la mano, para ponérmelos fuera.
Subí hasta el séptimo piso, al tener tiempo podía hacer lo que deseaba y me entraron ganas de hacer algo de ejercicio. Podría salir a correr alrededor del castillo pero no.. eso lo hacía todos los días, asi que aprovechando el feriado me fui a la Sala de Menesteres, hacer algo de pesas no me vendría mal. En aquella sala encontrabas todo lo que quisieras, sólo hacía falta pedirlo, así que cuando llegué a ella hice aparecer la puerta y al entrar encontré todo lo necesario. Una banca barra, de eso hablaba. Sonriente y emocionado fui hacia ella, me quité la chaqueta y me senté a hacer pesas. Fueron fáciles esas, así que fui aumentando el peso, y a medida que levantaba iba contando mentalmente, aunque terminaba pensando en otras cosas y perdía el número, teniendo que empezar de nuevo. Era muy distraído, perder la concentración me era fácil, así que si volaba en las nubes y me viste, tráeme a la realidad.
Me metí a la ducha y me vestí con ropa común y corriente, unos simples jeans azules oscuro, una sudadera negra -las cuales me gustaba usar, eran cómodas- y encima una chaqueta no muy gruesa, pero tampoco muy delgada de color negro también. Era otoño, y aunque corría viento ya, generalmente andaba algo desabrigado, aunque eso no importaba ahora porque no pensaba salir fuera de las paredes del castillo. Me puse las calcetas/calcetines y busqué mis zapatillas. ¿Dónde estaban? Mis compañeros de habitación eran todos unos desordenados, tenían mi calzado repartido por todo el cuarto, ni siquiera los suyos. —¡Eso! ¡Háganme bullying!— Les reclamé despertándolos a todos de un almohadonazo al descubrir las zapatillas que buscaba colgados a un palo del techo por los cordones. Siempre me hacían cosas como esa para molestarme, aunque todos éramos amigos. Sin embargo yo siempre era el blanco principal, era entretenido para ellos hacerme bromas porque no me enojo fácil, y así pueden ver mis reacciones "dramáticas" algunas veces, pero sin que yo me moleste realmente con ellos ni que quiera golpearlos o algo así. Después de darle con los almohadones, me lanzaron los de ellos cuando yo bajaba las zapatillas usando mi varita, terminamos riendo y antes de que se les ocurriera otra cosa, salí de la Sala Común llevando mi calzado en la mano, para ponérmelos fuera.
Subí hasta el séptimo piso, al tener tiempo podía hacer lo que deseaba y me entraron ganas de hacer algo de ejercicio. Podría salir a correr alrededor del castillo pero no.. eso lo hacía todos los días, asi que aprovechando el feriado me fui a la Sala de Menesteres, hacer algo de pesas no me vendría mal. En aquella sala encontrabas todo lo que quisieras, sólo hacía falta pedirlo, así que cuando llegué a ella hice aparecer la puerta y al entrar encontré todo lo necesario. Una banca barra, de eso hablaba. Sonriente y emocionado fui hacia ella, me quité la chaqueta y me senté a hacer pesas. Fueron fáciles esas, así que fui aumentando el peso, y a medida que levantaba iba contando mentalmente, aunque terminaba pensando en otras cosas y perdía el número, teniendo que empezar de nuevo. Era muy distraído, perder la concentración me era fácil, así que si volaba en las nubes y me viste, tráeme a la realidad.
Lee Gi Kwang» Hufflepuff - Mensajes : 222
Fecha de inscripción : 24/12/2011
Re: Time with my favorite stalker. [Gaia A. Parkin]
En lo que llevábamos de curso no había descansado ningún día, tan siquiera los fin de semanas, intentando que la materia que se me quedaba atrás no me causara ningún problema. Lo intentaba, de veras, pero no era una buena estudiante. Siempre llegaba tarde y en solo hacía las tareas en ocasiones muy puntuales. Por eso agradecí el día de hoy con todas mis fuerzas, por que era el único día en el que realmente podía no hacer nada.
Dormí hasta que mis ojos no aguantaron más tiempo cerrados y me levanté tardando diez minutos para despertarme completamente, aunque no estaba muy segura de haberlo conseguido, ya que mi caminar se asemejaba bastante al de los fantasmas que vagaban por el colegio.
Tras coger algo de ropa y unas gafas de sol, anoche había estado recorriendo todo el colegio en las labores de prefecta y tenía unas bonitas marcas bajo mis ojos, me dirigí a la parte más común de la sala común, donde ya nadie quedaba. ¡Mierda! Me había perdido lo que más me gustaba. El desayuno. Más tarde tendría que bajar a la cocina para conseguir algo de comida. Me rugía el estomago.
Vestida con una especia de camiseta larga, que usaba de pijama y perteneciente a algún grupo muggle, de color negro, descalza y con la ropa que que quería ponerme en la otra, no sé como acabe dando vueltas por el colegio. Genial, con el pelo alborotado, una camiseta algo más larga para tapar lo necesario, con ropa en un brazo y completamente descalza. No era de extrañar que cuando me encontraba alguien por el pasillo me mirara de manera rara.
Pero hoy era un día completamente libre y lo iba a aprovechar para hacer las cosas que normalmente no tenía permitido, aunque fuese saltarse una norma tan mínima como no llevar uniforme.
Necesitaba algo encontrar comida, ahora era mi prioridad, por lo que cuando encontré a algún alumno de mi casa, le entregué la ropa que llevaba en el brazo para que la dejará en mi habitación. Ahora estaba en pijama y sin nada para cambiarme. Pero me era indiferente, en mi estomago parecía haber estallado la tercera guerra mundial. - Soy tonta, claramente .- Me dí cuenta que en vez de bajar a las cocinas, mi mente, que viajaba por lugares lejanos, había hecho que mis pies subieran y subieran hasta el séptimo piso, donde allí no había comida alguna.
Me estaba muriendo de hambre. Y de repente, una puerta se abrió frente a mi. Literalmente. Una enorme puerta de madera que jamás había visto.
"La sala de los menesteres". En mis 16 años había oído hablar de ella, pero jamás la había visto, y mucho menos había estado dentro. Por eso, aunque acercándome despacio como medida estúpida de precaución, puse mi mano en el pomo tirando de ella y abriendo esa pesada puerta. Lo que vi, me asombró.
Dentro había una especia de gimnasio que nada más entrar yo cambió, ahora estaba lleno de neveras, mesas llenas de comida y más comida. Asombroso, genial. Di un paso al frente, entre, y la puerta se cerró tras de mi.
Examinando ese lugar me fije en algo que no se comía. Un chico. Me parecía que mi deseo por comer había cambiado la sala para lo que el necesitaba. -¡Oh! Lo siento, tengo hambre.- Y el color de mi cara hizo juego con mi cara. ¿Con que valor vengo yo aquí, vestida como vengo y encima molestando? Sinceramente, soy de lo que no hay.
Dormí hasta que mis ojos no aguantaron más tiempo cerrados y me levanté tardando diez minutos para despertarme completamente, aunque no estaba muy segura de haberlo conseguido, ya que mi caminar se asemejaba bastante al de los fantasmas que vagaban por el colegio.
Tras coger algo de ropa y unas gafas de sol, anoche había estado recorriendo todo el colegio en las labores de prefecta y tenía unas bonitas marcas bajo mis ojos, me dirigí a la parte más común de la sala común, donde ya nadie quedaba. ¡Mierda! Me había perdido lo que más me gustaba. El desayuno. Más tarde tendría que bajar a la cocina para conseguir algo de comida. Me rugía el estomago.
Vestida con una especia de camiseta larga, que usaba de pijama y perteneciente a algún grupo muggle, de color negro, descalza y con la ropa que que quería ponerme en la otra, no sé como acabe dando vueltas por el colegio. Genial, con el pelo alborotado, una camiseta algo más larga para tapar lo necesario, con ropa en un brazo y completamente descalza. No era de extrañar que cuando me encontraba alguien por el pasillo me mirara de manera rara.
Pero hoy era un día completamente libre y lo iba a aprovechar para hacer las cosas que normalmente no tenía permitido, aunque fuese saltarse una norma tan mínima como no llevar uniforme.
Necesitaba algo encontrar comida, ahora era mi prioridad, por lo que cuando encontré a algún alumno de mi casa, le entregué la ropa que llevaba en el brazo para que la dejará en mi habitación. Ahora estaba en pijama y sin nada para cambiarme. Pero me era indiferente, en mi estomago parecía haber estallado la tercera guerra mundial. - Soy tonta, claramente .- Me dí cuenta que en vez de bajar a las cocinas, mi mente, que viajaba por lugares lejanos, había hecho que mis pies subieran y subieran hasta el séptimo piso, donde allí no había comida alguna.
Me estaba muriendo de hambre. Y de repente, una puerta se abrió frente a mi. Literalmente. Una enorme puerta de madera que jamás había visto.
"La sala de los menesteres". En mis 16 años había oído hablar de ella, pero jamás la había visto, y mucho menos había estado dentro. Por eso, aunque acercándome despacio como medida estúpida de precaución, puse mi mano en el pomo tirando de ella y abriendo esa pesada puerta. Lo que vi, me asombró.
Dentro había una especia de gimnasio que nada más entrar yo cambió, ahora estaba lleno de neveras, mesas llenas de comida y más comida. Asombroso, genial. Di un paso al frente, entre, y la puerta se cerró tras de mi.
Examinando ese lugar me fije en algo que no se comía. Un chico. Me parecía que mi deseo por comer había cambiado la sala para lo que el necesitaba. -¡Oh! Lo siento, tengo hambre.- Y el color de mi cara hizo juego con mi cara. ¿Con que valor vengo yo aquí, vestida como vengo y encima molestando? Sinceramente, soy de lo que no hay.
Gaïa A. Parkin»Gryffindor - Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 27/12/2011
Re: Time with my favorite stalker. [Gaia A. Parkin]
Dejé de pensar en cualquier tontería, era mejor concentrarme en lo que hacía sino hasta podía soltar la pesa y esta me caía encima, lo cual no sería muy bonito ni agradable, por muchas cosas.. ¿a quién le gustaría que algo así le cayese encima? Obviamente duele. Miré el techo por última vez y seguí en lo mío, hacía un par de semanas que no me ejercitaba de esta manera, así que tenía que aprovechar. En mi casa, que no era muy espaciosa como la de otros compañeros que viven en mansiones, había un cuarto hecho como gymnasio sólo para mí, así que cuando dejaba de estudiar me iba a dicho lugar, el cual era más grande que mi propia habitación y lo usaba para varias cosas, como por ejemplo practicar mi baile. Ahora que lo pensaba, creo que mis papás me han consentido mucho, mira que darme tantas cosas.. bueno, quizás porque papá es adoptado y mamá perdió a mi abuela y tía por culpa de mortífagos, en realidad no sé.. pero ahora resulta que la hermana menor de uno de mis amigos de allá de Corea está enamorada de mí, y tiene cuantos, ¿12 años? Es la chica más psicópata que he visto en mi vida, realmente. Y me acabo de enterar ayer, cuando recibí una lechuza donde él me contaba que su hermana le había preguntado que era de mí, que me extrañaba y que tenía listo los nombres para nuestros hijos. Cuando leí eso escupí todo el jugo que tomaba, pues estaba en el Gran Comedor cuando recibí la carta. Con razón la chica siempre me seguía a todos lados cuando iba a su casa. En verdad he quedado algo traumado.
Estaba recordando la carta aquella, y el dibujo de la pequeña que venía junto a la carta, donde supuestamente salíamos ambos en nuestra boda tomados de la mano, que no noté que la puerta de la Sala se abrió y de un momento a otro mis pesas desaparecieron y como consecuencia caí al suelo de espaldas. —¿Qué.. qué pasó?— Pregunté al aire estando en el suelo, mirando cómo el sitio cambiaba y aparecía comida por todos lados. Mis rasgados ojos estaban bien abiertos por el asombro, y al girarme para quedar boca abajo y así apoyar las manos para ponerme de pie vi a lo lejos unas piernas y al subir la mirada vi a una chica.. ¿en pijama? ¿Es eso un pijama? Entrecerré los ojos para ver su rostro y saber quien era, estaba en la entrada y no supe de quien se trataba hasta que habló. Me cuesta ver de cerca, ¿que ahora también no puedo ver de lejos? —¿Gaïa? ¿eres tú?— Demonios, ahora me estaba fallando en verdad la vista, ¿o qué? Ah no, si tenía una camiseta negra que parecía pijama, no eran mis ojos. La chica era de mi clase, y aunque no hablábamos mucho allí -porque no hago caso a nadie más que al profesor casi- nos llevábamos bien.
—¿Qué estás haciendo vestida así?— Comencé a pararme usando mis manos y cuando estuve de pie me sacudí la ropa, arreglando mi camiseta. Era extraño ver a alguien en pijama fuera de sus habitaciones, hasta en la Sala Común se podía.. ¿pero fuera? Bueno, al menos Gaïa andaba en su territorio, por decirlo así, la sala común de los leones estaba cerca, y la mía al fin del mundo. Me quedé viéndola algo intimidado, me sonrojé un poco también por su culpa, aunque a la distancia a la que estábamos no lo notaría. Suelo ser algo tímido cuando veo a una mujer así, no soy pervertido ni de esos chicos que mientras más poca ropa tengan ellas, más las miran. Así que por eso, evitaba mirarla un poco o si lo hacía, fijarme en su rostro, después de todo la Gryffindor era bastante bonita.
Estaba recordando la carta aquella, y el dibujo de la pequeña que venía junto a la carta, donde supuestamente salíamos ambos en nuestra boda tomados de la mano, que no noté que la puerta de la Sala se abrió y de un momento a otro mis pesas desaparecieron y como consecuencia caí al suelo de espaldas. —¿Qué.. qué pasó?— Pregunté al aire estando en el suelo, mirando cómo el sitio cambiaba y aparecía comida por todos lados. Mis rasgados ojos estaban bien abiertos por el asombro, y al girarme para quedar boca abajo y así apoyar las manos para ponerme de pie vi a lo lejos unas piernas y al subir la mirada vi a una chica.. ¿en pijama? ¿Es eso un pijama? Entrecerré los ojos para ver su rostro y saber quien era, estaba en la entrada y no supe de quien se trataba hasta que habló. Me cuesta ver de cerca, ¿que ahora también no puedo ver de lejos? —¿Gaïa? ¿eres tú?— Demonios, ahora me estaba fallando en verdad la vista, ¿o qué? Ah no, si tenía una camiseta negra que parecía pijama, no eran mis ojos. La chica era de mi clase, y aunque no hablábamos mucho allí -porque no hago caso a nadie más que al profesor casi- nos llevábamos bien.
—¿Qué estás haciendo vestida así?— Comencé a pararme usando mis manos y cuando estuve de pie me sacudí la ropa, arreglando mi camiseta. Era extraño ver a alguien en pijama fuera de sus habitaciones, hasta en la Sala Común se podía.. ¿pero fuera? Bueno, al menos Gaïa andaba en su territorio, por decirlo así, la sala común de los leones estaba cerca, y la mía al fin del mundo. Me quedé viéndola algo intimidado, me sonrojé un poco también por su culpa, aunque a la distancia a la que estábamos no lo notaría. Suelo ser algo tímido cuando veo a una mujer así, no soy pervertido ni de esos chicos que mientras más poca ropa tengan ellas, más las miran. Así que por eso, evitaba mirarla un poco o si lo hacía, fijarme en su rostro, después de todo la Gryffindor era bastante bonita.
Lee Gi Kwang» Hufflepuff - Mensajes : 222
Fecha de inscripción : 24/12/2011
Re: Time with my favorite stalker. [Gaia A. Parkin]
Me sentí un poco mal al estropear para Lee la sala de los menesteres, pero mi estomago crujía cada vez con más fuerza y me acerqué a una mesa llena de dulces mientras con ello me acercaba más al chico. El chico... Lee. ¿Cómo no lo había reconocido antes? Realmente soy como tonta. Quitando el como. Lo conozco por que ambos vamos a las mismas clases ya que somos del mismo curso, aunque no me dirige mucho la palabra en clases, parece muy absorto en ellas, como si solo estuvieran él y el profesor. No lo culpo, ojala fuera yo la mitad de aplicada que es él. Mis estudios en general no eran muy buenos, siempre hacía las cosas a última hora y tenía como costumbre llegar tarde. "Que alguien me explique como he llegado a ser prefecta." Era la pregunta que me hacía siempre nada más levantarme.
En cinco segundos mi mente recorre el mundo ante el maravilloso olor que desprendía esta sala en estos momentos, el olor a pan recién hecho me recordaba a un viaje a Francia donde había vivido mi único y primer año con mi madre. Sinceramente, no la recordaba a ella, pero saber que estábamos en la tierra donde viví con ella y me sentí muy feliz. O muy infeliz, ya que por culpa de esa estúpida lucha entre aurores y mortifagos me la habían robado.
Todo esto en cinco segundos, viajé a Francia y volví.
Agache la mirada ante la primera pregunta de Lee, culpa mía, yo era la culpable de que su espalda hubiese chocado contra el suelo y por culpa de mi personalidad me abalancé sobre Lee, olvidando su nerviosa forma de ser, y lo abracé mientras decía las palabras.- Lo siento, es que tenía mucha hambre.
Me separé en seguida, finalmente también me había reconocido, menudo par, o estamos bien ciegos, o lo nuestro es una enfermedad. "Despistados idiotizadous" (?). Me volví ha acercar a otra de las mesas donde encontraba el pan y la mermelada de frambuesa. Mi favorita. Mientras lanzaba alguna mira a Lee que preguntaba la razón de mi vestimenta tan cool que era el pijama. Es verdad...¿Qué hacía con el pijama?. Buena pregunta, ya se me había olvidado.- Creo que iba a darme un baño en el baño de los prefectos.- Creo. Que bonito matiz. Cualquiera diría que soy idiota, pero espero que no fuera Lee, un amigo, el que pensará eso.
Oscuridad, demasiada para mi gusto para una mañana en la que no tenía nada que hacer, por lo que en cuando se me pasó por la cabeza, miles de lamparas aparecieron sobre nuestras cabezas, alumbrando la sala entera.
Me senté en una mesa cercana a el lugar donde él estaba parado, colgando las piernas, balanceándolas como una niña pequeña. Claramente, hoy, me sentía feliz. Tanto como para no darme cuenta que era una niña encerrada entre cuatro paredes solo por el hecho de ser una chica con poderes. Tan siquiera era especial, había veces que envidiaba a la gente que no conocía la guerra que se vivía entre los magos. - Y ¿Qué te he estropeado yo a ti?.- Pregunte haciendo muchas cosas a la vez. Dos. Untar mi pan con mermelada y mirarlo sonriente. Mi pregunta hacía referencia a que estaba haciendo él antes de que yo llegara a estropear sus planes.
En cinco segundos mi mente recorre el mundo ante el maravilloso olor que desprendía esta sala en estos momentos, el olor a pan recién hecho me recordaba a un viaje a Francia donde había vivido mi único y primer año con mi madre. Sinceramente, no la recordaba a ella, pero saber que estábamos en la tierra donde viví con ella y me sentí muy feliz. O muy infeliz, ya que por culpa de esa estúpida lucha entre aurores y mortifagos me la habían robado.
Todo esto en cinco segundos, viajé a Francia y volví.
Agache la mirada ante la primera pregunta de Lee, culpa mía, yo era la culpable de que su espalda hubiese chocado contra el suelo y por culpa de mi personalidad me abalancé sobre Lee, olvidando su nerviosa forma de ser, y lo abracé mientras decía las palabras.- Lo siento, es que tenía mucha hambre.
Me separé en seguida, finalmente también me había reconocido, menudo par, o estamos bien ciegos, o lo nuestro es una enfermedad. "Despistados idiotizadous" (?). Me volví ha acercar a otra de las mesas donde encontraba el pan y la mermelada de frambuesa. Mi favorita. Mientras lanzaba alguna mira a Lee que preguntaba la razón de mi vestimenta tan cool que era el pijama. Es verdad...¿Qué hacía con el pijama?. Buena pregunta, ya se me había olvidado.- Creo que iba a darme un baño en el baño de los prefectos.- Creo. Que bonito matiz. Cualquiera diría que soy idiota, pero espero que no fuera Lee, un amigo, el que pensará eso.
Oscuridad, demasiada para mi gusto para una mañana en la que no tenía nada que hacer, por lo que en cuando se me pasó por la cabeza, miles de lamparas aparecieron sobre nuestras cabezas, alumbrando la sala entera.
Me senté en una mesa cercana a el lugar donde él estaba parado, colgando las piernas, balanceándolas como una niña pequeña. Claramente, hoy, me sentía feliz. Tanto como para no darme cuenta que era una niña encerrada entre cuatro paredes solo por el hecho de ser una chica con poderes. Tan siquiera era especial, había veces que envidiaba a la gente que no conocía la guerra que se vivía entre los magos. - Y ¿Qué te he estropeado yo a ti?.- Pregunte haciendo muchas cosas a la vez. Dos. Untar mi pan con mermelada y mirarlo sonriente. Mi pregunta hacía referencia a que estaba haciendo él antes de que yo llegara a estropear sus planes.
Gaïa A. Parkin»Gryffindor - Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 27/12/2011
Re: Time with my favorite stalker. [Gaia A. Parkin]
Con tanta comida que había aparecido cuando llegó Gaïa no me extrañaba que ahora el hambriento fuera yo, olía demasiado bien para aguantarse las ganas de probar algo. Lo que me preguntaba yo era si aquella comida era real, pues por lo menos los objetos sí parecían serlo, ¿pero los alimentos? En la Sala de Menesteres aparecía todo lo que tú deseabas, bueno.. siempre hay excepciones y cuando me daba por averiguar algo que no estaba en mi conocimiento, trataba de resolverlo. Quizás lo consultaría en la biblioteca o con alguien más durante el transcurso de la tarde, y así sacaría mi duda, lo que es ahora debía prestarle toda mi atención a la leona que estaba conmigo en ese momento, por educación y porque es una persona importante para mí. De la nada la chica fue a abalanzarse sobre mí, y me dio más verguenza el hecho de estar sudado por estar haciendo pesas que el contacto físico por mi timidez y por lo nervioso que soy, pero ya estaba junto a mí y no podía hacer nada. —No te preocupes, tu deseo es prioridad, asi que si tienes hambre aprovecha la comida que apareció..— Le respondí con amabilidad y una sonrisa de esas típicas mías en que mis ojos se vuelven una sola línea. Por algo me llaman "Smily Boy". Le correspondí al abrazo hasta que se alejó.
La seguí y para ver mejor busqué mis gafas que andaba trayendo en el bolsillo de la chaqueta y me las puse. Me acerqué de a poco en lo que ella me respondía a que se debía su vestimenta, y al escuchar lo que dijo no pude evitar soltar una risita, no por burlarme de ella, al contrario.. me parecía 'tierno' de cierto modo que respondiese aquello. —Pero, ¿no debiste haberte puesto otra ropa? Imagínate si no hubiese sido yo el que estaba aquí..— Siempre podría haber por ahí algún aprovechado o alguien que se burlara de ella por andar de tal manera y hacerla pasar un mal rato. Últimamente todos los Slytherins se quejan de que ha entrado mucha 'basura' al colegio, pero en mi humilde opinión, lo malo que ha entrado a Hogwarts son ellos, no sólo porque son tan cerrados de mente y creen que son superiores por ser sangre pura y eso, sino que hay muchos sicópatas pervertidos.. lo sé porque los he visto. Puede que yo resulte ser un perseguido, pero tiendo a mirar mucho a la gente, y cuando alguien me da mala espina prefiero guardar distancia y no acercármele, y trataba así mismo, de advertir a mis amigos.
Miles de luces se prendieron de repente, incluso creo que asusté un poco por eso, porque fue de la nada pero no tanto como para que Gaïa lo notase. Ella se sentó en una mesa y la miré, como sonreía y se preparaba un pan. —No has estropeado nada, sólo hacía un poco de ejercicio.— Le devolví la sonrisa hablando con calma, mirando hambriento la comida. —¿Te importa si.. como algo? Me antojé.— Le dije apuntando unos pasteles de chocolate con una cereza encima para adornar. Acomodé mis gafas tras pasarme la mano por la frente para limpiarme el sudor y tomé un jugo que estaba junto al pastel. No sé para que preguntaba si podía comer este último, si sacaba como si nada el líquido.. pero tenía sed. Supongo que fue bueno que ella apareciera, no me gustaba mucho estar solo, pero a esta hora nadie estaría vagando por el castillo debido a que era día libre.
La seguí y para ver mejor busqué mis gafas que andaba trayendo en el bolsillo de la chaqueta y me las puse. Me acerqué de a poco en lo que ella me respondía a que se debía su vestimenta, y al escuchar lo que dijo no pude evitar soltar una risita, no por burlarme de ella, al contrario.. me parecía 'tierno' de cierto modo que respondiese aquello. —Pero, ¿no debiste haberte puesto otra ropa? Imagínate si no hubiese sido yo el que estaba aquí..— Siempre podría haber por ahí algún aprovechado o alguien que se burlara de ella por andar de tal manera y hacerla pasar un mal rato. Últimamente todos los Slytherins se quejan de que ha entrado mucha 'basura' al colegio, pero en mi humilde opinión, lo malo que ha entrado a Hogwarts son ellos, no sólo porque son tan cerrados de mente y creen que son superiores por ser sangre pura y eso, sino que hay muchos sicópatas pervertidos.. lo sé porque los he visto. Puede que yo resulte ser un perseguido, pero tiendo a mirar mucho a la gente, y cuando alguien me da mala espina prefiero guardar distancia y no acercármele, y trataba así mismo, de advertir a mis amigos.
Miles de luces se prendieron de repente, incluso creo que asusté un poco por eso, porque fue de la nada pero no tanto como para que Gaïa lo notase. Ella se sentó en una mesa y la miré, como sonreía y se preparaba un pan. —No has estropeado nada, sólo hacía un poco de ejercicio.— Le devolví la sonrisa hablando con calma, mirando hambriento la comida. —¿Te importa si.. como algo? Me antojé.— Le dije apuntando unos pasteles de chocolate con una cereza encima para adornar. Acomodé mis gafas tras pasarme la mano por la frente para limpiarme el sudor y tomé un jugo que estaba junto al pastel. No sé para que preguntaba si podía comer este último, si sacaba como si nada el líquido.. pero tenía sed. Supongo que fue bueno que ella apareciera, no me gustaba mucho estar solo, pero a esta hora nadie estaría vagando por el castillo debido a que era día libre.
Lee Gi Kwang» Hufflepuff - Mensajes : 222
Fecha de inscripción : 24/12/2011
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